El Gobierno recoloca a la exdirectora de Cabárceno en la Sociedad de Cultura

Este puesto no estaba ocupado actualmente por nadie, ya que el PP no lo había cubierto desde que llegó a Peña Herbosa. La pasada legislatura lo desempeñó Carolina Pereda.

Tras apenas nueve meses al frente de Cabárceno, Elena Palacio renunció al cargo el pasado octubre, después de dos meses (agosto y septiembre) sin aparecer por las instalaciones en plena temporada alta de visitantes. Unas vacaciones obligadas tras serios desencuentros con el consejero de Turismo y cultura, Luis Martínez Abad, cuando todavía era director de Cantur. El mismo que, ahora, ya como consejero, ha decidido contar con ella para un despacho en el Palacio de Festivales y alejado, esta vez, de los recintos de los animales.

Elena Palacio, que fue número cuatro al Congreso de los Diputados en la candidatura del Partido Popular en las elecciones generales de julio de 2023, estuvo vinculada durante una década a CEOE como responsable de distintas áreas, entre ellas coordinadora general de Servicios (2015-2019), gerente de la Asociación del sector de la Automoción (Asecove) entre 2013 y 2015, directora de Federaciones y Asociaciones Empresariales y directora de Formación Empresarial y Empleo. Desde 2020 hasta su llegada a Cabárceno desempeñó la dirección de Relaciones Institucionales y Sostenibilidad de la Universidad Europea del Atlántico (Uneatlántico) como jefa de gabinete del rector.

Palacio llega ahora al cargo de directora territorial de la Sociedad de Cultura tras presentarse a un concurso público de méritos que, en la práctica, tanto antes con PRC y PSOE como ahora con el PP, sirve para poco, porque los criterios subjetivos acaban teniendo más valor que los objetivos a la hora de resolver. De hecho, en las bases del concurso para aspirar al puesto, además de ser mayor de edad y tener nacionalidad española o europea, solo se pide: «Estar capacitado para el desempeño de las funciones que se requieren (...) teniendo experiencia en puestos de responsabilidad directiva, en cargos de representación pública o en organización y dirección de equipos humanos». Es decir, unas condiciones generales que permiten al político de turno contratar a quien quiera, al entenderlo como un cargo de confianza.