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Lejos del glamour de sus primeros años, allá en la década de los 90, la discoteca Aqua se había convertido en un quebradero de cabeza para el Gobierno cántabro, como muchos otros inmuebles de propiedad pública sin uso, deficitarios y por los que nadie puja ... subasta tras subasta; un puñado de edificios -como La Pereda y Quinta Labat- cuya liquidación se presupuesta todos los años y siempre dejan un agujero en el capítulo de ingresos. Aqua, inaugurada hace 28 años, cuando su fama la convirtió en sede del Concurso de Miss España, sala de conciertos y escenario del programa de Nochevieja de TVE, se ha pasado la última década en esa lista de intentos infructuosos de venta, hasta que ayer la Consejería de Economía consiguió, al fin, quitársela de encima. La empresa Commercial Marine North Coast, en la que participa la firma cántabra Metaltec Naval (que recientemente estrenó en Santander la primera embarcación impulsada sólo por energía solar) ha comprado la pirámide abandonada del puerto de Raos por 221.040 euros, según ha podido saber este periódico.
La sala de fiestas -que también se llamó Driza en una segunda etapa- salió ayer a subasta pública por quinta vez en los últimos siete años, aunque en esta ocasión había algo distinto. El Gobierno sabía que, al menos, una empresa estaba interesada en ella y, al contrario que los años anteriores, encareció la venta. Aqua pasó a costar un 65% más, con un precio de salida de 305.939 euros, muy lejos de aquellos 185.000 euros con los que el Ejecutivo quiso quitarse de en medio el edificio hace dos años.
La Pereda. La residencia ubicada en El Sardinero está valorada en 6,5 millones de euros. El Gobierno la ha sacado a alquiler por 27.120 euros al mes.
Quinta Labat. El edificio, diseñado en 1895 por Casimiro Pérez de la Riva, está valorado en 3,3 millones. Salió por última vez a subasta en 2016.
Palacete de la calle Sol. Está valorado en 1,5 millones de euros.
Su nueva propietaria, especializada en la ingeniería naval y en la construcción y reparación de embarcaciones, enterrará definitivamente la historia de la discoteca y la convertirá en una nave donde desarrollar sus nuevos proyectos. Donde hace tres décadas Elton John tocó el piano ahora se armarán buques.
El edificio y el negocio fueron pasando de mano en mano hasta que la Seguridad Social lo sacó a subasta en 780.00 euros en el año 2011 por deudas del último propietario. Nadie pujó por la discoteca. Ese mismo año, el edificio fue adjudicado a la Comunidad Autónoma de Cantabria en pago de la deuda con la Agencia Tributaria por parte del concesionario. Desde 2014, el Gobierno regional lo ha sacado a la venta en tres ocasiones: primero en 257.000 euros, después en 219.000 y por fin en 185.000 euros. Nadie lo había querido hasta ahora.
Ni la propia Administración regional ha querido invertir en él para convertirlo en oficinas o almacenes. La restauración que necesita lo hacía inviable y, mientras tanto, el Gobierno ha tenido que hacer frente a los pagos derivados de esa propiedad. La pirámide se levanta en terrenos pertenecientes a la Autoridad Portuaria y el Ejecutivo paga por la ocupación del suelo (20.000 euros al año) y abona el Impuesto de Bienes Inmuebles (otros 20.000 euros) al Ayuntamiento de Camargo, municipio donde se encuentra, así como la vigilancia del edificio (25.000 euros). En total, más de 65.000 euros anuales.
En 2015, tras la entrada en vigor de una reforma legal en el Reglamento de Puertos, la concesión de ocupación del terreno se amplió hasta el año 2065. Un aliciente más para la empresa que ha querido hacerse cargo de la propiedad.
La macrodiscoteca había llenado un hueco en la ciudad en una época -los primeros años 90- en los que no existían ninguno de los tres palacios (el de Festivales, el de los Deportes y el de Congresos) que actualmente pueden albergar eventos multitudinarios. En sus buenos momentos Aqua tuvo una piscina interior, jardines, un pub con zona VIP, cafetería, cocina, lavandería, varias barras de bar y discoteca, así como un escenario para espectáculos con sus correspondientes camerinos.
De hecho, acogió todas las grandes citas que llegaban a Cantabria y fue escenario de los conciertos más importantes. Allí actuaron Miguel Bosé, Martes y Trece, Víctor Manuel y otros muchos artistas de primera línea de aquellos años.
La nueva empresa propietaria de Aqua no tendrá ningún ataque de nostalgia con la sala de fiestas. Commercial Marine North Coast derribará la famosa pirámide que desde hace tres décadas forma parte de la silueta de la bahía de Santander. Los 7.000 metros cuadrados de edificio, en su día con capacidad para 4.500 personas, se demolerán para construir un espacio adecuado para los proyectos navales de la empresa.
El tiempo, el abandono y algunos actos vandálicos han hecho mella en el interior del edificio, aunque su estructura de hormigón armado, hierro y cerramiento de láminas de policarbonato ha resistido bien todos estos años.
Los ladrones se han llevado todo lo que tenía algún valor, desde grifos hasta la instalación eléctrica. Solo quedan inodoros y lavabos. En la pista de baile no hay ya ni luces ni equipos de música. Quedan restos de la decoración que imita pinturas egipcias, dos grandes leones que dan acceso al recibidor del edificio y, en mitad de la pista, un cocodrilo de cartón piedra con media mandíbula arrancada. Al menos allí estaban cuando hace dos años un equipo de periodistas de El Diario pudo acceder a su interior.
La pista de baile actual, levantada en 2008 (con la última restauración de las instalaciones) ocultó la piscina que en origen tuvo el edificio en mitad del recinto, bajo la gran pirámide. En las diferentes barras de hostelería del recinto quedan vasos y platos rotos. Nada de metal (que tiene algún valor).
Después, la sala vivió momentos más bajos, aunque continuó siendo solicitada para grandes celebraciones, como las galas de la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria, la entrega de premios del deporte de la región o fiestas en Nochevieja que se recuerdan multitudinarias. En 2011 se celebró la última gran fiesta, la elección de Míster y Miss Cantabria, aunque la pirámide ya carecía del brillo de sus primeros tiempos de actividad.
Una vez vendida Aqua, el Gobierno regional tiene aún el reto de desprenderse de cuatro edificios vacíos con un valor millonario: La Pereda (6,5 millones), Quinta Labat (3,3 millones), el palacete de la calle Sol (1,5 millones) y la antigua escuela de música en Menéndez Pelayo (657.000 euros).
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