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La goleta 'Cantabria Infinita', que se marchó de Santander previo paso por los tribunales y cobrando una indemnización de 246.000 euros del Gobierno de Cantabria por incumplimiento de contrato, vuelve a casa para su puesta a punto. Lleva una semana en el varadero ... del Barrio Pesquero, «reparando y pintando el casco del barco. Nuestro centro de operaciones está en Bilbao. Primero hemos ido al puerto de Laredo a reparar, pero estaba hasta arriba y hemos venido aquí», explicó el personal a bordo de esta embarcación, que durante siete años, entre 2005 y 2012, sirvió de imagen y promoción de la bahía de Santander, traída por el Gobierno de Miguel Ángel Revilla.
Después de esta etapa, el Gobierno de Ignacio Diego decidió prescindir de sus servicios de manera unilateral aduciendo que era «claramente inviable mantener el coste de la goleta». Algo que el armador negó en todo momento, presentando la rentabilidad de las actividades que iban desde la formación de navegantes, a excursiones turísticas o salidas de grupos de escolares para conocer la fauna del Cantábrico.
La empresa Marea Roja, que siempre alegó que «la goleta se estaba utilizando como una herramienta política», presentó ante los tribunales sus cuentas saneadas y demostró que cumplía con sus obligaciones laborales, sociales y tributarias.
Una vez fuera de Cantabria y finalizada la batalla legal en 2014, la goleta tuvo que reinventarse como buque escuela navegando por el mar del Norte, cambiando su nombre por el de 'Atyla', como se llamaba el perro del armador Esteban Vicente.
En la actualidad, la espectacular embarcación de dos palos, construida en 1984 siguiendo el diseño de las goletas del siglo XIX, se dedica a viajar por toda Europa participando en festivales de barcos clásicos, una actividad que por la crisis del coronavirus se ha interrumpido. «La goleta no tiene hoja de ruta prevista para este verano. Estamos totalmente parados, ya que se han cancelado todos los festivales marítimos, y hasta septiembre, como pronto, no tenemos ningún evento», aclaró el armador.
En 2016 Rodrigo de la Serna inició el registro de una organización sin ánimo de lucro con objeto social, la Fundación Barco Escuela Atyla24, con el objetivo de que esta organización sea la que opere el velero. En la actualidad la fundación organiza viajes de aventura y de instrucción o 'coaching' a bordo del barco, y dedica las donaciones que recibe a un fondo de becas para personas con falta de recursos.
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