Gornazo desbanca a Saltacaballo como radar con más denuncias en Cantabria
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Ninguno de los dispositivos cántabros está entre los cincuenta con más multas de España, según Automovilistas EuropeosSi a uno le hablan de la A-67 y del punto kilométrico 191,6 tal vez no se haga mucha idea. Pero si le dicen que es el radar de Gornazo, en dirección Santander, le vendrá a la mente -si conduce- que es ... el de los cien kilómetros por hora como tope y es posible que hasta le venga a la mente una imagen de ese lugar concreto. Y mucho más -por su propio interés- después de leer esta información. Porque ese radar fue el que más denuncias formuló en el año 2019 en Cantabriasegún los datos de Automovilistas Europeos Asociados. Desbanca de ese puesto 'de honor' al famoso de Saltacaballo, un clásico de las multas. Pero tiene truco. El de la A-8 no aparece ni entre los cincuenta primeros (contando localizaciones fijas y móviles) en la región. Más que nada porque no ha estado operativo. Eso sí, ninguno de estos controladores de la velocidad cántabros está entre el medio centenar más 'multón' de España. Se quedan, de hecho, bastante lejos de los integrantes de esa lista nacional.
Los datos más significativos están en la tabla que acompaña esta información. El análisis de esos números deja, eso sí, varias ideas interesantes. Gornazo (dirección Santander) se llevó la palma con 10.852 denuncias, pero los dos que hay si uno toma Maliaño en sentido ida o vuelta superan al de la A-67. Tras dejar el túnel camargués en dirección a la capital, ese que marca el tope de 80, pilló desprevenidos -o precipitados- a más de 7.300 conductores durante el año pasado. Además tanto ese como su compañero de la vía de enfrente muestran cierta regularidad en los últimos años. Siempre en cifras altas (aunque en 2019 batieron su marca de los tres últimos balances). Y otra más, la lista de los diez primeros en Cantabria se contempla con siete puntos de la A-8 (la autovía a Bilbao). Muchos de ellos, muy próximos al punto kilométrico 144,4, justo el del controlador de Saltacaballo que en 2017 se hinchó a poner sanciones (cerca de 18.000). ¿Qué quiere decir esto? Que con ese aparato fuera de juego, los responsables de la vigilancia del tráfico han colocado sus controles de velocidad en las inmediaciones de ese punto durante muchos días. En un tramo de veinte kilómetros (en los dos sentidos de circulación) se concentran, de hecho, cinco de los siete radares que están entre los diez primeros a la hora de multar (y más, porque el número once en esa tabla lo colocaron también allí al lado).
40.147 denuncias generaron los radares en Cantabria en 2019 según los datos de Automovilistas Europeos Asociados (AEA).
41.598 denuncias en el año 2018. Es decir, 1.451 más que en el último balance.
42.173 denuncias en el año 2017 según los datos de AEA.
Más allá de autovías, el primer radar en una Nacional que aparece en la lista de AEA es uno en la N-611 (Santander-Palencia), que impuso 132 sanciones (puesto trece) y el primero de una carretera autonómica es uno en la CA-240 (Maliaño-Puente Arce), que está justo a continuación en la tabla (puesto catorce), con 127 denuncias.
Si uno repasa los números remitidos por la asociación a este periódico llaman también la atención los importantes saltos en la evolución de algunos radares. Pasa, de hecho, con el de Gornazo. De 222 denuncias en 2018 (y 53 en 2017), a las casi 11.000 del pasado año. O, incluso, con el de Saltacaballo. Líder indiscutible de la tabla en los años anteriores y desaparecido en el último recuento. Las respuestas están en un reportaje publicado por El Diario a mitad de 2019 (justo con el balance de los radares a tras el primer semestre). «Los problemas técnicos a veces inhabilitan este tipo de radares y en ocasiones las reparaciones se complican y se dilatan en el tiempo. Es lo que ha sucedido en este caso, seguro», justificaba entonces el máximo responsable de Tráfico en Cantabria, José Miguel Tolosa, respecto a lo que sucedía con el de Saltacaballo. «Lo que sucede es que hay muchos radares que tienen que pasar una especie de control anual, algo parecido a la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) que tienen los coches. Es un trámite por el que tienen que homologarse por el Centro Español de Metrología (CEM)», ampliaba Mario Arnaldo, el presidente de Automovilistas Europeos Asociados. «También suceden averías -insistía- que a veces tardan en repararse. Y, en ocasiones, el mismo presupuesto no alcanza para mantener todos los radares en orden. Tener al día una instalación de estas sale por unos 60.000 euros».
En todo caso, como resumen, el número total de denuncias formuladas por los radares baja por segundo año consecutivo en las carreteras de Cantabria. De las 42.173 de 2017 a las 40.147 del pasado año.
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