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No hacía falta tener una mente especialmente fantasiosa para imaginar que algo muy gordo estaba pasando ayer por la mañana en Santander. Las señales eran más que evidentes. Un gran número de agentes de la Policía sobre el terreno, vehículos circulando a gran velocidad por ... el centro de la ciudad, furgones rodeando la Estación Marítima... El que se diera un paseo por el frente marítimo de la capital pudo vivirlo en primera persona y conjeturar sobre las causas. Hubo incluso quien se percató de la existencia de patrullas camufladas. «Mucha poli en dirección a Puertochico. Siete coches, cuatro motos y una furgo camuflada», decía un mensaje de whatsapp que circuló por muchos móviles. Quizás algún asunto relacionado con la seguridad del Puerto, porque alrededor de esta infraestructura se concentraba gran parte de la intensa actividad.
«Hay una operación policial en la Estación Marítima», advertía otro de los comentarios que se reenviaron. Un tema de drogas, un intento masivo de entrada por parte de polizones... Error. Esta vez no fue nada de eso. Todo se debió a un gran simulacro policial que puso en alerta a quienes lo presenciaron. Una práctica de las muchas que realizan de forma regular los profesionales de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado de la que, en esta ocasión, las autoridades no habían avisado.
El simulacro coincidió además con la activación de un dispositivo que sí era real. El que consistió en la presencia de policías nacionales fuertemente armados caminando por el centro con motivo de la operación especial para evitar aglomeraciones en lugares muy concurridos que se pone en marcha cada año coincidiendo con estas fechas.
La operación de ayer tuvo como epicentro la zona de Puertochico y todo el frente marítimo, hacia donde se desplazaron numerosas patrullas, así como furgones camuflados y todo un despliegue de efectivos y medios de emergencias. Entre este ejercicio en ese lado de la ciudad y los policías armados en el otro -centrados en las calles comerciales-, más de uno pensó que en Santander estaba ocurriendo algo grave.
El simulacro consistió en un aviso de la colocación de una bomba en la zona restringida de la Estación Marítima. En él participaron efectivos de la Policía Local de Santander, la Policía Portuaria, miembros del Comité Consultivo del Puerto y personal de Emergencias de la Autoridad Portuaria de Santander (APS). Pasado el mediodía, toda la actividad salió de la calle y se desplazó en exclusiva al interior de la zona portuaria.
Según explican desde la APS, para poner a prueba la capacidad de respuesta era necesario no informar previamente. Sólo conocían el simulacro diez personas. El objetivo de este ejercicio era «cumplir con el Real Decreto de 2007 por el que se establecen medidas para la mejora de la protección de los puertos y del transporte marítimo». Un chasco para los más fantasiosos.
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