El Gran Tanque «al servicio de la sociedad»

Ni siquiera en las semanas del confinamiento duro los técnicos dejaron de acudir a estas instalaciones, donde se pueden simular las condiciones de viento, oleaje y corrientes de cualquier parte del mundo, y, por tanto, donde se pueden desarrollar tecnologías y soluciones complejas en el medio marino. Ahora, el Gran Tanque celebra -este lunes, Día Mundial del Agua- su décimo aniversario y una serie de hitos científicos y económicos. He aquí algunos ejemplos: 14,3 millones captados; un retorno económico de casi 2,5 veces la inversión autonómica realizada; huella en veinte países, y hasta 12.000 escolares invitados a comprobar in situ cómo se baten sus aguas para innovar con patentes, trabajar en energías renovables o mirar un poco más de frente el cambio climático.

Álvaro Álvarez Vázquez, como el Gran Tanque, también cumple diez años (y 19 días) en el instituto. Hace seis años dio el salto a la jefatura de Laboratorio. Un reto enorme, pero más liviano gracias al apoyo de sus compañeros.

Álvarez Vázquez ha participado en los 70 ensayos realizados en el Gran Tanque desde su inauguración, en marzo de 2011, en un acto al que acudió la por entonces ministra Cristina Garmendia y que copó muchas portadas por lo innovador de la infraestructura, por la inversión que suponía, por su absoluta singularidad. En estos diez años, se han acometido ensayos muy laboriosos, con fondo de arena y la obligación, prueba tras prueba, de volver al estadio inicial para así poder evaluar los efectos del oleaje o las corrientes; y también los ha habido más sencillos (una sencillez entrecomillada), con dispositivos flotantes, por ejemplo. «Todos ellos son un reto cuando comienzan: no dejan de ser novedosos, y pocas veces se repite exactamente el mismo ensayo, la misma tipología; y cuando se repite algo similar a lo anterior es porque hay algún cambio, alguna novedad o innovación que se quiere testar y que te lleva a pensar soluciones y alternativas», cuenta. Por eso hay que estar en formación continua. «Y eso es lo que me gusta, que no paras de aprender».

Álvarez capitanea el Laboratorio, que es el departamento del Gran Tanque que sabe qué maquinaria utilizar, cómo hacerlo, que todo lo conoce sobre los generadores de corriente, la instrumentación de medida o las palas. Cuando se inicia un proyecto, este grupo se funde con los equipos de investigación, que son los que llevan a cabo el diseño del ensayo, la supervisión de resultados y los informes. «Funcionamos como un conjunto».

Raúl Guanche García encarna ese eslabón investigador. Es responsable del Grupo de Ingeniería Offshore y Energías Renovables Marinas, y artífice de múltiples ensayos en el Gran Tanque, donde trabaja desde prácticamente el principio.

Construirlo, apostar por esta forma de hacer ciencia fue un salto cualitativo de primer orden. «Si podemos buscar un símil automovilístico, el Gran Tanque es un ferrari. Nos permite el desarrollo de un conjunto de actividades de investigación, en este caso ensayos, que de otro modo no sería posible realizar -y prácticamente, en ningún lugar de España-. Ahora mismo, gracias a esta infraestructura, Cantabria es capaz de competir a nivel nacional e internacional en el desarrollo de proyectos muy relacionados con ingeniería offshore para el desarrollo, promoción y mejora de todo tipo de infraestructuras de la economía azul», explica.

Esta economía azul es un nicho para la investigación y la ciencia aplicada; es poner el foco en la energía undimotriz, eólica marina, solar flotante, la acuicultura en espacios abiertos... Y el Gran Tanque, añade Guanche, permite trabajar en todo esto con la «calidad» e instrumentación necesarias. «El Gran Tanque nos ha permitido posicionarnos gracias a una gran infraestructura». Un ejemplo sería el proyecto Mermaid ('proyecto Sirena'), financiado por la UE, y que aglutina a 28 centros, universidades y empresas del sector de las renovables de doce países.

Javier López Lara es responsable del Grupo de Infraestructuras Costeras e Hidrodinámica, profesor titular de la Escuela de Caminos de la UC, y testigo los cambios del Gran Tanque en estos diez años, todos para «mejorar la capacidad y las posibilidades de esta infraestructura científico-tecnológica» y, por tanto, desarrollar mejores ensayos y «ampliar su rango de utilización».

En esta década se ha construido un canal de oleaje corriente, capaz de generar ondas de tsunami, y también una zona de pruebas, donde por ejemplo, «hemos reproducido un tramo del río Támesis, otro del río Danubio; y hemos hecho ensayos para estudiar el comportamiento hidráulico de plantas desaladoras, donde estudiábamos, por ejemplo, el comportamiento del sistema de bombeo», explica. Uno de sus clientes ha sido el Reino de Bahréin (y un 37% de los proyectos del Tanque han implicado transferencia tecnológica a empresas e instituciones de 20 países).

Los ensayos empujan el conocimiento científico y son, a la vez, fuente de riqueza; un «tractor» económico para Cantabria. Estas afirmaciones, que pueden resultar grandilocuentes, se traducen, para empezar, en la contratación del suministro de tecnología con empresas locales para «valorizar el uso del Gran Tanque dentro de la región», explica López Lara. A nivel nacional e internacional, la infraestructura es un «reclamo» para esos investigadores que quieren usarlo, pero también para adquirir los productos que genera.

¿Y en otros diez años? ¿Qué será entonces del Gran Tanque? «Seguiremos trabajando para mejorar las capacidades del tanque, y no solo los equipos, técnicas y metodologías. La idea es incorporar cada vez más elementos que nos permitan aumentar la capacidad de los ensayos y ser más eficientes; y poder ensayar soluciones que demande la sociedad. Porque, al final, uno los pilares del IHCantabria es hacer ciencia, y revertirla directamente en la sociedad. Damos un servicio a la sociedad».