«Le grité: ¡René! Y cuando se giró le solté un machetazo»

En la apertura del juicio, que continuará la próxima semana, han declarado los tres acusados, la víctima (por videoconferencia porque se encuentra en prisión por unos hechos que no tienen ninguna relación con estos otros) y un testigo directo de la agresión, que a preguntas de la fiscal –las defensas respectivas apenas han intervenido hoy– han ofrecido una versión coincidente en lo básico de los hechos, recogidos por las cámaras de vigilancia del establecimiento.

Según el escrito de acusación, el suceso se produjo en febrero de 2022, el día 22, en concreto, luego de que la víctima acudiera al bar que regenta en Santander el hermano de uno de los tres procesados para reclamarle un dinero que al parecer le adeudaba. Como no lo encontró en el local, donde según uno de los acusados, que trabaja allí de camarero, «se mostró muy agresivo», se marchó del lugar.

«Borracho» y «drogado», como él mismo ha admitido que estaba, el hombre se dirigió a una peluquería para cortarse el pelo. «Pero como estaba bebido y yo tenía más clientes en el local, le dije que se fuera», ha declarado el dueño del salón, que, al rato, salió del establecimiento para comprar un ambientador en el supermercado Lupa que está en la calle Vargas y de camino se le encontró sentado en un banco. «Me acompañó», ha dicho el peluquero, que recuerda que en el trayecto la víctima le contó sus problemas con el dueño del bar. «No, no vi que nadie nos siguiera», ha contestado a preguntas de la fiscal.

«Yo llegué al bar cuando él ya se había marchado», ha explicado el hermano del propietario, que ha reconocido que al saber que la víctima había proferido amenazas contra su hermano, cogió «un machete» (en el escrito de acusación se especifica que el arma era una catana con una hoja de 42 centímetros de larga) y «un bastón» y salió en busca de la víctima, a la que localizó en el supermercado.

El procesado, que ha asegurado que entró al supermercado solo y que los otros dos acusados aparecieron después, ha reconocido abiertamente la agresión. «Le grité: ¡René! Y cuando se giró, le solté un machetazo», ha explicado el encausado, que ha negado, como dice el Ministerio Fiscal, que el ataque se produjera por la espalda.

Esta versión la ha corroborado el segundo declarante, el camarero, que ha dicho que él entró detrás «con un pequeño cuchillo» (las diligencias dicen que tenía una hoja de 18 centímetros) y vio a la víctima voltearse al escuchar su nombre. El tercero no se ha pronunciado sobre esto porque, según él, no pasó de la puerta del local y, si acaso, recuerda haber tirado «una lechuga o algo» a la víctima, que en su declaración también ha querido aclarar que el ataque se produjo de frente. «Y no me hizo más daño porque no quiso», ha remachado desde la cárcel el hombre, que contó «siete puñaladas» por las que tuvo que ser ingresado de urgencia en el Hospital Valdecilla.

El juicio, en el que las defensas intentarán desmentir la parte del relato en el que la Fiscalía asegura que el ataque se perpetró a la espalda de la víctima y «con ánimo de menoscabar seriamente su integridad física y siendo conscientes y aceptando que pudieran incluso causar su muerte», continuará la próxima semana con nuevas testificales, las pruebas periciales y las conclusiones finales.

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