Secciones
Servicios
Destacamos
Las calles cambiaron de color hace un año. Era 8 de marzo (8M) y todo se tiñó de morado. Miles de mujeres –y también muchos hombres– caminaron juntas en una marea imparable y pacífica, reivindicativa y solidaria, nunca vista antes. Cantabria, España entera, fue noticia en positivo.
El movimiento feminista se hizo visible a través de todos los perfiles. La estudiante universitaria y la de instituto;la madre con sus hijas; la empresaria; el ama de casa; la inmigrante; la doctora o la enfermera;la dependienta yla periodista...
Lo importante de esas marchas no era el destino, sino el hecho de recorrer ese camino más juntas que nunca, conscientes de que algo estaba cambiando con esos pasos que ganaron pulso con el rejuvenecimiento de la movilización. Porque muchas de las voces que lideraron la marea humana que recorrió las calles de decenas de capitales españolas apenas alcanzaban la treintena, incluso tampoco la veintena. Fue ese ímpetu renovado, nacido en el seno de una juventud luchadora, el que dejó patente que el cambio ha llegado para quedarse. Que a todo lo conseguido hasta ahora habrá que sumar lo que se logrará en años venideros;aunque los agoreros avancen que los cambios son lentos, que las sociedades no se transforman a golpe de impulso, que hace falta tiempo.
Ahora, cumplido un año de aquella primera sacudida, cabe preguntarse hasta qué punto ese impacto ha calado en la masa social. ¿Han aumentado los derechos de las mujeres? ¿Se han roto los techos de cristal? ¿Se ha potenciado la sonoridad? ¿Son distintos los mensajes desde los cargos directivos de empresas, instituciones o centros educativos? ¿Tienen las niñas una mayor conciencia de sus posibilidades?
Los medios de comunicación son un vehículo básico para reflejar la realidad y por eso El Diario Montañés expondrá durante las próximas jornadas distintas sensibilidades y puntos de vista en torno a esta cuestión para comprobar si realmente ha habido un antes y un después tras el 8M.
Este primer reportaje reúne a personas destacadas en diferentes puestos de gestión en el ámbito regional. Mujeres en cargos nunca antes desempeñados por alguien de su sexo, y hombres en posiciones vetadas hasta el momento al género femenino. Hoy, ellas han alcanzado los círculos de influencia en España; y desde ahí han logrado cambiar el discurso. Europa vive un emocionante despertar al respecto. En España, Alemania, Italia o Francia tienen previsto salir a la calle también este año para hacer gala de esa fuerza común, y también para espolear a las que en otros países sufren las censuras de un sistema machista, anclado en el pasado, que limita los derechos femeninos con legislaciones caducas o una sociedad que aún no asume que han llegado nuevos tiempos.
El cambio es imparable, pero no suficiente, por el momento. Es una de las conclusiones en la que confluyen las participantes en esta primera reflexión. Se ha avanzado, se han removido conciencias y se han dado pasos adelante para conseguir mayor equidad. Pasos que tienen que ir, consideran, de lo más cercano a lo más lejano. Empezando por la familia y los amigos, para llegar al ámbito laboral. Un pequeño goteo que alimente la ola.
Pero nadie se lleva a engaño. Aún queda mucho por hacer, especialmente en ciertos ámbitos, como el investigador, donde la directora del Instituto de Física de Cantabria, Teresa Rodrigo, continúa viendo «muchos sesgos por cuestiones de género, especialmente en lo referido a la promoción de las carreras científicas». Asumir cargos de responsabilidad donde nunca antes había estado una mujer añade presión al cargo.«Estamos más expuestas a las críticas», revela Dolores Gorostiaga, primera presidenta del Parlamento cántabro desde su puesta en marcha en 1979 como Asamblea Mixta. Por eso lo importante es continuar la lucha. «El 8 de marzo se ha convertido en motor del cambio social. Y es que, si no hay movimiento, no hay cambio», defiende Gema Díaz Real, primera presidenta de Sniace.
Dice que habría que preguntar a los diputados o a los trabajadores del Parlamento cántabro si han notado algún cambio en el estilo desde que asumió la presidencia. Defiende, eso sí, que en puestos como este «es más eficaz el diálogo que la testosterona irracional» y reconoce haber sentido «responsabilidad» por ser la primera en presidir la Cámara, así como el hecho de estar «más expuestas a las críticas».
Tras el 8M del pasado año, Gorostiaga considera que la conciencia social ante la desigualdad «ha crecido de forma muy sustancial», especialmente entre las jóvenes que «han perdido el miedo a denunciar». La socialista afirma que «para las que contamos ya con unos cuantos años de lucha por la igualdad entre hombres y mujeres, supone una esperanza que esa semilla de justicia vaya creciendo», aunque «algún pedrisco amenace esos tiernos brotes». Define así lo que considera «una vuelta al pasado» que propugnan algunos partidos «donde se quiere que las mujeres volvamos a un papel doméstico y reproductivo». Lo más «sangrante» es, a su juicio, «que se ponga en duda el hecho cierto de que el machismo sigue matando en España».
Para enfrentarse a esas situaciones, su consejo a las mujeres es «que no se callen, que busquen ayuda, que denuncien, que no toleren ni el más mínimo gesto, palabra o acción que suponga un menoscabo hacia su persona».
La última reflexión es optimista y menciona la labor del Parlamento cántabro, a punto de aprobar la Ley de Igualdad para avanzar en este campo «con la implicación de todos y todas».
Con que a mí me acepten los santanderinos, sin ningún tipo de distinción por ser hombre o mujer, ya se demuestra que ha habido un progreso en la sociedad», afirma la regidora santanderina, primera en ocupar el cargo en la ciudad.
Asume que no todo el mundo encajó igual su nombramiento, pero considera que «posiblemente tenga más que ver con la edad o la educación de esas personas, incluso con la costumbre». Pero la sorpresa va desapareciendo y «cada vez ganan más terreno los aspectos relativos a la gestión sobre el hecho de ser mujer».
El ejemplo de los políticos es necesario, pero Igual prefiere «hablar de personas» y diferencia «el discurso políticamente correcto de la gestión en igualdad de oportunidades». Critica también a quienes por obtener réditos con sus malas prácticas «quieren dar a entender que ser mujer puede ser una debilidad».
Los populares cántabros acaban de elegir a una candidata a la presidencia regional y a ella misma como candidata a la Alcaldía. «No me reconozco en un partido que no da igualdad de oportunidades», indica al respecto.
Desde su posición, anima a las mujeres a luchar contra la desigualdad «en su día a día», desde sus propios hogares, con la educación de los niños y la concienciación de todo el entorno familiar, en el ámbito profesional... «Vivimos en un país en el que las mujeres tenemos todos nuestros derechos perfectamente reconocidos y en el que las dificultades se presentan a la hora de ponerlos en práctica. Y eso requiere que todos estemos involucrados».
El 8M ha conseguido convertirse en el «motor de un cambio social», afirma la presidenta de Sniace, primera en desempeñar ese cargo. Una situación que ya vivió cuando fue la primera mujer en presidir la CEOE. En ambos casos, no cree que en su currículo «pese la etiqueta de ser mujer», sino que ella misma ha ido «definiendo» su carrera directiva, formándose y adaptándose «a nuevas realidades empresariales». En el caso de la factoría de Torrelavega, añade además que el Consejo de Administración ha valorado «lo que es mejor para la compañía».
Aunque reconoce que queda camino por andar, Díaz Real cree que la sociedad del siglo XXI «cada vez considera a la mujer igual de capacitada que el hombre para ocupar puestos directivos y no ser objeto de más críticas por ello», si bien, en la sociedad actual, «todos estamos sometidos a un gran control». Una exposición a través de los medios o las redes sociales, por ejemplo, que obliga a estar sujeto a determinadas críticas. «Cuando se acepta un cargo de cierta relevancia o trascendencia pública, asumes las consecuencias que por suerte o por desgracia son inherentes al mismo».
Si bien su deseo sería que el 8M no tuviera que existir como jornada reivindicativa, su mensaje para las mujeres es que «sigan trabajando, formándose, luchando por su futuro y confiando en sus capacidades». Y añade «que denuncien las desigualdades cuando se produzcan y que no se cansen de reclamar sus derechos». Porque, concluye «no hay cambio sin movimiento».
Ella lo ha sufrido en su carrera profesional:«Por el hecho de ser mujeres estamos más bajo la lupa y en general ocurre en todas las profesiones en cuanto alcanzamos un puesto de gestión». La solución, dice, está al alcance de la mano. Consiste en legislar y en obligar a que se cumpla la ley. «Es como un círculo virtuoso. Por un lado, la sociedad demanda avances que se deben traducir en nueva legislación. Yeso hace, al tiempo, que la sociedad avance».
Ella es la primera mujer al frente del Instituto de Física de Cantabria (IFCA) y también una de las primeras que han liderado algunos de los trabajos más importantes que se desarrollan en el gran acelerador de partículas de Ginebra, donde continúa investigándose la naturaleza de la materia y el universo. «Es un ámbito, el investigador, donde continúa habiendo signos claros de estereotipos de género. Hay sesgos muy fuertes en lo que se refiere a la promoción profesional de las carreras investigadoras», denuncia.
Suerte que hay puntos de inflexión que marcan el camino hacia el cambio. Sucedió el pasado 8 de marzo, cuando la marea humana tomó las calles. «Sí que hay más conciencia. Ha habido más acciones encaminadas a cambiar las cosas, sobre todo en ámbitos tan sensibles como la violencia machista. Esto no quiere decir que todo se esté traduciendo en un cambio social radical, pero se está avanzando seguro». Y de fondo siempre estará la actitud de cada mujer. «Mi mensaje a todas las chicas es que siempre hagan lo que les dicte su interés, sin pensar en los condicionantes de género».
Desde que se fundara la institución académica en 1932 (como Universidad Internacional de Verano de Santander), nunca antes había tenido a una mujer al frente. Un cambio más que se suma a otros tantos que se están convirtiendo en el reflejo social de una demanda global que tuvo su reflejo simbólico en la marea humana del pasado 8 de marzo. «Aquel movimiento tuvo unas consecuencias mucho más que simbólicas. Y ahora hablo más como socióloga que como mujer. Las manifestaciones del pasado año no se han traducido en un cambio radical, pero sí estimulan una conciencia colectiva que se traduce en cambios en la opinión pública», explica.
La universidad ha sido un coto de hombres muy cerrado, sobre todo en los puestos de gestión. Es, de hecho, donde nace el concepto de techo de cristal. Ese límite invisible que parece cerrar a las mujeres la puerta de los despachos directivos, incluso pese a que son mayoría en las aulas de los primeros cursos. «Hay muchos puestos de gestión de mujeres en las universidades, donde se trabaja mucho pero no se tiene visibilidad». «Por suerte, los techos de cristal están desapareciendo». Aunque opina que lo primero, lo más importante, es modificar la conciencia social del problema.
«Por el hecho de ser mujeres a veces estamos sometidas a críticas facilonas y superficiales, los llamados chascarrillos de café, muy poco serios. Aunque luego es cierto que conforme va pasando el tiempo, y va demostrándose la valía de cada una, esos comentarios terminan por desaparecer».
La mujer va a ocupar todos los cargos que le corresponden, entre ellos las máximas responsabilidades de representación institucional y política».
No es una visión baladí, pues procede de Miguel Ángel Revilla, al frente de la Presidencia regional, terreno vedado hasta el momento a cualquier mujer. Si bien es cierto que, como él mismo recuerda, sí ha habido presidentas en instituciones muy relevantes, como el Congreso de los Diputados o el Parlamento autonómico. «Es cuestión de tiempo que llegue a la presidencia».
Tras toda una vida dedicada a la política, Revilla considera que desde este ámbito sí se da ejemplo, pero no suficiente «y hacen falta más esfuerzos». Esfuerzos que deben dirigirse, a su juicio, hacia quienes promueven políticas encaminadas a «mermar los derechos de las mujeres». Se muestra categórico en ese sentido, afirmando que «nunca» se plantearía un futuro pacto de gobierno con un partido que tiene la discriminación de género en su ideario.
«El PRC está en las antípodas de quienes defienden esos postulados», añade. Si bien es cierto que los regionalistas no se han estrenado en el nombramiento de consejeras en las áreas de gobierno cuando han formado parte del mismo, acaban de designar a Paula Fernández secretaria de organización, sumándose a otras cuatro mujeres con cargos ejecutivos en el partido. En su caso, sí que ha tenido como socias de gobierno a sendas mujeres, ambas en el organigrama socialista; Lola Gorostiaga primero y Rosa Eva Díaz Tezanos, después.
Creer por encima de todo en la igualdad es, según el presidente, la clave para acabar con las barreras que aún existen. «La educación juega un papel primordial para conseguirlo», expone, aunque «también debemos ser estrictos en el cumplimiento de las leyes que combaten la discriminación y, por supuesto, hay que reforzar las herramientas para luchar contra la violencia de género».
Respecto a la «enorme marea feminista» del año pasado, Revilla considera que ha servido para «remover muchas conciencias y que la sociedad se posicione definitivamente».
Recuerda el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria (TSJC) que, cuando estudiaba, más de la mitad de la promoción de Derecho eran mujeres, «casi el mismo porcentaje existía en mi promoción de la escuela judicial» y son mayoría en las últimas promociones de la carrera judicial. Es un reflejo, dice, de que la situación de la mujer en el ámbito laboral «evoluciona favorablemente desde hace más de treinta años».
De las dos salas que integran el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria, dos, la de lo Contencioso Administrativo y la de lo Social han sido presididas por mujeres. La presidencia de la Sala de lo Civil y Penal y del propio Tribunal, no. «En los treinta años de existencia de este tribunal, nunca ha optado ninguna mujer a presidirlo», explica y regresa a las cifras de licenciadas en Derecho para concluir que, de acuerdo a esos datos, «parece obvio que compañeras de la carrera judicial optarán a presidirlo en un futuro próximo».
Los responsables judiciales tienen un papel clave a la hora de dibujar la evolución de la sociedad –adecuada a sus leyes– cuando de igualdad se trata. «Los jueces y juezas somos servidores públicos y nuestra principal función es proteger los derechos y libertades de la ciudadanía. El primer mecanismo para ello es el ejemplo», indica. Para López del Moral, el machismo es «una clara expresión de desigualdad injustificada y no podemos permanecer pasivos frente al mismo».
Mirando de nuevo al pasado, recuerda el magistrado que el Tribunal Constitucional, al menos desde el año 1992, acuñó el término «derecho desigual igualitario» para referirse a aquellas medidas que favorecen a quienes están en situación de desigualdad para que puedan revertir esa realidad. «Creo que en el ámbito de la Administración Pública se ha trabajado mucho en este campo y se han obtenido logros importantes», indica.
Defensor a ultranza de la independencia judicial, reconoce que el mayor esfuerzo debe hacerse «en nuestro entorno más cercano, la familia», extendiéndolo luego a nuestro ámbito laboral y social. «Educar en igualdad es el primer paso y no debemos olvidar que todos tenemos una responsabilidad compartida», concluye.
Reconoce que cree poco en la posibilidad de que los cambios radicales se produzcan en la sociedad, pero sí cree que se produjo «un enorme impacto de visualización del problema de falta de igualdad». Ese hecho lo ha colocado «de forma definitiva» en la agenda de las instituciones y «quiero creer que también en el de cada persona», dice Ángel Pazos, rector de la Universidad de Cantabria (UC). La consecuencia directa de este proceso es, a su juicio, una mayor atención a la detección de «todos aquellos signos de desigualdad de género, no solo los más groseros, sino también los más sutiles».
Una educación en igualdad resulta «fundamental». Es uno de los tres grandes frentes en los que actuar. El segundo serían «los cambios normativos que garanticen esa igualdad en todos los aspectos» y aquí se incluye «la discriminación positiva razonable cuando haga falta». Finalmente menciona las «medidas de conciliación» y especifica que todo ello al margen «de una atención eficaz en la prevención y persecución de la violencia de género».
El profesional universitario tiene «una responsabilidad especial» en cuanto a la lucha con cualquier manifestación de machismo. «La mayor parte de las mujeres ya son conscientes de ello, pero venimos de una situación en la que el entorno social ha sido de clara desigualdad». Vencer las inercias que tiene el mantenimiento de situaciones heredadas es, según Pazos, «nuestra obligación».
El equipo de gobierno con el que se presentó a las elecciones universitarias estaba cerca de la paridad (cinco varones y cuatro mujeres) y los miembros del Consejo de Gobierno de la UC que él tiene potestad de nombrar son mujeres en un 42%. Destaca que están «impulsando» la redacción de un nuevo Plan de Igualdad en la institución pero «es mucho lo que queda aún por hacer».
Sobre la posibilidad de que una mujer llegue al rectorado de la UC, explica que «el único requisito es ocupar una cátedra de universidad». Aunque «con muchas dificultades y menor velocidad de la deseada» se está incrementando el acceso de mujeres a ese nivel educativo, por lo que «será más frecuente que haya candidatas y por lo tanto también rectoras» y ejemplifica las cifras: «Cuando llegué al Rectorado solo había una rectora en España. Ahora ya son siete».
El «impacto simbólico» de lo sucedido en las calles el pasado 8 de marzo «marcó un antes y un después» en la lucha por la igualdad de la mujer. «Creo que, aunque aún se está lejos de esa merecida igualdad, se ha creado un clima donde están más presentes la visualización de las reivindicaciones relativas a la precariedad en el mercado de trabajo, la existencia de barreras a su proyección profesional o la discriminación en lo concerniente a los salarios».
Confiesa no conocer casos de discriminación por género en su ámbito profesional. No al menos en todo el entramado de AENA, donde «más del 35% de la plantilla son mujeres y un 44% son directivas o tituladas», confirma.
Por eso, que nunca una mujer haya alcanzado la dirección del aeropuerto Seve Ballesteros «no se debe a una cuestión de género. Hay varios aeropuertos en la red de Aena que las tienen al frente. Los dos de mayor tráfico, Adolfo Suárez Madrid-Barajas y Barcelona-El Prat, están dirigidos por mujeres, así como otros siete aeropuertos más», confiesa. Ese ejemplo no es extrapolable a todos los ámbitos profesionales. Lo sabe bien.
Por eso advierte de que lo importante es ir alimentando la conciencia social de que este problema debe convertirse en un asunto de todos. «Animaría a hombres y mujeres que se vean en situaciones de desigualdad, por cuestión de género o de otra índole, a que persigan y pongan de manifiesto estas situaciones. Callándolas y ocultándolas no se consigue nada. Es necesario visualizarlas para crear conciencia social de ellas».
Es de la opinión de que quizá en el ámbito político podría trabajarse más en este sentido. «Es cierto que hay gente que está más implicada que otra, pero lo deseable es que todo este problema se quede en una simple anécdota»;aunque es consciente de que es muy complicado. Igual que la gestión desde un puesto de responsabilidad, «seas hombre o mujer». «Toda persona que se dedica a una actividad pública está expuesta a la crítica, independientemente del género», defiende alejado de quienes reivindican que sobre la mujer pesa una mayor vigilancia.
En un mundo tradicionalmente dominado por hombres, el del estudio de la Prehistoria es un entorno donde poco a poco algunas mujeres brillantes logran abrirse camino. «El problema de fondo es que ha sido una disciplina académica muy masculina. De hecho, en sus inicios tuvo un carácter muy clerical. Los grandes estudiosos de la Prehistoria eran sacerdotes», recuerda Roberto Ontañón, director del Museo de Prehistoria, que, desde su inauguración, en 1926, nunca ha tenido oficialmente a una mujer en el máximo cargo de gestión.
«Ahora, en el entorno más cercano, comenzamos a ver cómo hay mujeres que están desarrollando investigaciones que cuentan con ayudas europeas y reconocimientos más importantes de lo que han logrado muchos hombres, como la investigadora Ana Belén Marín, del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas (Iiipc), que ha alcanzado la más alta distinción de investigación europea».
Pero los tiempos cambian, y esa tradición masculina de esta ciencia está dando paso a una concepción más justa y equitativa. «Hay que pensar que al ser un conocimiento elaborado por hombres tiene un sesgo masculino. Se habla de hombre de cromañón, de hombre prehistórico, nunca de mujer».
Para eso se puso en marcha, ya por la década de los setenta, la llamada arqueología de género. Un movimiento con el que se buscó dar la vuelta a estos conceptos. «Todo esto arrancó en EE UU hace décadas, pero es ahora cuando parece que cobra más fuerza». Tanto es así que uno de los últimos congresos más importantes que existen en este entorno académico, el que organiza la Asociación Europea de Arqueólogos (AEA), incluyó este año una ponencia dedicada en exclusiva a los abusos machistas en el laboratorio.
«A algunos compañeros no les sentó bien,pero lo cierto es que ha habido muchos casos de mujeres que han sufrido este abuso o acoso en sus puestos de trabajo, en excavaciones... Lo que hay que pensar es que algo está cambiando para que en un congreso de estas características, donde nunca antes se había hablado de esto, se incluyera este año una ponencia así y tuviera el éxito que tuvo. Es un gran avance porque ya no hay tapujos al hablar de ello».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.