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CONSUELO DE LA PEÑA
SANTANDER.
Viernes, 2 de agosto 2019, 07:30
El Club Deportivo Parayas languidece sin uso tras su cierre en noviembre del año pasado. Amenazado de ruina, el Grupo Pitma, accionista mayoritario del ... Racing de Santander, asomó con un proyecto deportivo ambicioso que suponía la salvación de uno de los clubes más veteranos de Cantabria y del norte de España. Pero, en el último momento, Pitma se ha dejado arrebatar Parayas por una sociedad inversora, Jara Inversiones del Norte SL, que mejoró en 300.000 euros su oferta.
El grupo inversor, con sede social en Medio Cudeyo, ha ofrecido dos millones por los terrenos, instalaciones y derechos de cobro de Inmobiliaria Parayas, sociedad matriz propietaria del club deportivo, frente a los 1,7 millones que Pitma puso sobre la mesa. Ante esta situación, los administradores concursales, que tutelan el Club Parayas desde que en 2014 entró en concurso de acreedores asfixiado por las deudas, han pedido al juez de lo Mercantil que adjudique la propiedad de los bienes de la sociedad deportiva al mejor postor, es decir, a Jara Inversiones del Norte. La solicitud entró en el órgano mercantil el pasado 23 de julio y habrá que esperar al pronunciamiento judicial para que la transmisión sea efectiva y el Club Parayas pase definitivamente a manos de los inversores, un proceso que podría demorarse varios meses si el juez Carlos Martínez de Marigorta decide resolver primero las impugnaciones de Riusan SL, uno de los acreedores privilegiados de Inmobiliaria Parayas.
1,7
millones ha ofrecido Jara Inversiones por los terrenos y construcciones del Club Parayas.
225.000
euros ha pujado por la concesión administrativa, maquinaria y equipos.
Las intenciones que tenía Pitma sobre el Club Parayas eran conocidas. Los dueños del gigante empresarial, Alfredo Pérez y Pedro Ortiz, presidente y vicepresidente del Racing, querían mantener el mismo modelo de negocio en Parayas y articular una fórmula para vincularlo al conglomerado del club futbolístico y sus cerca de 10.000 socios. Su objetivo era convertir las instalaciones, situadas en unos terrenos privilegiados del Alto de Maliaño, en la 'ciudad deportiva' del equipo y vincularla a los socios, estableciendo una especie de 'pull deportivo' entre el Racing y el club.
Pitma, a través de la sociedad Calpe 69, ofertó 1,7 millones de euros por hacerse con el club. Pero una vez formalizada su propuesta económica, acreditada su solvencia y depositada la fianza, apareció un nuevo interesado, Jara Inversores, lo que llevó a los administradores concursales a convocar una subastilla, que se celebró el pasado 23 de mayo. El juez emplazó a los dos postores y también a Riusan, como acreedor privilegiado, para salvaguardar sus derechos, aunque este no apareció.
Jara Inversiones mantuvo su puja y Pitma desistió de igualar la oferta. Los bienes de Inmobiliaria Parayas salieron a subasta en dos lotes. La sociedad inversora pujó 1.782.000 euros por las más de 10 hectáreas de terreno y construcciones, cantidad que incluye además los más de 100.000 euros que el Club Parayas adeuda al Ayuntamiento de Camargo por el consumo de agua. Y otros 225.000 euros por la concesión administrativa de ocupación de los terrenos de dominio público marítimo terrestre, maquinaria y mobiliario.
Pero, así como el proyecto de Pitma era conocido -sus representantes incluso se entrevistaron con la alcaldesa de Camargo para exponerle sus planes-, los propósitos de Jara Inversiones son una incógnita. Fuentes próximas al inversor han señalado a este periódico que «no tiene un plan establecido». La sociedad, radicada en Heras, tiene un objeto social muy amplio, que incluye la promoción inmobiliaria y venta de inmuebles, fincas urbanas y rústicas, aunque, según las mismas fuentes, su objetivo es «invertir y no ha construido nada ni ha desarrollado ninguna actividad hasta el momento, más que la adquisición y compraventa de inmuebles».
Las mismas fuentes niegan que se trate de un fondo inversor de carácter especulativo. Tiene dos socios, Javier Gómez Ramos, radicado en Cantabria, y el alemán Rainer Voortman, que a través de esta sociedad «han adquirido desde hace años otros bienes inmuebles en la región, que siguen ahí». Cada socio tiene a su vez sus propios negocios que son «los que aportan la liquidez necesaria» a Jara Inversiones para la compra de inmuebles. Gómez Ramos es el dueño de Peña Cabarga Logística y de Nueva Ereba SL.
Los nuevos inversores no quieren desvelar sus intenciones sobre el Club Parayas. Desde su entorno se limitan a subrayar que «no tienen un plan preestablecido», aunque el margen de maniobra es estrecho porque el uso de estos terrenos viene determinado por el nuevo Plan General de Ordenación Urbana de Camargo, en fase de aprobación inicial. El documento urbanístico establece un uso puramente deportivo, por lo que no cabe la promoción inmobiliaria, salvo que el Ayuntamiento de Camargo modifique el planeamiento en esta zona, algo que la alcaldesa Esther Bolado ha descartado.
A la espera de que el juez bendiga la operación y Jara Inversiones se haga con el club, las posibilidades de reflotar Parayas siguen siendo una incógnita tras la retirada de Pitma. Los dos millones de euros que se obtengan de la adjudicación permitirán a los administradores concursales saldar parte de la deuda con los acreedores. La deuda reconocida en el concurso es de cerca de tres millones de euros, de los cuales 1,3 millones son con el antiguo Banco Popular, hoy en manos del Santander.
Atrás quedan los años florecientes del Club Parayas, conminado por las deudas a echar el cierre el pasado mes de noviembre, tras casi 50 años de actividad. La clausura supuso la extinción de medio siglo de historia colectiva y de una forma de concebir el deporte a través de una dimensión social y familiar. Cuando nació Parayas, la actividad deportiva era muy minoritaria en la sociedad y sus mentores tuvieron la habilidad de liderar el cambio de tendencia posterior. Inicialmente eran 700 accionistas, pero llegó a tener más de 20.000 socios acumulados, lo que refleja su implicación en Santander y el arco de la bahía. Pero la proliferación de diversos centros deportivos en la ciudad provocó un goteo continuo de socios, hasta llegar a los 400, lo que unido a las dificultades económicas, colocó en serios aprietos al club, que en 2014 entró en concurso de acreedores y quedó bajo la gestión de los administradores concursales, y tres años después se abrió la fase de liquidación. En paralelo, Inmobiliaria Parayas, la sociedad matriz propietaria de las instalaciones, fue declarada en suspensión de pagos en 2017 y el año pasado entró en liquidación.
Ni promoción inmobiliaria, ni residencia geriátrica, ni hoteles...Las más de 10 hectáreas de terrenos situada en el Alto de Maliaño sobre las que se extiende el Club Parayas sólo pueden destinarse a usos deportivos. Así lo establece el nuevo Plan General de Ordenación Urbana de Camargo, en fase de aprobación inicial, la biblia del municipio en materia urbanística. A partir de este hecho, sólo un cambio del planeamiento haría posible edificar en estos terrenos, una hipótesis que la alcaldesa Esther Bolado descarta de forma taxativa: «Jamás cambiaremos el uso deportivo. Siempre hemos dicho que si querían especular con estos terrenos, no iban a contar con el Ayuntamiento», señala la regidora.
El cambio urbanístico en unos terrenos situados en una zona tan privilegiada supondría un auténtico 'pelotazo urbanístico', que la alcaldesa socialista ha rechazado de cuajo. Bolado no sabe quién es la sociedad inversora que ha pujado de manera exitosa por el Club Parayas, ni ha tenido contacto con ella. Así como representantes del Grupo Pitma acudieron al Ayuntamiento de Camargo y expusieron a la alcaldesa su proyecto en Parayas, «con los nuevos ni hemos hablado ni los conocemos». El Ayuntamiento de Camargo es uno de los acreedores del club, a quien debe más de 100.000 euros por la factura del agua, de manera que el Club Parayas es «nuestro segundo máximo deudor después de Marina del Cantábrico».
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