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La Guardia Civil estrecha el cerco al preso de El Dueso huido el pasado sábado cuando era trasladado al Hospital Valdecilla de Santander para una revisión médica. Fuentes cercanas a la investigación aseguran que las sospechas se ciernen sobre tres pisos en los que ... podía estar escondido. Inmuebles que son propiedad de su familia, conocida en la zona de Barreda y Requejada. Los agentes no creen que haya salido de Cantabria porque no es la primera vez que este interno -que cuenta con un amplio historial delictivo- utiliza estas viviendas para esconderse tras una huida.
Fuentes oficiales de la Benemérita aseguran que se continúa con el proceso de búsqueda y que «no hay información relevante, por el momento», pero, según ha podido saber El Diario Montañés, es cuestión de tiempo que la presión sobre el entorno familiar del delincuente termine por dar sus frutos como en anteriores ocasiones en que ha acabado por entregarse a la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Guardia Civil (Usecic), que ha intervenido en esos casos.
De forma paralela continúa abierto el debate sobre las medidas de seguridad adoptadas por los agentes que se ocuparon de trasladar al reo al hospital. Lo han señalado diferentes representantes sindicales, como Eduardo García, secretario de comunicación de Unión de Guardias Civiles (Unión GC). «Un individuo que ya había dado muestras diversas de su desafío al principio de autoridad, con retos constantes a las fuerzas de seguridad, no podía ir custodiado por una pareja. Si no hay personal, habrá que preguntar al Ministerio del Interior», ha asegurado en redes sociales.
Existe un manual de intervención operativa, que habla de procedimientos específicos de seguridad en las conducciones de presos y penados, donde se indican las medidas a adoptar para este tipo de acciones. «Y se han incumplido claramente», señala otro agente, que prefiere el anonimato. «No deberían haber ido dos agentes solos, y además deberían haber tomado más medidas de seguridad. Nunca deben ir juntos y esta huida que parece de película es absurda porque no puede suceder de ninguna manera», agrega.
Desde otro de los colectivos del instituto armado, AUGC, su portavoz, José María Martín, insiste en la misma línea: «Es una muestra más de que estamos muy escasos de personal y de que esto no puede seguir así». «Necesitamos más agentes y luego más medidas de seguridad en los hospitales porque no existe un lugar especial para la entrada de estos presos», asegura el representante de los agentes. «Y también desde Instituciones Penitenciarias deberían facilitar más información acerca de cada interno en beneficio de la seguridad. No estamos pidiendo que nos revelen la condena, pero sí la información suficiente para saber a qué atenernos cuando trabajamos», añade Martín.
La huida se produjo el pasado sábado a la entrada del hospital, donde familiares del preso rociaron a los agentes con gas pimienta cuando iban a bajar del furgón al recluso, derivado por el médico de la cárcel para realizarle una radiografía de muñeca. Aunque desde el instituto armado no han querido dar ningún detalle sobre los avances de su investigación, este periódico pudo saber que se encontró un vehículo abandonado en Bezana que podría corresponder con el que utilizaron el reo y sus cómplices para escapar. De hecho, fuentes cercanas a El Diario ya avanzaron el mismo día de la fuga que tanto él como sus compinches habían cambiado de coche para facilitar la huida.
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