Secciones
Servicios
Destacamos
El desmantelamiento el pasado mes de septiembre de un punto de producción de marihuana en San Vicente de Toranzo es todo un paradigma de cómo funciona la industria del cannabis en Cantabria. No sólo porque en aquella operación policial los agentes se incautaron de ... 3.245 plantas, la mayor cantidad de la que se tienen datos en la comunidad autónoma, sino porque ese es un caso perfecto para ejemplificar qué es lo que se encuentran a día de hoy los agentes que luchan contra este tipo de delitos en la región. La mayoría de los episodios siguen las mismas características: el cultivo se realizaba en el interior de un inmueble, detrás de él estaba una organización fuertemente especializada y se detecta gracias a la colaboración de la ciudadanía.
Muchas de las acciones que durante 2018 realizó la Guardia Civil siguen este mismo guion. En total, han destruido más de 9.200 plantas de marihuana, lo que supone un 67% más que el año anterior (5.500). Desde la Comandancia de Campogiro explican que este incremento se debe a distintos factores. El primero es puramente matemático. Aquí, como en el resto del país, cada vez hay más consumo de este tipo de drogas -recientemente se ha conocido los datos de una encuesta que afirma que el número de consumidores se ha duplicado en la última década-, así que también se localizan más centros de producción por una cuestión de proporcionalidad. El segundo tiene que ver con la colaboración de los vecinos, que cada día dudan menos a la hora de coger el teléfono y avisar sobre prácticas sospechosas.
16 operaciones contra el cultivo de marihuana a gran escala ha realizado la Guardia Civil durante 2018.
700 aprensiones de cannabis procedente del menudeo han realizado los agentes hasta el mes de octubre.
«En nuestra forma de trabajar no ha habido cambios. Creo que la gente está más concienciada que antes y ha comprendido que esto no es bueno para los chavales», apunta el portavoz del cuerpo. El otro factor que puede explicar este aumento en el número de material incautado es que han caído algunos centros de producción de gran tamaño como el propio de Toranzo. Sólo este caso supone ya más de un tercio del cannabis intervenido. Como esta ha habido un total de 16 operaciones -se habla de operación a partir de 200 plantas- en toda Cantabria. Otros puntos calientes este año han sido Liérganes, Boo de Piélagos, Gama, Treto... En todos ellos se han localizado plantaciones con más de 400 macetas y se ha detenido a sus responsables.
Y eso a pesar de que ahora las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado lo tienen más difícil. La vigilancia desde el aire por medio de drones y helicópteros, que en el pasado dio «muy buenos frutos», ahora ha hecho que los malos tomen medidas y abandonen el método tradicional: las plantaciones externas escondidas en los montes. Ante este acecho han pasado a viviendas y «es más complicado localizarlas». Lo que se conoce como plantaciones 'indoor', que requieren una inversión inicial muy elevada -necesitan sistemas de refrigeración y ventilación, iluminación y una fuente de energía-, también generan más cantidad de droga, ya que se pueden realizar hasta cuatro cultivos al año y no uno, como era habitual.
Antes, cuando se tenían datos sobre una zona sospechosa, era tan fácil como ir al lugar y echar un vistazo. Ahora, los trámites se complican y es necesario hacer seguimientos y recopilar pruebas antes de que la autoridad judicial dé el permiso para entrar. La Guardia Civil cuenta que la mejor forma de detectar las plantaciones 'indoor' es estar sobre el terreno: «Las unidades de seguridad ciudadana que pisan las zonas rurales están a diario captando información. Los datos que se consideran relevantes se trabajan y de ahí se puede llegar a una operación». El protocolo dice que las plantas se cortan, se incineran en un lugar concreto y se guarda una muestra para el análisis en el laboratorio y como prueba en el futuro juicio.
En cuanto al perfil de los dueños de las plantaciones, la estadística confirma que cada vez es más común que se trate de redes organizadas. Uno busca el inmueble que se alquila, otro instala la plantación, otro la cuida... Y la Guardia Civil insiste en que para detectarlo es fundamental la colaboración ciudadana y dar aviso cuando un vecino nuevo y acude esporádicamente, cuando hay olores fuertes sospechosos o se escuchen ruidos procedentes de un sistema de refrigeración.
Eso en lo que respecta a las grandes operaciones contra la producción de cannabis, pero las autoridades también alertan de que cada vez hay más aprensiones de marihuana procedente del menudeo. Hasta el mes de octubre la Guardia Civil contabilizó 700 en pequeñas cantidades que se detectaron en controles policiales. «Es casi la mitad del total de todas las sustancias. Hay que tener en cuenta que es lo más accesible, lo más económico y muchas veces el iniciador a otro tipo de drogas», subraya el portavoz del cuerpo. Ayer, la consejera de Sanidad, María Luisa Real, expresó su preocupación en este mismo sentido durante la reunión del Consejo Asesor sobre Drogas. En concreto, con la falta de percepción de riesgo que el consumo de cannabis tiene entre los más jóvenes y las adicciones sin sustancia.
La titular de Sanidad se refirió a los datos de la última Encuesta sobre Alcohol y Drogas en Cantabria dentro del Programa Edades, y que en líneas generales reflejan un descenso del consumo de alcohol y de tabaco, frente a un incremento de las adicciones comportamentales como el juego y del cannabis. Como ya se publicó en este periódico, la marihuana se confirma como la sustancia ilegal más consumida. El 36,4% de los cántabros reconoce haber fumado cannabis alguna vez en su vida, mientras que el 21,9% lo ha hecho diariamente. Las personas que han consumido cannabis durante el último año se han situado en un 10,3% (un 7,1% en 2015) mientras que la prevalencia durante el último mes ha sido del 9% (un 5,5% en 2015).
En relación con estos datos, Real explicó que su departamento también está dirigiendo sus esfuerzos a la prevención de tres «importantes problemas de salud pública» como son los accidentes de tráfico relacionados con el consumo de sustancias psicoactivas, el consumo de tabaco y las adicciones sin sustancia. Ámbitos todos ellos «con alta prevalencia entre los más jóvenes», que son el colectivo más vulnerable por la falta de formación e información y más sensibles a las informaciones distorsionadas y la publicidad.
Las cifras que maneja la Guardia Civil de Cantabria también demuestran que el número de detenidos por la producción de cannabis durante el año que está a punto de acabar es uno de las más importantes de la historia. Aunque todavía no están cerradas las estadísticas, han sido alrededor de 40 las personas a las que les han puesto las esposas por su presunta relación con este tipo de delitos. Supone un 50% más que en 2017.
El siguiente paso es llevar a los delincuentes ante la autoridad judicial. La situación es distinta cuando se localiza únicamente al cuidador de la plantación o si cae toda la red, ya que en el segundo de los casos, además del delito contra la salud pública, también se les puede imputar organización criminal. Legalmente, el cannabis se considera una droga menos lesiva que la cocaína o la heroína, así que las condenas son también algo más leves.
Depende de la cantidad de plantas intervenidas, pero las condenas suelen ir entre los doce meses y los seis años. Además, en muchos casos, para desarrollar su actividad también cometen fraude de fluido eléctrico, lo que puede hacer que se sumen algunos meses a las penas anteriores.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.