La Guardia Civil investiga una oleada de alunizajes en polígonos industriales

La práctica de los alunizajes es muy frecuente en las zonas turísticas de Levante y también en grandes ciudades españolas. Sin embargo, como confirma la Policía Nacional, por ahora se han salvado de la visita de los amigos de lo ajeno tanto Santander como Torrelavega. Como ha ocurrido en la comunidad autónoma, se caracterizan porque suelen ser acciones muy rápidas. Es decir, que los cacos utilizan los vehículos para tener un acceso, arrasan en pocos segundos con lo que hay en su interior y rápidamente se les pierde la pista.

En el caso cántabro, sin embargo, hay algunas diferencias. La principal tiene que ver con los objetivos. Lo normal es que los aluniceros -se les llama así porque normalmente hacen el boquete en las lunas de cristal de los comercios- tienen querencia por establecimiento como joyerías, donde hay bienes de gran valor. Además, aunque cuentan con sistemas de seguridad de calidad, no les importan que suenen las alarmas porque el robo es tan rápido que cuando llegan los agentes el escenario ya está vacío. Aquí, los cuatro casos sobre los que se centra la investigación de la Guardia Civil se han producido en polígonos industriales.

Eso ocurrió, por ejemplo, la madrugada del pasado jueves. Esa noche hubo un intento de robo con este 'modus operandi' y posteriormente, tan solo unas horas después, un delito consumado, aunque finalmente el responsable -no se descarta que haya más personas implicadas- fue localizado y arrestado.

El primer objetivo de este individuo, un hombre de mediana edad que conducía un turismo de la marca Volvo, fue el polígono Mies de Molladar, en Cartes. En este punto, el individuo decidió centrarse en la nave de la empresa ITM Global, pero no tuvo mucha suerte. «Es verdad que lo intentaron, pero aquí afortunadamente no consiguieron nada. Se pusieron en marcha los sistemas de seguridad y la cosa se quedó ahí», explican desde la compañía. Es decir, que escuchó que se activaba la alarma y decidió abandonar el lugar lo antes posible. Pero no tomó dirección a casa, sino que pensó que era buena idea llevar a cabo un segundo intento.

Se subió al coche, cogió la autovía A-67 y condujo unos kilómetros hasta Polanco para adentrarse en el polígono industrial Polimbesa (Requejada). Y eligió la nave 6. «En las cámaras de seguridad se ve como estuvo dando algunas vueltas. Avanzaba muy despacio y parecía que no sabía muy bien dónde iba. Yo creo que no tenía muy claro dónde quería entrar y al ver que esto era una empresa de electrónica pensaría que aquí podía haber cosas de valor», cuenta el encargado de Electrónica Olaiz. Allí también saltaron las alarmas y cuando llegó al establecimiento, donde además de un almacén tienen venta al público, se encontró a los agentes y uno de los accesos totalmente destrozado. El golpe con el vehículo -dio con el maletero y el turismo apenas tuvo ningún rasguño-había abollado la persiana metálica y también había destrozado la puerta de cristal.

«Todavía no sabemos lo que se han llevado. En cualquier caso en ese punto concreto no había muchas cosas de valor. Al final han sido más los daños que otra cosa», confirmaba este empleado. Desde la Guardia Civil tampoco tienen una relación concreta de lo robado durante esta oleada de alunizajes porque todavía se están tramitando las denuncias, pero sí destacan que en la mayoría de las ocasiones, desde el punto de vista económico, los afectados van a tener que gastar más en los arreglos que en reponer lo sustraído.

Dos horas después de la visita a Electrónica Olaiz, el individuo ya estaba detenido. La sospecha de que puede no estar actuando solo tiene que ver con que, por lo menos en un primer momento, los agentes no encontraron el material robado. Además, frente a lo que suele ser norma en este tipo de delitos, la evidente improvisación en sus acciones pone de manifiesto que probablemente no forma parte de un grupo organizado de 'aluniceros profesionales', sino que es un delincuente común que puntualmente ha recurrido a este método. También se cree que pudo coger el coche a algún familiar. En cuanto a los dos casos de Camargo, no ha transcendido ni la fecha ni los lugares afectados. Y sobre el resto la Guardia Civil aún no los confirma como tal.

Aunque esta técnica de los alunizajes es muy poco común en Cantabria, sí hay un antecedente reciente. Ocurrió en el mes de marzo. Dos establecimientos comerciales de Colindres sufrieron de madrugada sendos robos. Los ladrones estrellaron el vehículo en la fachada de dos tiendas de telefonía, Orange y Vodafone, situadas en la calle Heliodoro Fernández, la principal vía comercial de la villa. El robo se produjo en torno a las 01.30 horas de la madrugada y fue grabado por vecinos de la zona. Además, la historia venía de atrás. Ya era el segundo golpe mediante esta técnica que sufría uno de los comercios, el de Orange, en lo que iba de mes.

En este caso sí que se cree que los ladrones tenían previamente fijado el objetivo, ya que actuaron en dos tiendas de telefonía que se encuentran prácticamente una frente a la otra.