Secciones
Servicios
Destacamos
«Si ahora vas y dices que te pongan diez euros, te escupen en el depósito». Cuando estas cosas dan para hacer chistes –algo muy español– es que la realidad pinta fea. Más allá del evidente desastre humanitario, del drama, los cántabros notan ya en ... su bolsillo lo que está pasando en Ucrania. Al analizar las subidas es, además, necesario hacer dos puntualizaciones. La primera es que son subidas sobre subidas. Los precios de la energía y de muchas materias primas ya estaban disparados y, sobre esos niveles, ahora sufren un nuevo estirón por el ataque ruso. Y, en segundo lugar, todo apunta a que no se ha tocado techo. Para muestra, la gasolina. Tomando como referencia un coche con un depósito de cincuenta litros, lo de 'lleno, por favor' salía por treinta euros más que hace nueve meses. La sin plomo 95 ya alcanza los 1,8 euros por litro en varias gasolineras de la región. Que pasará de dos euros parece cuestión de tiempo. Y a eso hay que sumar precios disparados en gas, electricidad y en numerosas materias primas, especialmente las vinculadas a los cereales y el aceite de girasol. Los ganaderos hablan de un panorama que pasa de «inasumible» a «insostenible».
Los expertos calculan que la inflación –que en febrero se disparó al 7,4%, su mayor nivel desde 1989– pasará del 10% en primavera. En ese dato, lo que más pesa es la energía. Más allá de los efectos en las grandes industrias (ya evidentes en la región), el ciudadano de a pie lo palpa. Lo hacía ya al cerrar el año y ahora, con la guerra, más. Cantabria fue en 2021 la tercera comunidad donde más subió el precio de la gasolina, 30,8 céntimos el litro, según la Asociación Nacional de Estaciones de Servicio Automáticas (Aesae). Por contra, y dentro de la subida generalizada, fue la región donde menos subió el precio del diesel el año pasado, 27,7 céntimos el litro. Todo eso, ahora, está afectado por la guerra, con consecuencias directas en lo que cuesta el barril de petróleo.
1,819euros por litro de gasolina 95 se llegó a pagar este lunes. Fue el máximo en la región. El mínimo, 1,509 euros. El diesel osciló entre 1,420 y 1,759 euros
319,40euros pagó por el gas (del 18 de diciembre al 15 de febrero) una pareja en una casa de Camargo. El recibo anterior fue de 224,16 euros
131,29euros, según Facua, fue el recibo de la luz de un usuario medio con tarifa regulada en febrero, un 115% más que un año antes. Y ya sube más.
700euros llegará a costar el megavatio hoy entre las 19.00 y las 20.00. De un día para otro, el precio medio pasa de 442,54 a 544,98 euros. Lo nunca visto
Lo mismo pasa con el recibo de la luz. El de febrero fue el tercero más caro de la historia. Pero es que en marzo se están superando todos los registros de precios anteriores. Se batieron este lunes y se pulverizan este martes (los datos se pueden ver en la ficha que acompaña esta página). Poner la lavadora esta tarde, entre las siete y las ocho, sale 'por un pico'.
Un caso concreto con la electricidad. En La Taberna de Buddha, un local de hostelería en Revilla de Camargo, notaron «una diferencia de 900 euros» en el recibo de noviembre/diciembre del año pasado. En el último –enero/febrero–, ese aumento «pasa de mil». Y lo que les espera en marzo/abril no es difícil imaginarlo. Además, el precio que ellos pagan a su proveedor por el café ha subido dos veces desde noviembre pasado, algo que también ha pasado, por ejemplo, «con la botella de Martini, que ha pasado de costarnos ocho euros a doce en ese mismo periodo». En el caso del café, como símbolo hostelero por excelencia, ellos no han repercutido el precio en el cliente, pero muchos locales sí que lo han hecho (subidas, de media, de diez o veinte céntimos). «Y si hay una tercera subida, que no es descartable, también tendremos que hacerlo».
En el precio de la electricidad, el gas juega un papel decisivo. Y también está batiendo récords. Mantener una casa a temperatura habitable –no para ir en manga corta– costó del 18 de diciembre al 15 de febrero 319,40 euros (es un caso real, con una edificación en el Alto de Maliaño). Y eso, antes de la subida sin precedentes que se está viviendo estos días. Otro recibo para el que conviene mentalizarse.
40.000 euros al día
Las subidas de la energía y los combustibles afectan directa o indirectamente a todos los sectores. Pero a estas, para algunos profesionales en concreto, hay que sumar otros efectos. El de los cereales ataca de lleno a la industria del pan. La harina –depende de calidades– ya ha pasado, de media, de 40 céntimos el kilo a 70. Y también hay subidas de la mantequilla o la margarina. «Si los costes se mantienen como ahora subirá el precio del pan y la repostería», adelantan en el sector (una subida que se sumaría a la que ya se ha dado en algunos establecimientos a primeros de año). «Hay gente que lleva cuarenta años en esto y nunca ha visto esta variabilidad».
Que se lo digan a los ganaderos. Jacobo Alonso, de Agrocantabria, explica que, con la pandemia, los costes de producción crecieron «un 30 o 40%». Pues, sobre eso, la guerra «a futuro» supondrá «otro 30% más».
Con una cuenta rápida se entienden los estragos. Según calculan desde el sindicato UGAM, la ganadería de leche de la región consume entre 300 y 400 toneladas de pienso al día. Alonso echa números. La tonelada de pienso ha pasado de una media de entre 330 y 350 euros a una de entre 430 y 450 euros –«viendo los datos de hoy, porque todo esto cambia de un día para otro»–. Eso supone que la materia prima para alimentar las vacas de leche le cuesta a los ganaderos de Cantabria unos 40.000 euros más cada día. «Y eso sólo es la materia prima, porque en realidad es mucho más. Es como si decimos lo que han subido de precio los garbanzos del menú del día, pero en el precio del menú no sólo cuenta el precio de los garbanzos. Y todo ha subido».
. En el Mercadona del centro comercial Bahía Real de Camargo –uno de los más nuevos–, la imagen a las 13.53 horas de este lunes en el pasillo de los aceites era la de un hueco vacío y un cartel. «Limitamos la venta de aceite de girasol y de semillas. Máximo, cinco litros por cliente. Les recordamos que Mercadona no vende al por mayor», ponía justo encima de la zona donde antes hubo botellas de un litro y que en ese momento estaba libre (sí que quedaban varias garrafas grandes). No eran, ni mucho menos, los únicos. Hipercor, misma hora, otro letrero similar: «Aviso importante. Debido a la situación de fuerza mayor en Ucrania se están produciendo problemas de suministro de aceite de girasol. Por este motivo, la compra de este producto está limitada a 3 unidades de 1 litro o 1 unidad de 5 litros por cliente y día. Disculpen las molestias». Y así, en varias cadenas de supermercados.
Además de ser el granero de Europa, Ucrania es el principal suministrador de aceite de girasol de España (aproximadamente un 60% de lo que se vende viene de allí). «Nosotros tenemos restringida ya la cantidad que nos sirven a diario estos días nuestros proveedores», comentaban en una empresa de panadería y repostería de la región, en la que hablaban, además, de «precios disparados». Y ese mismo tipo de mensajes son los que están recibiendo en la hostelería. «Ya nos han avisado de la subida de precio en el aceite de girasol. También de que las bolsas de patatas fritas y todos los productos de ese tipo nos van a costar un 30% más y también los helados. Por unidad, y sin contar el IVA, los helados sencillos nos costarán diez céntimos más, y los especiales, veinte», explicaban a este periódico desde La Taberna del Buddha, en la localidad de Revilla de Camargo.
Sube –y escasea– el aceite de girasol, y suben también los precios de mantequillas (en repostería dicen que ha pasado de 4-5 euros el kilo a 6-7) y margarinas. Cantabria, sin ir más lejos, ha mostrado su preocupación ante el Ministerio por los efectos sobre las empresas que elaboran sobaos y quesadas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.