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La conversación con Leticia Ruiz (1961), en el salón de su casa de Santander, con vistas a la bahía y a la playa de El Puntal, te envuelve nada más empezar. Bastan unos segundos para descubrir que tras esta mujer hay todo un gigante del ... mundo del arte. Después de 21 años trabajando como jefa del Departamento de Pintura Española del Renacimiento y del Área de Marcos, ahora dirige las Colecciones Reales, pertenecientes a Patrimonio Nacional. El cenit llegará el año que viene, cuando por fin se inaugure la Galería o centro museístico que acogerá, de manera itinerante, las 164.000 piezas, entre tapices y carruajes, que está destinado a albergar, también, objetos suntuarios, mobiliario, esculturas, elementos arquitectónicos, pinturas y otras piezas de arte que los distintos reyes españoles fueron adquiriendo a lo largo de los siglos. Cuando llega a Santander, «da igual que llueva o salga el sol», Leticia Ruiz aprovecha para seguir «quedando con mis amigas del colegio; mi casa está siempre abierta a los amigos de mis hijos. Disfruto de observar el mar, la bahía, que cada día me descubre un color distinto. Es un espectáculo cambiante».
–Está al frente de un ingente proyecto, que a partir del próximo verano concentrará en la Galería de las Colecciones Reales 164.000 obras, repartidas por toda España. ¿Cierto vértigo ante este reto?
–Como directora de las Colecciones Reales, me ocupo de la gestión de las Colecciones Reales desde diciembre de 2021. Es una responsabilidad enorme porque en términos de patrimonio artístico, Patrimonio Nacional es una de las instituciones más importantes de Europa, por número, calidad y variedad de fondos; por el amplio espectro cronológico (desde la Edad Media a nuestros días) y la dispersión de los fondos y edificios. El vértigo lo mitiga el equipo de profesionales con que cuenta la institución, aunque es insuficiente porque las tareas y colecciones son muchas.
–¿Cuál es su cometido?
–Dirigir las tareas de conservación, estudio, investigación y exposición de diecinueve palacios, diez monasterios y conventos, algunos tan fundamentales como los de Tordesillas, las Huelgas (Burgos), las Descalzas Reales, Santa Isabel y La Encarnación (los tres en Madrid) o el Monasterio de El Escorial, que es mucho más que un ámbito religioso; dieciséis iglesias y ermitas y varios museos. En la dirección también se incluyen dos bibliotecas tan importantes como la de El Escorial y la del Palacio Real, y los archivos de los reales monasterios y el del palacio de Madrid.
–Entre sus responsabilidades está el desarrollar una propuesta de enlace de la Galería (museo) con las Colecciones Reales de los Reales Sitios. ¿Cantabria, con el Palacio de La Magdalena, será incluido en el circuito?
–El Palacio de La Magdalena no fue un real sitio en sentido histórico. Fue un regalo de la ciudad a Alfonso XIII y Victoria Eugenia, que ayudó mucho a visualizar nuestra ciudad como enclave preferente del veraneo. Con la vuelta de la democracia, y con la compra que el Ayuntamiento hizo a Don Juan, la península y el palacio tienen un recorrido y una gestión propia. Con todo, puede haber iniciativas entre Patrimonio Nacional y Santander. Seguro que somos capaces de organizarlas y desarrollarlas.
–Uno de los objetivos es acercar el patrimonio histórico-artístico a todos los públicos. ¿Hay muchas obras que jamás han sido expuestas?
–Sí, claro. Hay obras que no han tenido visibilidad o ha sido muy escasa; en la mayoría de los casos porque están fuera de los circuitos de visita a los recorridos de los palacios y monasterios. La Galería de la Colecciones Reales nos posibilitará mostrar muchas de esas obras, y aún más las exposiciones temporales. De hecho, Patrimonio Nacional lleva ya años presentando exposiciones que han permitido mostrar sus colecciones en otros contextos.
–Estuvo 21 años trabajando en el Museo del Prado. ¿Cómo entró el arte en sus venas?
–No podría definir un momento concreto. Tengo muy presentes tres hitos de mi adolescencia y primera juventud en Santander que me ayudaron mucho a encaminar mi vida: los años en que asistí a clases de dibujo y pintura con Fernando Valdeón, un aprendizaje muy placentero que después me ayudó a ingresar en la Escuela Superior de Restauración de Madrid. Mis colaboraciones con la Caja de Ahorros de Santander y Cantabria (entonces se llamaba así), donde Jesús Maza, al frente de la sección o departamento de Cultura, me brindó acercarme a los conciertos de música que se organizaban, y las excursiones con colegios a ámbitos culturales tan fundamentales como Puente Viesgo, Castañeda, el Museo de Velarde o el de Prehistoria de Santander (¡Qué delicia tratar con García Guinea, director entonces!). Por último, mi formación inicial en la Universidad de Cantabria y las excavaciones en verano en Julióbriga me abrieron nuevos horizontes e intereses.
–Proyecto Pereda, Centro asociado al Reina Sofía-Archivo Lafuente, Centro Botín, Museo de Arte de Santander… ¿Le gusta el Santander cultural que se está proyectando?
–Mucho; lo que está pasando en Santander y en Cantabria, en términos artísticos y culturales, es muy importante. Debemos de ser conscientes de lo que representa y las oportunidades que nos brinda.
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