«Va a haber otra pandemia, pero no sabemos cuándo: tenemos que estar preparados»

A pesar de esta certeza, un lustro después de la aparición del covid los expertos sitúan el peligro de la llegada de una nueva pandemia en el noveno puesto de un listado de riesgos futuros que encabeza el cambio climático. Es una percepción que no coincide con la de la ciudadanía española, para quien las pandemias y enfermedades ocupan el tercer lugar en ese catálogo de desgracias. Lo explicó Josep Alfonso, director general de la Fundación AXA durante la presentación de su XI Informe del Riesgo Futuro, un documento que sirvió de punto de partida para la intervención de los expertos. El estudio, resultado de una encuesta realizada por Ipsos en quince países a un panel de más de 3.000 especialistas y 20.000 ciudadanos, arroja otras conclusiones: independientemente de que la alarma haya decrecido, el futuro de la salud es, cuando menos, un desafío, ya que, a medida que avance el cambio climático y la población siga envejeciendo, cambiarán los patrones de las enfermedades. El deterioro medioambiental debido al aumento de las temperaturas y a la difusión de elementos tóxicos tiene una influencia directa sobre la salud en enfermedades crónicas, pandemias, riesgos para los recursos naturales y la biodiversidad o en la exposición prolongada a sustancias nocivas.

Fernando Jáuregui, presidente de Periodismo 2030, entidad organizadora del encuentro, reconoció que la pandemia «nos pilló desprevenidos a todos», un 'todos' en el que incluyó a los periodistas. Jáuregui, que se confesó «harto de 'todólogos'» que entienden de cualquier materia, fue el encargado de plantear las tres grandes cuestiones a estos expertos en salud pública: ¿Se podrá repetir una pandemia? ¿Hemos aprendido algo de la anterior? ¿Estamos preparados para afrontarla?

«Hemos de estar muy atentos. La pandemia de hace cinco años fue una dura lección que nos debe servir para afrontar otras posibles emergencias con más eficacia y acierto», apuntó la presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, antes del inicio de la mesa redonda. La jefa del Ejecutivo regional llamó también la atención sobre la necesidad de «anticiparse» a los desafíos sanitarios, entre los que incluyó, además de una nueva pandemia, otros vinculados a la seguridad ciudadana, las catástrofes naturales o los efectos de las pantallas y las redes sociales.

En su opinión, el coronavirus hizo evidente que «somos mucho más vulnerables de lo que jamás pensamos», pero también que la salud es un derecho «que aún no llega a la mitad de la población» y que Cantabria, como el resto de España, está «en la parte privilegiada del mundo». «La mejor defensa de la sanidad pública no pasa por no hacer nada o por dejar las cosas como están», sino por «adecuarse a la realidad cambiante en un entorno de incertidumbre y en una sociedad con nuevos valores», concluyó.

Más gráfica, la alcaldesa de Santander, Gema Igual, recordó aquellos meses oscuros en los que los responsables municipales andaban «como pollos sin cabeza». «No sabíamos qué hacer, pero sí que teníamos que estar cerca de la gente». «Lo que queda de todo aquello es la importancia de la salud: a la gente lo que le preocupa es la salud. Tenemos que estar preparados».

En el coloquio, moderado por la periodista de El Diario Montañés Pilar González, José Martínez Olmos señaló que con la pandemia se comprendió que España no era capaz de surtirse de materiales de prevención por sí misma, ni tenía un sistema sanitario «mínimamente preparado» para soportar el embate, y Europa no tenía autonomía para producir vacunas. ¿Qué se aprendió? En su opinión, que es necesario reforzar la vigilancia epidemiológica, además de la importancia de los profesionales de salud pública. «¿Cómo vamos a estar preparados frente a lo que no sabemos? Pero hay cosas que podemos hacer para estar mejor preparados», dijo. Entre ellas, «fortalecer la autoridad sanitaria» y «pensar en global y no en local», advirtiendo de la necesidad de crear una agencia estatal de salud pública.

A Reinhard Wallmann le tocó combatir la pandemia desde la Dirección General de Salud Pública, un periodo duro, pero también «enriquecedor». «Para mí supuso la puesta en práctica de toda la teoría que había estudiado en los cuatro años de la especialidad de preventivista». «Aprendimos infinitas cosas de esta pandemia», entre ellas el «reto» de las cuestiones aparentemente más sencillas, como contar los casos. «Aprendimos que las medidas que valían en la Edad Media nos han seguido valiendo: lo primero que hicimos fue nada, quedarnos todos en casa. Ésa fue, con diferencia, la medida más efectiva para bajar la incidencia».

«En términos de salud pública, aprendimos la importancia de la vigilancia epidemiológica, de la investigación y de la ciencia, que hizo posible el desarrollo de vacunas en tiempo récord». La necesidad de fortalecer el sistema de salud, de concienciar a la población y de dirigirse a ésta con una comunicación clara y efectiva, son algunas de las enseñanzas que dejó la pandemia.

«La incertidumbre de la ciudadanía se puede combatir sabiendo que vamos a ser transparentes, para que la ciudadanía nos crea, participe y colabore», aseguró Isabel de Frutos, directora general de Salud Pública. «Si metes la pata, luego desconfían de ti; tenemos que ser cautos para contar lo que podemos, y si no podemos hay que explicarlo».

Félix Rubial, gerente del Hospital Valdecilla, que asistió al foro, junto a otros profesionales sanitarios, expresó su opinión de que es «imposible» estar preparados ante una nueva pandemia, «porque no sabemos qué va a venir, ni cómo ni cuándo». Subrayó la necesidad de los centros hospitalarios cuenten con planes de contingencia ante esa posibilidad, combinados con el apoyo de la autoridad sanitaria y el fortalecimiento de la salud pública. «Estamos razonablemente preparados, desde un punto de vista local. Pero, ante la incertidumbre de lo que pueda venir, nuestra obligación es estar permanentemente alerta».