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«Excepcional» y «único» son calificativos recurrentes para referirse a La Garma. Pero a medida que se conoce mejor este complejo y zona arqueológica, están más justificados. Las diversas cuevas y galerías de su complicado sistema kárstico conforman uno de los conjuntos arqueológicos más espectaculares ... de Europa que el director de esas excavaciones, Pablo Arias, definió como «cápsula del tiempo». El equipo de La Garma trabaja en excavaciones de la época paleolítica y de la Edad del Hierro y en un castro de la época romana ratificando lo que es «una concentración única de yacimientos», como destacó ayer la consejera de Cultura, Eva Guillermina Fernández. Pero las sorpresas que depara el complejo subrayan su sello de «conjunto único en la península ibérica, y seguirán haciéndolo durante muchos años más». Los datos nuevos revelados ayer, tras el periodo de campaña de excavaciones y trabajos del verano, muestran el hallazgo de dos nuevos depósitos funerarios de época visigoda que, junto a los encontrados en la campaña de 2022, certifican su insólita configuración. Los expertos recordaron que lo usual era enterrar a los muertos junto a las iglesias y no en las profundidades de una cueva, como es el caso.
Los trabajos se han centrado en cuatro de los once yacimientos encontrados hasta ahora en este complejo arqueológico «con restos de todas las épocas del pasado»: «En la entrada de La Garma A se han estudiado las primeras ocupaciones de seres humanos de nuestra especie y el tránsito de los neandertales a las poblaciones modernas; en el castro del Alto de La Garma se han documentado los orígenes de los primeros pueblos cántabros, y en la Basal el comportamiento funerario del final de la época visigoda». El pasado mes de febrero ya se reveló el descubrimiento de un nuevo yacimiento visigodo en la cueva El Lago del Monte Castillo, en Puente Viesgo. En ese caso aparecieron restos cerámicos que coincidían con yacimientos similares a los que hay en La Garma. Los restos humanos y los objetos pueden ser datados en torno al año 700, según los investigadores que en las dos últimas campañas han identificado huesos de una veintena de individuos.
Junto a la consejera, presentaron los hallazgos el director del Museo de Prehistoria y Arqueología (Mupac), Roberto Ontañón, y el propio Pablo Arias. Los restos hallados se encontraron en el nivel basal (de galerías) de La Garma. Los restos corresponde a cerca de una veintena de individuos, junto con armas y objetos decorativos o de uso cotidiano, como parte de «un huso de un telar o un saco de lino con semillas». La campaña -el proyecto Garma XXI- viene propiciando el descubrimiento de restos óseos. La «zona Basal, el piso del sistema de La Garma que atraviesa actualmente el río que ha formado la cavidad», fue descrita como un lugar de muy difícil acceso que implica descender cuatro niveles desde la entrada actual de la cueva, situada 50 metros por encima de esta galería, y descender unos 500 metros.
Uno de los depósitos contenía los restos de cuatro individuos y diversos objetos, entre los que destacan «un broche de cinturón, una cadena de bronce, un hacha de combate y un cuchillo de hierro con restos de la vaina de cuero». Las variaciones del nivel del río desplazaron los restos de su lugar original, pero estaban intactos al haber sido recogidos en un estrecho nicho. Una de sus singularidades es que presentan un color negro, al igual que la cavidad, debido al depósito de óxido de manganeso. El equipo, en el que participan expertos como Luis Teira y Daniel Pérez García de los Salmones, logró un hallazgo en otro sector de la galería: «Un depósito funerario con restos de una mujer adulta y un individuo juvenil, además de un broche de cinturón».
Ontañón y Arias coincidieron en subrayar que no existen aún explicaciones y respuestas al sentido de los yacimientos sepulcrales, «pese a llevar años dándole vueltas». El director del Mupac dijo que «no es lo normal lo hallado pues es una época en la que los visigodos, que se habían extendido por toda la península ibérica, convertidos a la 'fe verdadera' enterraban a sus muertos en cementerios al lado de las iglesias». Ontañón apuntó que «hay individuos que sabemos que correspondían a la élite de los grupos sociales. No eran gente pobre o gente del común que no podía pagarse un entierro digno, al contrario».
Arias explicó por su parte que el destino definitivo del conjunto surgido de los sucesivos hallazgos será «un espacio específicamente dedicado a la arqueología de época visigoda en Cantabria, que constituirá una de las principales novedades de la exposición permanente del nuevo Mupac».
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