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Es difícil encontrar una pelea interna tan cruenta en la política de Cantabria como la que protagonizaron María José Sáenz de Buruaga e Ignacio Diego ... en 2017 por hacerse con el control del PP, un enfrentamiento que rompió en dos la formación y acabó en los tribunales. Quizás –solo quizás– en el PSOE no hayan vivido un episodio tan crudo como ese, pero los socialistas ganan en regularidad. Cada uno de los congresos que precedieron al que tendrá lugar en marzo –será el número 15 desde el final de la dictadura– han demostrado que en el PSOE son expertos en las luchas de poder y que, mucho más que el resto de partidos en la comunidad autónoma, tienen las paredes de cristal.
Sin entrar en las muchas y variadas batallas municipales, con Santander y Torrelavega como principales campos, las sucesivas carreras por la Secretaría General han sido la historia de sus desencuentros internos. Jugando con los dos elementos de su logo, en el PSOE de Cantabria ha habido más puños que rosas. Desde el primer cónclave socialista de 1977 –el único que se ha celebrado fuera de la capital, en Liérganes–, el partido solo ha estado en la Presidencia autonómica en un cortísimo periodo de meses con Jaime Blanco y la mayor parte del tiempo que ha cogobernado junto al PRC ha sido como socio minoritario y siendo tercera fuerza.
El líder histórico y el alcalde de Camargo se enfrentaron en diversas ocasiones. La última en 1997 y en todas se impuso Blanco. Sin embargo, Duque ganó después unas primarias a la Presidencia regional.
Tras la salida de Blanco, el primer choque (2000) fue entre Gorostiaga y Mañanes. La primera se impuso por cuatro delegados. En el siguiente congreso no tuvo ninguna alternativa.
Antes de romper con el PSOE, la entonces alcaldesa de Torrelavega trató de hacerse con las riendas del PSOE cántabro en 2008. Gorostiaga se impuso con el 56,9% de los votos.
Tras perder el Gobierno, Gorostiaga cedió el poder interno del PSOE a Eva Díaz Tezanos (58,3% de votos). Se enfrentó a Mañanes, que volvió a intentarlo, esta vez con Gómez Morante de aliada.
La revolución que supuso la llegada de Sánchez a Ferraz también derivó en una renovación en Cantabria. Díaz Tezanos perdió ante Zuloaga el primer proceso en el que el líder se elegía en primarias.
El último choque socialista. Con los críticos poco organizados, Judith Pérez Ezquerra dio el paso, se enfrentó a Zuloaga y logró un 25% de los votos en el XIV Congreso, celebrado en 2021.
«Hay confrontación porque es el único partido en el que no hay dedazos y hay más democracia interna», justifican los socialistas cuando hablan de su frenética vida interna. Como muestra, un dato:de los ocho últimos congresos, solo en uno, el de 2004 con Dolores Gorostiaga, ha habido una única candidatura a hacerse con las riendas del partido. Quizás porque, tras mucho tiempo en la oposición, el año antes el PSOE había tocado poder autonómico. En el resto de ocasiones, desde 1994, siempre ha habido congresos disputados y casi nunca integración de los ganadores a los perdedores tras su celebración. Es decir, que el choque que en los próximos meses protagonizarán Pablo Zuloaga y Pedro Casares no es ni mucho menos el primero.
El primer gran duelo del PSOE de Cantabria lo protagonizaron Jaime Blanco, líder histórico durante dos décadas, y el entonces alcalde de Camargo, Ángel Duque. Era la época del choque entre oficialistas y renovadores, la traslación de las peleas que se vivían en Ferraz entre Felipe González, Alfonso Guerra y los que querían pasar página a los dos. Se enfrentaron en distintas ocasiones, y aunque varios de los congresos se resolvieron de forma ajustada (como los de 1994 y 1997), Blanco siempre salió ganador de ese cara a cara. Como tercero en discordia entre ellos estuvo Juan González Bedoya. Años después, Saturnino Castanedo, exalcalde de Cartes, intentó también sin éxito ese camino de la tercera vía que inició Bedoya. Como premio de consolación, Duque se impuso en unas primarias a la Presidencia regional, un proceso que también fue turbulento.
Tras su salida, Blanco dejó las riendas del partido en el 2000 en manos de Gorostiaga, que ganó el IX Congreso a Francisco Mañanes por solo cuatro delegados. Gorostiaga ganó a la exalcaldesa de Torrelavega Blanca Rosa Gómez Morante en 2008 y Mañanes volvió a intentarlo sin éxito en 2012 frente a Eva Díaz Tezanos, que logró una victoria holgada. Al salir derrotado, dijo que dejaría la primera línea política, pero volvió como consejero de Educación, después como presidente de la Zona Franca y ahora de Ensa. Más tarde llegó la guerra Zuloaga-Tezanos, la primera en la que el líder se votó en primarias. Un militante, un voto. Sin delegados que pueden cambiar de lado en el último momento traicionando a quienes representan. La novedad es que, con un Pedro Sánchez incontestable en lo interno a nivel nacional, ya no hay corrientes que se puedan reproducir en los territorios. Hay que buscar otros argumentos. De ahí que, ahora, una de las discusiones es por ver quién es más sanchista.
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