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Este año San Felices de Buelna ha perdido sus fiestas patronales y, con ellas, un pregonero realmente especial, un hombre nacido y criado en el pueblo que es toda una personalidad en Andalucía, José Antonio Fernández Cabrero, Hermano Mayor de la Macarena de Sevilla, primer ... foráneo que llega a lo más alto de un colectivo con millones de seguidores en todo el mundo.
-¿Podrá viajar este verano a San Felices?
-Es mi deseo, pero la dedicación a la Asistencia Social de la Hermandad, ante los estragos de la pandemia, posiblemente lo impida. Una Hermandad con 15.127 hermanos presenta una alta complejidad de necesidades y la caridad no toma vacaciones.
-¿Echa de menos su tierra?
-¡Claro! De allí brota mi sangre, mi infancia y juventud. Y la infancia es el único paraíso del que jamás podemos ser expulsados. Aunque nunca me he ido, ni de San Felices, ni de Cantabria. Nadie se va del aire del Tejas, ni del monte sagrado del Dobra, ni de las corrientes del Besaya.
-¿Su última visita tendría que haber sido en mayo para el pregón de las fiestas patronales?
-Sí, visita que habría sido previa a la que siempre hago en agosto, pero ahora todo está afectado por este coronavirus.
-¿Por dónde iba el pregón?
-La memoria del joven que vivió el pueblo en toda su esencia, en su infancia y juventud, hasta que partió hacia otras tierras. El Norte siempre tuvo una vocación del Sur, y la historia hoy nos recuerda los estrechos e íntimos lazos de Cantabria y Sevilla, línea, entre otras, del pregón. El resto será sorpresa que no debo revelar.
-¿Su familia tira para Cantabria?
-Sin ambages ni duda alguna. Aman mi tierra como yo la suya. Les sigue pasmando el verde, los ríos cristalinos, la montaña, los bosques. El verde recién segado y nuestras gentes. Aman Cantabria con devoción.
-¿Qué echa más de menos, el clima, el paisaje, la gente?
-Las tres cosas. Mi vida no la comprendo sin el viento y el agua, por eso sufro en la distancia. Aquí no hay invierno. Del paisaje ya lo sabéis todo, de ahí viene la Cantabria Infinita.
-¿Algún rincón especial en su San Felices o en Cantabria?
-Muchos. Sentado en el Dobra contemplando la belleza del valle. Paseando por la umbría del monte Tejas entre hayas y robles, buscando escondidos acebos. Alguna partida de bolos escuchando montañesas. Algún momento de oración en la iglesia de San Pedro de Llano o la de San Félix en Rivero, evocando al monaguillo que fui de niño y dando gracias a Dios por todo, sin excepción. Si me extiendo a Cantabria, en Altamira, Valles de Liébana, Saja y Pas. En Altamira me acuerdo de Picasso, su pronunciamiento fue una sentencia: «después de Altamira todo es decadencia».
-¿Cuándo comió su último buen cocido montañés?
-El año pasado. Subí a un Congreso Nacional de Hermandades y Cofradías de Veracruz, para impartir una conferencia y mi hermana Reyes me hizo uno. Lo borda, aunque no como mi madre.
-¿Qué cuenta en Andalucía de su tierra?
-Les digo sólo: tenéis que verla, si no, no la comprenderéis. Ellos decían de la Expo 'tienes que venir', pues igual digo yo. Les hablo de una tierra preñada por las nubes donde Dios puso el hierro en sus entrañas y un aura de libertad e hidalguía en sus gentes. Les hablo del verdor del avellano, de los ríos, del urogallo y del oso.
-¿Cómo llegó a presidir la Hermandad?
-Aún me lo pregunto. A estos puestos llegas un poco por esfuerzo, estudio y perseverancia. Yo creo que en mi caso fue mi concepto de Hermandad y mi discurso sobre la Caridad. No creo en las Hermandades si no son Fraternas, Caritativas y Sociales. Con esto, tras 425 años de existencia, creo que algo debió intervenir La Virgen y la Tercera Persona a la que rezamos tan poco los cristianos.
-Es el único foráneo elegido Hermano Mayor de la Macarena.
-Sí, de fuera de Andalucía soy el único, por eso hablo de la intervención de la Tercera Persona y, como a veces digo, ésta Macarena es una Virgen muy caprichosa, hace cosas muy raras, pero es la Madre de Dios. Nada que objetarle.
-¿Qué le llevó a Andalucía y a establecerse allí?
-Una mujer, hoy mi esposa, María. Posiblemente lo mejor que me ha pasado en mi vida.
-La Hermandad de la Macarena es conocida por su papel en una Semana Santa que este año no se ha podido celebrar...
-La Hermandad de la Macarena tiene 106 altares en todo el mundo y está presente en 117 países. Así se lo transmití recientemente al Papa Francisco. Es una vocación universal con gran actividad en Miami, Panamá, Filipinas, Argentina, entre otras. No se ha hecho procesión de Semana Santa pero cada sevillano la hizo en su corazón. No salieron las imágenes a la calle, pero en la Macarena se perfeccionó en la caridad, lo único que nos justifica.
-Usted es un abanderado de la asistencia social.
-Sí, mi vocación son los pobres, necesitados y excluidos. Fuera de los pobres no hay salvación y pobres los tendremos siempre con nosotros. En la Macarena hemos dedicado en efectivo 597.000 euros el año pasado y atendemos 34 áreas de trabajo, con especial dedicación a inmigrantes, despensa Macarena, Banco de la Esperanza, salud, becas universitarias, atención a nuestros mayores, recursos laborales (aquí hay mucho paro) y especial dedicación al rescate de la trata de personas.
-¿Cuántas personas forman la Hermandad?
-Somos a la fecha 15.127 hermanos, pero devotos son cientos de miles en Sevilla, Andalucía, España y millones en el mundo.
-Tal y cómo están las cosas, ¿la fe moverá montañas?
-Sí, hoy la fe y los principios de la filosofía cristiana, junto a la esperanza, son los únicos pilares para mover las montañas de la solidaridad.
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