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Cómo se ha ido formando la bahía de Santander a lo largo de los años hasta ser lo que es hoy y que cualquiera puede ver desde el Paseo de Pereda. O, por ejemplo, qué aspectos biológicos han marcado la modelación de las playas de la ciudad y cómo los cambios climáticos que se han producido en el tiempo han afectado a estos procesos al arrastrar sedimentos y arenas. ¿Algo más anecdótico? Por qué la playa de los Bikinis se bautizó con ese nombre y cuál es la historia completa detrás del hundimiento del 'Machichaco'.
Estos puntos son sólo algunos de los hitos de la historia geológica de Santander que se explicarán en la nueva ruta guiada en barco que ofrecerá la empresa marítima Los Reginas «para disfrutar del parque geológico desde el mar», explicaba ayer Gustavo Gutiérrez, de la asociación Costa Quebrada Parque Geológico, que colabora con la ruta, durante la presentación del recorrido. Esta ruta estará disponible a partir de Semana Santa, aunque no descartan la posibilidad de que comience a operar antes.
El objetivo es promover esta zona turística y, a largo plazo, alcanzar la certificación de parque geológico de la Unesco. Con el nombre 'Santander, la ciudad en los confines de Costa Quebrada' -denominación con la que tratan de sumar el litoral capitalino a aquel territorio costero- nace un recorrido cuya idea es hacer una inmersión en la historia de la capital cántabra y bucear en cuestiones que aclaran cómo se ha desarrollado, pero que, en su mayoría, son desconocidas tanto por locales como por visitantes. Porque lo más probable es que muy poca gente sepa qué tipo de piedras están debajo de cada playa.
La dinámica es sencilla, como en un autobús turístico, subir a bordo de la embarcación y escuchar las explicaciones de una guía, oficial de Costa Quebrada, que resultan fáciles de seguir porque van acompañadas de unas láminas gráficas que cuentan con dibujos.
El trayecto parte del embarcadero de Santander, de Los Reginas -el mismo punto desde donde empiezan otras rutas de desplazamiento con las que van a Somo o Pedreña- y el primer punto que aclaran es que, si alguien echara la vista atrás y pudiera conocer cómo era la bahía hace más de 120 millones de años, observaría un lugar que poco o nada tiene que ver con el actual.
El barco enseguida deja atrás el Centro Botín para dirigirse a las playas de La Magdalena y de El Sardinero. De camino a esos puntos la guía va explicando que esa zona, antes, era «un mar somero y de aguas transparentes» donde se desarrolló un arrecife que fue sepultado después de que un cambio de las condiciones climáticas trajera más lluvia y arrastrara sedimentos que quedaron encima.
Las explicaciones sobre las particularidades de las rocas que conforman el fondo del mar y que condicionaron la bahía se suceden hasta que la embarcación se aproxima al palacio de La Magdalena, un paisaje «reciente y que se forma por la deposición de los dragados de la bahía». Justo después el barco pasa por delante de la playa de los Bikinis, que recibe su nombre porque en ese lugar, en los años 60, las estudiantes extranjeras que acudían a la UIMP en verano, lucían esta prenda, poco común en España y, sin embargo, más instaurada en el mundo anglosajón.
Durante el trayecto también explican que La Magdalena tuvo unos inquilinos antes incluso de que el palacio se construyera: los fósiles de las especies que, precisamente, construyeron el arrecife que había en el mar. De ahí la historia se traslada a la playa del Camello y a Piquío, para luego entrar en todo lo referente a la isla de Mouro que, por cierto, se llamaba 'de Mogro' hasta que un cartógrafo portugués le cambiara el nombre en una transcripción.
Esta zona era un lugar estratégico y primera elección para construir el palacio de la Magdalena, pero poco eficaz por los habituales temporales y en el que abundaba el hinojo, una especie rica en vitamina C y perfecta para marineros.
Tras una explicación sobre la isla de Santa Marina y cómo la playa de El Puntal se formó por el choque de fuerzas del río Miera y el mar, la embarcación pasa por el punto donde se hundió el 'Machichaco' por una suma de malas decisiones de una embarcación que, recién llegada de Bilbao, fue obligada a hacer cuarentena para evitar que el cólera entrara en la ciudad. A la presentación de esta ruta también acudieron representantes de los ayuntamientos de Santander, Bezana, Miengo y Piélagos, y del Gobierno regional.
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Iker Cortés | Madrid
Sara I. Belled y Leticia Aróstegui
Doménico Chiappe | Madrid
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