Andrés Rafael Ortega Piris

Nuevo director de la Escuela Técnica Superior de Náutica

«La historia de Santander no sería la misma sin su Escuela de Náutica»

–¿En qué momento toma las riendas de la Escuela: qué fortalezas y puntos de mejora presenta?

–Al acceder a puesto de director de la Escuela Técnica Superior de Náutica he recibido de mi antecesor una escuela fuerte y en una posición extraordinaria dentro del ámbito nacional de la educación náutica superior, tanto en el aspecto docente como investigador. Actualmente, en la Escuela se imparten tres grados y dos másteres, con lo cual nuestros egresados acaban sus estudios perfectamente formados para acceder a las más altas responsabilidades dentro de la marina mercante y del mundo marítimo y naval en general.

–La matriculación en los grados de Náutica y Transporte Marítimo ha crecido este curso un 25,6%. ¿A qué puede responder este repunte?

–Como le decía, nuestra escuela está muy bien considerada a nivel nacional y, de hecho, una gran parte de nuestros alumnos provienen de comunidades autónomas distintas de la nuestra, incluidas aquellas que tienen su propia escuela, lo cual para nosotros es motivo de orgullo.

Bien es cierto que la universidad realiza campañas de captación de alumnado a través de ferias y jornadas de puertas abiertas que están dando muy buen resultado entre el alumnado de los centros de bachiller y grados superiores. Desde mi punto de vista, también es un hecho decisivo la gran tradición que hay en nuestra tierra en deportes náuticos como la navegación a vela y el remo, que hacen que los jóvenes se aficionen al mundo de la mar y posteriormente quieran dar el salto al mundo profesional.

–¿Qué pasos quiere dar para afianzar la investigación y los programas de doctorado en la Escuela?

–Actualmente, en la escuela se desarrolla una amplia labor investigadora a través de los distintos grupos de investigación que trabajan desde ella, desde los que se investiga en temas tan interesantes como la descarbonización de puertos, el 'biofouling' y corrosión en buques y estructuras marinas, o la automática y robótica marítimas, entre otros.

La Escuela ha apoyado y seguirá haciéndolo la labor de los grupos dotándoles de espacios en donde puedan desarrollar su tarea investigadora. Fruto de esta labor se desarrollan las tesis doctorales mayormente dentro del marco del programa interuniversitario de doctorado en ingeniería náutica, máquinas y radioelectrónica naval, que aglutina a cinco escuelas de Náutica y cuya coordinación corresponde a la Escuela de Santander.

–¿Qué papel juega la Escuela de Náutica en la memoria colectiva de los santanderinos y los cántabros, una memoria tan íntimamente ligada al mar?

–La historia de la Escuela de Náutica de Santander tiene unos antecedentes que se remontan al siglo XVIII cuando el Real Consulado creó en Santander la Escuela de Náutica y Dibujo en 1790, es decir, que este año se cumplen 233 años desde la creación de la primera escuela de náutica en nuestra ciudad y desde entonces ha sido, con sus momentos felices dentro de la oficialidad y otros más duros fuera de ella, un referente para la ciudad de Santander como cuna de grandes marinos y de grandes armadores, gentes que forjaron la ciudad de Santander tal y como hoy la conocemos. La historia de Santander no sería la misma sin su Escuela de Náutica.