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El futuro consejero de Industria, en la avenida de España de Torrelavega durante una entrevista en 2018.

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El futuro consejero de Industria, en la avenida de España de Torrelavega durante una entrevista en 2018. Javier Cotera

El hombre que supo esperar

Francisco Javier López Marcano ·

El eterno consejero de Turismo de Revilla, que dimitió en 2015 por las presiones de Podemos al bipartito, quedó rehabilitado tras superar cinco causas judiciales

Daniel Martínez

Santander

Viernes, 15 de enero 2021, 07:03

Al último año Santo Lebaniego le faltó «alma». Poco ambicioso. Muy contenido. «Ese no es mi modelo». La pullita se la lanzó Francisco Javier López Marcano, consejero de Cultura, Turismo y Deporte durante cuatro legislaturas, a su sucesor en el cargo, Francisco Martín. El de Tanos se ha caracterizado en su largo paso por la política por la espectacularidad. Por hacerlo todo a lo grande. Nunca en Torrelavega se vieron unas fiestas patronales tan fastuosas como las de su etapa como alcalde, ni cotillones de Nochevieja en el Boulevard como los que organizó el regionalista aquellos cuatro años. La idiosincrasia del hombre que supo esperar requería un regreso por la puerta grande. A una consejería que ansiaba y para sustituir al compañero que ocupó su silla cuando él mismo se sacrificó para que se pudiera reeditar el bipartito en 2015.

Marcano con la bandera de Torrelavega en la presentación de las fiestas de la ciudad.
Imagen - Marcano con la bandera de Torrelavega en la presentación de las fiestas de la ciudad.

Profesor de latín en el IES Marqués de Santillana, puesto al que se incorporó tras su salida repentina del Parlamento, su historia encaja más con la del mito griego del Ave Fénix. Los cinco procesos judiciales a los que fue sometido como consecuencia de las sucesivas denuncias de sus rivales quemaron su imagen pública hasta el punto de que Podemos pidió su cabeza como condición indispensable para permitir a PRC y PSOE, que no tenían mayoría absoluta, recuperar el Gobierno. Echar a Marcano, el nombre que aparecía subrayado en los sumarios de los casos 'La Carmencita', 'El Soplao', 'La Casa de los Gorilas de Cabárceno', 'Vestas' y 'Racing', el último del que salió indemne, era símbolo de «regeneración».

Desde entonces, tres años le ha costado resurgir de sus cenizas. Ha sido un proceso de rehabilitación tranquilo, sabedor de que el momento llegaría y de que el regionalismo tenía una deuda pendiente por los servicios prestados. «El movimiento me encaja porque Javier se lo merece y este partido le debe muchas cosas», explicaba recientemente una de las personas más cercanas a Miguel Ángel Revilla, que reconocía que no sabía nada sobre esos planes. Porque si cualquier nombramiento en un miembro del Consejo de Gobierno depende del presidente, en este caso mucho más.

Del ala menos progresista del PRC, la ofensiva del PP contra su persona le puso contra las cuerdas

PASO POR LOS TRIBUNALES

Revilla tuvo la oportunidad de recuperarle en verano de 2019, después de que el PRC ganara por primera vez las elecciones autonómicas y renovara el pacto con el PSOE. «Me deben la rehabilitación, confío en que Revilla me la dé, iré donde él me pida». Sin pelos en la lengua, Marcano había dejado ese titular un año antes en una entrevista en este periódico. El líder decidió esperar. Aunque su número dos en el partido ya había sido absuelto de todos los casos, había flecos pendientes con el asunto del Racing que se resolvieron en enero de 2020. A partir de entonces, sólo faltaba encontrar el instante más idóneo para llevar a cabo el cambio de cromos.

Revilla no olvidó esa frase y la ocasión ha llegado después de tres años en los que ambos se han encargado de reconstruir la figura política y limpiar el nombre del exconsejero. Por si al líder le quedaban dudas del predicamento de Marcano en la capital del Besaya, la agrupación local más potente del PRC, los homenajes y comidas que la militancia -con un poder de convocatoria de 1.600 personas- que se sucedieron tras su absolución total se las despejaron.

Su poder y predicamento es absoluto en el PRC de Torrelavega, donde ahora su hijo regenta la Alcaldía

REFERENTE DEL BESAYA

Meses en los que la actividad pública del futuro titular de Industria ha sido nula más allá de algunos actos de partido coincidiendo con las citas electorales. Con jornadas que empezaban, en muchas ocasiones, con un desayuno y despacho de los asuntos de actualidad con Javier López Estrada, actual alcalde regionalista de Torrelavega y uno de los hijos que tiene con su esposa Pilar. En la Cafetería Morrison u otro de los establecimientos del entorno de la calle Mártires. Por allí tenía que responder en las últimas semanas a los que le paraban para preguntarle sobre la veracidad de los rumores que le volvían a situar en la mesa del Consejo de Gobierno. Marcano no es que lo negara, es que casi hacía ostentación.

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Uno de los políticos que más enemigos ha tenido en las últimas dos décadas en Cantabria ha ido coleccionando en este tiempo cartas de disculpa. Por ejemplo, la de José Ramón Blanco, el exlíder de Podemos por el que se vio apartado de la política. No tuvo ese gesto, por lo menos de manera pública, el expresidente Ignacio Diego, impulsor de varios de los procesos judiciales. El PP insiste en que cumplieron con «su obligación» de llevar ante la Justicia la ristra de asuntos sospechosos. Ahora, los enemigos pueden aparecer en su propio partido. Porque su vuelta triunfal le coloca otra vez en un puesto privilegiado con vistas a una futura sucesión.

Su regreso por la puerta grande le coloca de nuevo en un puesto privilegiado en la lucha por la sucesión

POSICIÓN EN EL PARTIDO

De memoria prodigiosa, aficionado a las cartas -es habitual en las partidas del bar Chema- y religioso hasta el punto de hacer promesas a la Virgen en caso de salir absuelto, para la izquierda representa el regionalismo menos progresista. Su cabeza y presencia hizo que nunca -previsiblemente tampoco a partir de ahora- fuera un consejero más. «Rápido e ingenioso y muy culto», decía de él un excompañero de escaño. «Tiene un alto concepto de sí mismo, va un poco de perdonavidas. No acepta las críticas», apuntaba otro de otro color político. De poder elegir, Marcano querría tener «el arrojo de Julio César, la prudencia de Catón y la lucidez de Cicerón».

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