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«Valdecilla inmensa, orgullo y pasión. Te llevo en mi vida y en mi corazón». Así termina la letra del himno del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, que sonó ayer en el homenaje a los 116 profesionales que se jubilaron en 2023. Y así también ... lo siente una de las enfermeras que se jubilaron en agosto del año pasado. «Lo echo muchísimo de menos. Al principio me lo tomé como unas vacaciones pero ahora ya se nota. Nos hemos dejado la vida aquí», le comentaba a otra compañera minutos antes de que comenzase el acto, en el hall de la sala Doctor Gómez Durán. Poco a poco iban llegando los homenajeados, ya sin sus batas blancas y verdes. Esta vez vestidos de gala, porque este día era para ellos. Para homenajear toda esa trayectoria a la que algunos han dedicado más de 40 años.
Médicos, enfermeros, celadores, administrativos, cocineros, pinches, electricistas... había un poco de todo. Lo que más, enfermeras. En femenino. Porque hombres solo había tres. «Hace años era una profesión solo de mujeres», lamenta una de ellas. Después de recoger el detalle de despedida -un paraguas y una mochila con la marca del hospital- fueron pasando al salón de actos y ocupando sus asientos. Lejos de llenarse, faltaron algunos ex trabajadores que no pudieron acudir a la cita. Pero muchos sanitarios aprovecharon su descanso para comer y quisieron acompañar a los que hasta el año pasado fueron sus compañeros.
Entre besos y abrazos comenzó el discurso de la directora gerente de Valdecilla, María Dolores Acón, en su primer acto de jubilación desde que ocupa el cargo. «Sois personas que, con alma y corazón, habéis dedicado vuestra vida a hacer lo que mejor sabemos: atender a nuestros pacientes», comentó con orgullo. En mitad de su intervención irrumpió en el escenario un personaje sorpresa, el Marqués de Valdecilla, interpretado por el médico reumatólogo de Valdecilla Julio Sánche.
Las frases
Isabel Sampedro, médico anestesista «Hay que dejar hueco alas nuevas generaciones. Ahora me planteo lavida de otra manera»
Pedro Quintana, auxiliar de Enfermería «A los nuevos enfermeros les pido que no se olviden de la vocación. Esto es más que un título y un sueldo»
María Oriente, auxiliar administrativo «Ahora me dedico a dar clases de acuarela y a cuidar el gran jardín de mi casa de Cabuérniga»
Un repaso a todos los nombres de las personas jubiladas y tres discursos: el de José Carlos Garrido, del Servicio de Análisis Clínicos; el de Ana Rosa Díaz, del área de Formación de Enfermería; y el de María Lourdes Borjabad, auxiliar administrativa. La tónica principal fue prácticamente la misma en las tres intervenciones: disfrutar ahora que tienen tiempo. Y es precisamente lo que está haciendo Isabel Sampedro, médico anestesista que se jubiló el pasado 31 de diciembre. En estos siete meses no ha perdido el tiempo y se ha apuntado a clases de inglés, está haciendo gimnasia y ha participado en algún curso de la UIMP. «Ahora me planteo la vida de otra forma», cuenta Isabel. Además, confiesa que si volviera a nacer escogería la misma carrera y la misma especialidad, pero reconoce que hay que dejar hueco a las nuevas generaciones. A ellos les aconseja tener mucha paciencia, constancia y saber adaptarse a todo. «Es lo más importante», insiste.
Pedro Quintana fue uno de los pocos hombres homenajeados ayer. Empezó su andadura profesional como auxiliar de enfermería a las 38 años, después de haber estado trabajando por todo el mundo. Nada más llegar a Valdecilla tuvo claro que su prioridad era el paciente. «En especial la gente mayor, que ha sido mi pasión cuando me ha tocado trabajar en plantas de geriatría», explica. Jubilado desde octubre del año pasado, reconoce que todavía no se ha planteado ningún pasatiempo. «Toda la vida he vivido con mis padres, que han fallecido recientemente. Me he quedado solo y tengo que plantearme qué puedo hacer, aunque soy muy de casa, me encanta cocinar». También quiere lanzar un mensaje a los próximos auxiliares de enfermería: «Por favor, que no olviden la vocación. Esto no es ni un título ni un sueldo. Por encima de todo está la profesionalidad. Que se desvivan por la vocación porque merece la pena».
María Oriente Gómez llegó a Valdecilla todavía más tarde que Pedro. Hace siete años. Aunque, a pesar de estudiar magisterio, ha estado toda la vida desempeñando su labor de auxiliar administrativa en la sanidad pública por varios pueblos de Cantabria. En Valdecilla pasó por varios servicios, pero fundamentalmente por Radioterapia, Cirugía General y Medicina Interna. De su larga trayectoria se lleva la experiencia de la pandemia. «Tuvimos que estar ahí al pie del cañón y yo me contagié. Lo pase un poco mal», recuerda. Pero eso ya quedó atrás. Ahora dedica parte de su tiempo a asistir a clases de acuarela y a cuidar el gran jardín de su casa de Cabuérniga.
Una jornada emotiva que supuso el reencuentro de compañeros de toda la vida que, tras jubilarse, no habían vuelto a coincidir. Ahora, una nueva etapa comienza para cada uno de ellos, convertidos ya en parte de la historia del gran Valdecilla.
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