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NACHO GONZÁLEZ UCELAY
Santander.
Domingo, 27 de septiembre 2020, 07:06
Siempre a la sombra de aquellas áreas que concentran el mayor peso político (Economía, Sanidad, Educación o Política Social), la Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, ... Pesca, Alimentación y Medio Ambiente se ha visto en esta crisis ante una oportunidad única de reclamar una mejor atención de las grandes administraciones, a las que pide que no ignoren el enorme impacto que la pandemia ha tenido en todos los campos que abarca este negociado. En todos, sin excepción.
«Corren tiempos muy difíciles. Y ya va siendo hora de que los gobiernos se replanteen y prioricen las políticas rurales y medioambientales», dice y repite el consejero Guillermo Blanco Gómez, atento al plan de recuperación que aliña Europa.
-El acceso a los fondos covid financiados por la Unión Europea va a depender de los proyectos con los que ustedes sean capaces de convencer a Madrid.
-Sí. Y por eso hemos diseñado un plan que se ajusta muy bien a las estrategias y las políticas de la Unión Europea y de España y que hemos puesto en marcha después de haber mantenido un diálogo constante y muy fluido con todos los sectores implicados (organizaciones ganaderas, cofradías pesqueras, cooperativas agrarias), cuyas propuestas hemos tenido en cuenta.
-¿En qué consiste?
-Tiene cuatro líneas de actuación que, como le digo, creemos que se adaptan a la perfección a las directrices que llegan de Europa. La primera pasa por la inversión en transformación ecológica como estrategia para la recuperación y resiliencia de la economía, la mitigación y adaptación al cambio climático; y la segunda por un nuevo modelo de gestión de residuos en el marco del nuevo Plan deAcción de la Unión Europea para la Economía Circular. La tercera requiere un refuerzo del sector primario y del medio rural como garante del suministro de alimentos saludables, la conservación de la biodiversidad y el apoyo a la cohesión social; y la cuarta y última interesa al mantenimiento del empleo existente, el refuerzo de los sectores productivos y la generación de nuevos empleos, ello prestando una especial atención a sectores en transformación, con bajo relevo generacional o en un evidente riesgo de exclusión.
-Ya. ¿Y si no convencen?
-Pues si estos proyectos no convencen, si no llegan a Europa, entonces tendremos que pagarlos de nuestro bolsillo.
-Eso es mucho dinero.
-No estoy en condiciones de hacer una valoración económica. Pero sí. Es un pastizal.
-¿Ninguno es prescindible?
-No, ninguno. Todos esos proyectos de los que le estoy hablando, y en los que esta Consejería viene trabajando sin descanso desde hace ya bastante tiempo, incluyen medidas que en cualquier caso vamos a tener que llevar a cabo sí o sí porque así nos lo exige la normativa europea. Y si al final no los paga Europa, le repito que vamos a tener que pagarlos nosotros.
-Entiendo.
-Por eso yo confío en que Madrid incluya nuestros proyectos y Europa los financie.
SOCIO DE GOBIERNO
NÚCLEOS RURALES
-Es usted muy optimista.
-Bueno... Creo que encajan perfectamente en las políticas que nos demanda la Unión Europea. Y, además, por qué no decirlo, para algo tenemos un socio de gobierno del mismo partido de quien tiene que tomar esa decisión, ¿no?
-¿Se refiere al PSOE?
-Al PSOE me refiero, claro.
-No parece que ese argumento haya servido otras veces para que Madrid atienda las demandas de Cantabria.
-Para mí los consejeros del PSOE son mis compañeros de cami- no en el Consejo de Gobierno. Y más allá de las discrepancias que se hayan podido producir, que, de hecho, se han producido, quiero pensar, o debo pensar, que con la misma lealtad con la que yo les estoy tratando a ellos me están tratando ellos a mí y que, en consecuencia, van a hacer todo lo que esté en su mano porque Madrid apruebe esos proyectos que son tan importantes para Cantabria.
-Luego no lo preocupan los antecedentes.
-No. Para nada me preocupan. Creo que al menos en ese asunto la sintonía tanto con la ministra, con la que he hablado ya varias veces de estos proyectos, como con nuestro socio de gobierno es buena.
-En julio reclamó al Ministerio un mayor compromiso en materia de desarrollo rural ante el escenario que plantea la nueva Política Agraria Común (PAC) para los próximos siete años, un plan financiero que contempla un considerable recorte en los fondos comunitarios que vienen recibiendo los sectores agrícola y ganadero...
-... Y que, como usted recordará, en enero llenó de tractores las calles de toda España porque entonces se hablaba de una bajada de hasta un 35%.
-Sí.
-Bueno, pues pese a lo que digan el ministro Planas y su equipo, que vienen a decir que los fondos son los mismos de siempre, la realidad es que la PAC ha bajado en torno a un 9,5 o un 10%. Es menos de lo que se preveía, pero ha bajado.
-Ya. Y ahora ¿qué?
-Pues ahora que conocemos el volumen de los fondos comunitarios que Europa va a entregar, el siguiente paso a dar es acordar el reglamento del reparto, algo que el Gobierno de España tiene que negociar con las comunidades autónomas y a lo que tenemos que estar muy atentos porque, por diversos factores, Cantabria nunca sale especialmente favorecida.
-La generalización del teletrabajo a consecuencia del covid está promoviendo inesperados patrones de asentamiento en los núcleos rurales.
-Es un hecho, sí.
-¿No le parece esta una oportunidad única en la lucha contra el despoblamiento?
-La pandemia nos ha enseñado que no se vive de la misma forma en el campo que en la ciudad, y esa enseñanza ha llevado a mucha gente, más de la que se cree, a interesarse por la vida rural. Es un momento que tenemos que aprovechar, sin duda.
-Para que esa idea no encalle tiene que llevar aparejada una sustancial mejora en los servicios que se prestan.
-Créame si le digo que estamos trabajando desde hace tiempo para que, vivan donde vivan, todos los cántabros puedan disponer de los servicios necesarios, empezando, claro está, por la disponibilidad de la banda ancha, que es una herramienta esencial para quien quiere teletrabajar. Que nadie tenga ninguna duda de que el Gobierno de Cantabria les va a dotar de esos servicios aunque tenga que empeñarse hasta las cejas en ese objetivo, porque esos servicios son un derecho fundamental de los ciudadanos y porque tenemos que aprovechar esta involución que se está produciendo.
-¿Cree que esta crisis sanitaria supone también una buena ocasión para revisar las políticas medioambientales?
-Más que una ocasión es una obligación. El que no quiera verlo de esa manera es que está ciego. De hecho, y como ya le he dicho, las dos primeras líneas de actuación del plan que queremos enviar a Madrid promueven la inversión en transformación ecológica como estrategia para la adaptación al cambio climático; y, por otro lado, un nuevo modelo de gestión de residuos en el marco del nuevo Plan deAcción desarrollado por la Unión Europea para la Economía Circular. Creo que es hora de que los gobiernos se replanteen y den prioridad a las políticas no solo medioambientales sino también rurales y agrarias.
-Hablando del sector agrario, que tanta importancia cobró en los peores días de la pandemia, ¿se atreve a pronosticar su futuro una vez se atenúe la crisis?
-La industria agroalimentaria de Cantabria, a la que efectivamente tanto debemos agradecer por la inmensa labor de suministro que realizó en el confinamiento, es generadora de productos de una gran calidad que, día a día, se están haciendo en el mercado un hueco cada vez más grande gracias a la garantía y solvencia que ofrecen a los consumidores. Afortunadamente para nosotros, esto no es el Páramo de Masa. Aquí, cualquier cosa que uno tire al prado para que nazca, nace. El sector agrario tiene futuro. Y, aunque estén cada vez más cuestionados por las grandes dificultades que tienen para encontrar un relevo generacional, también tengo una gran confianza en el sostenimiento de otros como el cárnico o el lácteo.
-Hablando de confianza, oiga. ¿Comparte la sensación que tiene buena parte de la ciudadanía de que la clase política en general no ha estado a la altura de las circunstancias?
-Sí. Claro que sí. Por supuesto. Viendo lo que ocurre en un momento como este, en el que hay tanta gente pasándolo tan mal, debería haber unidad nacional, debería haber gente de Estado, pero, por desgracia para todos, no está siendo así.
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