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olaya suárez
Miércoles, 19 de junio 2019, 10:08
Eran poco antes de las nueve de la mañana del lunes cuando Álvaro, Ade y su hijo Ibra se despertaban en el refugio de Collado Jermoso, en plenos Picos de Europa, y se percataban de que Abdu, su otro hijo de trece años, no estaba. ... Creyeron que había salido a dar un paseo por la montaña, pero la angustia se fue apoderando de la familia a medida que pasaba el tiempo y Abdu no regresaba. No querían creer que una «pequeña discusión» la noche antes por las notas de fin de curso tuviese tal desenlace. Al mediodía, desde el refugio, alertaban a los servicios de emergencia. Se iniciaba así una complicada búsqueda que se prolongó 30 horas, implicó a 25 guardias civiles de montaña, a dos helicópteros de la Guardia Civil y que tuvo un final feliz al hallarle «agotado», pero con vida, en Collado Solano.
Los integrantes del operativo de rescate buscaron al niño gijonés día y noche, sin descanso y aferrándose a la fortaleza física de Abdu, de origen etíope y uno de los mejores atletas asturianos.
Según explicaron fuentes del operativo, el niño se sintió molesto con sus padres por haberle castigado a no utilizar el teléfono móvil y decidió salir solo a primera hora del alba, intentando descender hasta la localidad de Cordiñanes, por la que el domingo subió con sus padres y su hermano mellizo. En cuanto la Guardia Civil tuvo constancia de la desaparición del menor se desplegó un amplio operativo de rastreo en el que participaron efectivos de los Grupos de Rescate e Intervención en Montaña (Greim ) de Sabero (León), Cangas de Onís, Mieres, Potes (Cantabria) y Pobra de Trives (Orense), así como los helicópteros de las unidades aéreas de León y Asturias y el servicio cinológico de la Benemérita. Peinaron de forma concienzuda las inmediaciones del refugio en el que habían pernoctado, pero ni rastro de Abdu. La niebla dificultó las labores y contribuyó a que el desaliento hiciese mella entre sus familiares.
A primera hora de la mañana de ayer se reanudaba la búsqueda. Abdu Morala Hidalgo no llevaba ropa de abrigo para pasar la noche a la intemperie y las temperaturas a 2.000 metros de altitud habían rozado los cero grados. La preocupación se hacía evidente no sólo entre sus padres y hermano, también entre el personal del refugio de Collado Jermoso, conocedores de primera mano de los riesgos que entraña la montaña.
Al mediodía, cuando se cumplían 30 horas desde que el niño saliese del albergue, efectivos del Greim de Sabero lo localizaban en Collado Solano. «Estaba enriscado y agotado», pero sano y salvo. Se encontraba a un kilómetro y medio del refugio, en dirección a Cordiñanes. Pero aún quedaba una de las fases más delicadas. El helicóptero intentó en varias ocasiones, sin éxito, llegar hasta el lugar en el que permanecía Abdu; las rachas de viento impedían la maniobra y hubo que esperar otra hora larga a que lograsen, por fin, izar al adolescente y evacuarle; tras el rescate fue trasladado a Riaño.
Una hora después, y en una difícil maniobra, lograron sacar a Abdu del corazón de los Picos de Europa. «Se sintió muy aliviado, pero a la vez estaba preocupado porque sabía lo que había hecho», aseguran fuentes conocedoras del rescate. Los sanitarios se hicieron cargo de él nada más que el helicóptero tomó tierra. El primer destino fue el centro de salud de Posada de Valdeón, en León, donde los facultativos médicos determinaron que sería conveniente trasladarlo al Hospital de León. Llegó al centro hospitalario sobre las cinco de la tarde. Hasta allí se trasladaron también sus padres, aliviados por el desenlace del episodio protagonizado por su hijo adolescente, pero consternados por lo que había desencadenado y la angustia sufrida durante más de un día.
El menor fue llevado a la planta de Pediatría. Su estado de salud es bueno, según fuentes sanitarias, si bien fue sometido a una exploración profunda para descartar alguna patología. Abdu pasó la tarde durmiendo y comiendo. Si todo va según lo previsto, recibirá el alta a lo largo de la jornada de hoy y podrá regresar a su casa en Gijón para intentar recobrar una tranquilidad interrumpida bruscamente por su decisión de abandonar solo el refugio de Collado Jermoso.
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