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Los dormitorios o los salones de un puñado de familias cántabras han vuelto a convertirse estos días en aulas improvisadas. Las cuarentenas preventivas ... que imponen los protocolos anticovid han llevado a parte del alumnado a educarse desde casa. Domicilios y centros educativos quedan conectados entonces gracias al ordenador, al wifi, a las llamadas y a los mensajes de 'whatsapp', que, como si de un cordón umbilical se tratara, mantienen viva la educación.
Días atrás un pequeño grupo de alumnos del IES María Telo –400 estudiantes, instalaciones amplias con zonas de jardín–, en Los Corrales de Buelna, ha vivido esta situación: diez días de aislamiento preventivo y educación a distancia. Equipo directivo, profesores, estudiantes, padres y madres, todos se han esforzado en mantener las rutinas para no perder ni el hilo lectivo ni el afectivo.
En los hogares se han reorganizado espacios, horarios incluso, y se han familiarizado todo lo posible con los nombres de aplicaciones y plataformas, mientras los docentes han echado horas extras. La meta, indica Pilar Lobeto, directora de este instituto de nombre tan inspirador, es mantener la comunicación entre los miembros de la comunidad educativa, seguir con el ritmo de la actividad lectiva en la medida de lo posible, y lograr que los alumnos «continúen avanzando y, cuando lleguen a clase, no se encuentren perdidos».
¿Cómo articularlo? Cada centro ha tenido que elegir este año una plataforma educativa para comunicarse o compartir materiales con su alumnado. En el IESMaría Telo han optado por la herramienta de Microsoft que avala la Consejería de Educación y FP, además de Yedra. Este pequeño confinamiento, admite Lobeto, les ha pillado acabando de pulir el uso de las nuevas herramientas. Sin embargo, al ser bastante intuitivas, han avanzado mucho en poco tiempo.
El contacto es diario. Los profesores, una vez acaban sus clases presenciales, recopilan los contenidos y actividades vistos en el aula para hacérselos llegar a los estudiantes que están en casa. Comentarios, problemas, textos... todos los materiales llegan a manos del alumno a través de las plataformas, aunque los docentes también se sirven de mensajes, llamadas o videollamadas para, por ejemplo, resolver una duda.
«Buscas alternativas, haces malabares si hace falta. Además, los alumnos nos han sorprendido gratamente con el uso de la plataforma. Han accedido a ella de manera autónoma. Han tenido mucha iniciativa y en eso han tenido mucho que ver las familias», revela Marta González, tutora de alumnos en cuarentena preventiva en el instituto.
El papel de las familias es, claro está, muy importante. Aitor es el padre de una de las alumnas que estos días ha seguido las clases desde casa. Su hija se levanta pronto, compila sus tareas y se pone a trabajar en ellas en el escritorio de su habitación. «Es autónoma y responsable. Creo que en el instituto están haciendo un buen seguimiento. Se está llevando bastante bien», valora Aitor.
Esta alumna dedica su tiempo libre a hacer ejercicio, ver alguna serie, compartir videollamadas con dos de sus amigas, también alumnas del instituto y también guardando cuarentena por ser todas contactos estrechos. Muchas veces las tres hacen los deberes juntas. «Los profesores nos mandan todo por 'Teams', cada uno las actividades de su materia, y nos explican si tenemos que hacer fotocopias o lo que necesitemos», dice una de sus compañeras. Pensó que «sería más difícil» el contacto, el manejo de la plataforma, pero «no ha sido así en absoluto», revela. Ella también estudia por las mañanas y descansa leyendo, viendo la televisión, dibujando, a veces saliendo al jardín a pesar de la lluvia y el viento. Tienes ganas de volver al centro: «Me aburre estar en casa. Tengo ganas de volver a clase y ver a los compañeros», admite. Su padre, José Antonio, ve a su hija segura, llevando bien la cuarentena a pesar de que la situación recuerde al difícil tercer trimestre del pasado curso.
Lamenta, sin embargo, que si los test para detectar el covid resultan repetidamente negativos, la cuarentena se prolongue. «La salud es lo primero, pero la educación también es importante». Aprueba en cualquier caso el seguimiento del centro: los profesores llaman, se interesan por la evolución de su hija, una chica «seria, muy responsable que está sufriendo por no ir al 'cole'».
Pilar Lobeto también entiende que la educación presencial, la proximidad, las preguntas espontáneas en el aula, los trabajos en grupo, las dinámicas colaborativas, los juegos... todo dota de significado a la educación, y es casi insustituible.
En cualquier caso, su equipo intentará que la educación presencial pueda replicarse al máximo si se repite esta situación. Tienen una idea entre manos: que el alumnado pueda conectarse a las clases en directo. El problema es que muchos equipos informáticos no soportan esta tarea. «Hemos hecho solicitud de equipamiento informático a la Consejería», indica la directora, 25 ordenadores que quizá abran las puertas al 'streaming' en el IESMaría Telo. «Nuestra intención es formarnos y ponerlo en práctica en la medida de lo posible».
Las rutinas del centro no se han visto alteradas. Las jornadas de los docentes, sí. A las clases presenciales se suma la preparación de la actividad a distancia. «Para los docentes la carga es mayor», incide Lobeto, «aunque la disposición del profesorado en este sentido es impecable». Estas situaciones de cuarentena o todas las medidas que impone el covid exigen esfuerzo, adaptación. También generan dudas: «Los equipos directivos somos profesionales de la docencia, pero no de la salud, ni tampoco estamos especializados en prevención de riesgos», indica la directora. La dirección del centro, como la de otros muchos en Cantabria, ha dedicado el verano a adecuarse a la realidad covid, a componer su plan de contingencia. El documento recoge todas las modificaciones que han hecho: se ha ganado espacio de la biblioteca o del salón de actos, entre otros, para mantener el metro y medio de distancia; han resituado los recreos para evitar aglomeraciones; las salidas son escalonadas, han trazado circuitos en el suelo... El plan es flexible y se revisa semanalmente.
Con todo, las dudas persisten. «A veces nos sentimos un poco solos», lamenta Lobeto. La ventilación es uno de los dilemas que, ahora que el frío comienza a apretar, tienen que afrontar. Para darle una solución lo más consensuada posible a esta y otras cuestiones van a crear un 'equipo covid' en el instituto, van a ir un poco más allá de la figura del coordinador implicando más ampliamente en el debate y las decisiones al profesorado, y también a las familias y a los estudiantes. «El alumnado tiene una actitud muy positiva, está asumiendo bien las normas. Necesitamos a las familias y al alumnado en el 'equipo covid'», dice Lobeto.
Las familias vuelven a revelarse como puntos de referencia para que el curso vaya bien, acabe bien. Eva, madre de una estudiante, hace seguimiento en la medida que puede de la evolución de su hija:«Yo creo que lo está haciendo todo, en teoría va bien».
Coincide Marina, madre de otra alumna, cuya familia también lo lleva «bastante bien». Para garantizar que la conexión no se quiebre en ningún momento está mirando con su comunidad de vecinos las posibilidades de instalar fibra. «Ahora no llega, y sin estas cosas ya no se puede vivir», comenta. Marina no ha tenido dudas este curso de que lo mejor era la educación presencial, pero para sortear situaciones como estas cuarentenas hay que ponerse las pilas más si cabe: «Tenemos que estar más preparados».
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Ana del Castillo
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