«Horas antes del reventón vi caer un trozo de escenario; pudieron parar el festival»

Entre todos esos asistentes se encontraba Víctor Blanco, un fotógrafo de 20 años, residente en Carandía de Piélagos, que acudió al festival junto a una veintena de amigos. Según comenta, habían comprado su entrada en 2019 y con la pandemia tuvieron que esperar a este fin de semana para asistir, por primera vez, a un evento de música electrónica que reúne a algunos de los artistas y djs más reconocidos a nivel internacional.

El pasado martes, tres días antes del inicio del evento, «que nos ha salido por unos 500 euros entre todo», decidieron acudir al recinto, ya que el camping donde se alojaban estaba ya abierto. El día de autos, a eso de las diez de la noche, Víctor y sus amigos se colocaron en primera fila de unos de los escenarios del festival, en el que actuaba el dj Steve Aoki, y comprobaron cómo parte del decorado se vino abajo por el viento. «Se cayó un trozo de la corona de la figura de un payaso (el que aparece en la fotografía que acompaña a esta información), pero no llegó a alcanzar a nadie. Por eso lo del reventón térmico no lo veo como una excusa ya que siete horas antes ya había temporal, creo que era previsible».

Víctor cree que en ese momento los organizadores tenían que haber «hecho algo», «al menos sujetar bien las estructuras». «Tenían que haber parado el festival y comprobar qué estaba pasando...». Aunque, cuando se produjo ese primer incidente, la gente no se percató «porque el festival tenía varios efectos especiales que simulaban el fuego, la lluvia, el humo... A nadie le extrañó que también se simulase el viento».

A las cuatro de la madrugada, cuando se produjo el reventón térmico, «que apenas duró unos diez minutos», Víctor se encontraba con otro amigo en la tienda de campaña (a veinte metros del escenario principal), ya que el artista que actuaba en ese momento no les interesaba y habían decidido ir a descansar un rato hasta las seis, momento en el que el dj que tomaba el relevo sí les atraía. «Empezó a llover y luego apareció un viento fuerte que incluso arrancó unas estacas de madera clavadas sobre cemento que sujetaban unos toldos. No había visto eso en mi vida. No daba crédito, fue una exageración». Víctor vio como empezó a caerse el atrezo del escenario principal y el viento arrastró otras infraestructuras, que provocaron la muerte de un joven y dejó heridos a otros cuarenta. «Al principio no sabíamos qué estaba pasando, hasta que oímos las ambulancias», dice, al tiempo que apunta que en ningún momento pensó que hubiese un fallecido y tantos heridos. De hecho, asegura que se enteró por los medios de comunicación horas después.

En medio de ese vendaval, este joven empezó a preocuparse por el resto de sus amigos, que se encontraban repartidos por el recinto. «Hasta que comprobamos que todos estaban bien fue una agonía».

A diferencia de las zonas de los escenarios, que fueron desalojadas, el camping permaneció tal y como lo dejó el reventón, «desarmado». «Los organizadores no se presentaron siquiera y tuvimos que reparar los desperfectos de las tiendas». Sin embargo, a mediodía del sábado, con el festival ya suspendido, este grupo de cántabros abandonó el recinto tras presentar una hoja de reclamaciones. «Con haber vuelto vivos todos nos podemos dar con un canto en los dientes, nos podía haber pasado a cualquiera».