Los hospitales vuelven a la rutina tras suspender 82 operaciones y más de 3.500 consultas

«¡Vaya diferencia con lo que vivimos ayer!». Esa era la frase más repetida en el recorrido por los centros sanitarios de la región, donde la mañana del martes transcurría con una normalidad incluso más tranquila de lo habitual –solo había un paciente en la sala de espera de Urgencias de Valdecilla, una ambulancia en la puerta y una embarazada entrando con su bolsa a las diez de la mañana–, salvo para los equipos de informática y mantenimiento, volcados en resolver los desajustes generados por la súbita desconexión eléctrica. Aunque en los hospitales y centros de salud fue cuestión de segundos, porque enseguida se activaron los generadores de emergencia, al día siguiente dejaba múltiples incidencias menores. Ascensores que no funcionaban, líneas telefónicas y puertas eléctricas inhabilitadas, fallos en la centralita de Laredo o en el dispensador de uniformes de Sierrallana, así como dificultades en el arranque de algunos equipos informáticos y de radiología, «pero sin impacto asistencial», aseguraban desde Sanidad.

«Lo peor de ayer (por el lunes) fue la incertidumbre», resumen varios profesionales consultados por este periódico. Había que administrar la energía para aguantar el máximo tiempo posible mientras se resolvía una crisis sin precedentes en toda España. «La gran duda era cuánto podría durar». Así que se suspendió la actividad programada y los esfuerzos se concentraron en cubrir la urgencia, como los dos códigos ictus y los diez partos que se atendieron en Valdecilla, y en garantizar que en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) todo estaba bajo control. En total, de las 188 cirugías previstas en la jornada del lunes en todos los hospitales del Servicio Cántabro de Salud (SCS) –Valdecilla, Sierrallana-Tres Mares, Laredo y Liencres–, se llegaron a realizar 106, más otras diez que llegaron de urgencia. Pero 82 pacientes vieron aplazada su intervención. Además, 3.557 consultas externas y 1.314 pruebas diagnósticas quedaron anuladas, en una jornada en la que se llegaron a atender 14.768 y 7.566, respectivamente.

Y lo mismo ocurrió en los centros privados, tanto Santa Clotilde como Mompía vieron interrumpida su actividad quirúrgica tras la caída del suministro eléctrico, manteniendo su actividad asistencial también con sus propios equipos electrógenos. Todos confirmaban este martes la vuelta a la rutina, después de una noche sin sobresaltos. La respuesta de los profesionales sanitarios a la crisis fue «ejemplar», destacó el consejero de Salud, César Pascual. Una actitud que «la gente ha agradecido y que se debe hacer extensible al día a día».

En plan de contingencia implicó también reducir al mínimo el uso del equipamiento de Radiodiagnóstico. Si lo habitual es tener cuatro escáneres (TAC) en marcha en Valdecilla, el lunes se dejó uno solo a disposición del servicio de Urgencias, pendiente especialmente de la veintena de pacientes que fueron llegando a lo largo del día para recibir oxigenoterapia –algunos trasladados desde el servicio de Hospitalización Domiciliaria–, toda vez que en casa no tenían corriente para las máquinas que les ayudan a respirar. Una vez se recuperó el suministro, fueron volviendo a sus domicilios. Era, sin duda, uno de los grupos más vulnerables, junto con los pacientes de diálisis, entre los que tampoco se registraron incidencias, más allá de que algún enfermo llegó tarde a su tratamiento por las dificultades para salir de casa al no disponer de ascensor. «Pero todo ha funcionado bien, tanto en Valdecilla como en el servicio externo de Diaverum (Primero de Mayo), que también tiene su propio equipo electrógeno», confirman desde Alcer.

Tampoco constan problemas con los contados casos que se dializan en casa –una decena que están monitorizados de forma continua por el hospital–, «porque tienen bastante flexibilidad para posponer el tratamiento en caso de incidencia. A uno de ellos le sorprendió el apagón cuando le quedaban solo cinco minutos».

El consejero apuntó que toda la actividad afectada por el «gravísimo problema» vivido se va a reprogramar, como se ha hecho otras veces, y espera que se pueda recuperar para la próxima semana, al ser esta «rara» y de «bajita» actividad debido al puente del Primero de Mayo. De hecho, no solo se había retomado ayer toda la actividad quirúrgica e intervencionista programada en horario de mañana, sino que también se reactivaron las peonadas de tarde, con la única excepción del Hospital de Laredo, que lo hará el miércoles. Y pese a la tensión de esa insólita jornada marcada por la falta de luz, señaló que los servicios de urgencia funcionaron «con normalidad». Hasta 739 personas acudieron a los hospitales, aunque en Valdecilla el volumen de entradas fue inferior al de un lunes normal, que siempre es el día de la semana de mayor afluencia. En total, registró 350 urgencias (sin contar las pediátricas), unas 70 por debajo del balance de otras semanas. Un descenso que no se dio en Laredo, que sumó un centenar de visitas –igual que el lunes anterior y el doble que el domingo–, ni en Sierrallana, por donde pasaron otras 237 personas. «La gente acudió a Urgencias cuando tenía que acudir, con normalidad», dijo el consejero. No obstante, precisó que se reforzó la seguridad «en unos cuantos» servicios de Urgencias (SUAP) con la contratación de vigilantes y por «prudencia», por si había cortes de luz nocturnos. Algo que, al final, no ocurrió.

Otro de los problemas, que era la recarga de las ambulancias eléctricas del 061, se solventó desplazando los vehículos a los hospitales para poder estar enchufadas, ya que en sus bases no había electricidad. Aunque mucho mayor fue el trastorno de no disponer de equipos de comunicación en el transporte sanitario urgente. Como apuntan desde el sindicato CGT, «llevamos tiempo denunciando que en el caso de caerse la telefonía móvil, los vehículos quedarían incomunicados, y ayer, desgraciadamente ocurrió», señala el delegado Nacho Achurra.

Las ambulancias de 061 de Cantabria (servicio gestionado por Autransa) son, junto con las de Asturias y Castilla y León, de las pocas de España que no disponen de emisoras Tetra, redes de comunicaciones críticas para emergencias. Y el apagón puso en evidencia esa carencia. «En el caso de las ambulancias de Soporte Vital Avanzado (UVI móvil), se les proporcionó desde el 112 sistemas Tetra para estar en contacto con la central del 061 y del 112, mientras que a los vehículos de Soporte Vital Básico se accedió a ellos de forma rudimentaria para que se acercaran a los centros de salud más cercanos a su base para ser autoactivados desde allí, bien porque acuda el paciente o un familiar», subraya Achurra.

En el informe de evaluación de incidencias remitido desde el SCS no se menciona esta complicación. Tan solo se apunta que, al día siguiente del gran apagón, «las llamadas realizadas al 061 funcionan correctamente, así como las desviadas desde el 112». Cuestionados por este periódico, responden que «las ambulancias incomunicadas no estuvieron, porque nos arreglamos con emisoras del 112». En Atención Primaria no se reportaron daños en las instalaciones ni en medicación o vacunas, que requieren de neveras. Todos los centros de salud funcionaban este martes como un día cualquiera, aunque en las conversaciones de sala de espera la protagonista era la luz.

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