Los hospitales pierden 50.000 consultas al año por pacientes que no se presentan

El consejero de Salud, César Pascual, dice directamente que, «tal y como está concebido el Sistema Nacional de Salud (donde no se contempla ningún tipo de medida de carácter sancionador, salvo en el caso de las agresiones a sanitarios), la propuesta de Francia de cobrar por las inasistencias a consultas es inapropiada». Y tampoco desde el Colegio de Médicos de Cantabria la ven oportuna. «Creemos que esas medidas disuasorias no son eficaces porque, sin duda, los pacientes que no acuden a sus citas médicas generan un trastorno grave al sistema y una carga administrativa, pero esta última también la produciría el cobro de una cantidad como multa por no acudir», señala el presidente de la entidad colegial, Javier Fernández de Sande, más partidario de «potenciar la educación en salud y la solidaridad necesaria para que el sistema funcione».

Pero que se haya abierto el debate sirve para preguntarse cuántas citas fallidas acumula el SCS cada año y cuántas podrían aprovecharse para rebajar las históricas listas de espera, que es uno de los grandes problemas con los que lidia en estos momentos la sanidad pública. La respuesta la ofrece Pablo Serrano, subdirector de Asistencia Sanitaria, que cifra en alrededor de 50.000 las consultas externas perdidas. «El porcentaje total es mayor, entre el 8% y el 10% de todas las consultas anuales en Atención Especializada, que suman aproximadamente un millón, aunque no todas son imputables a los pacientes», aclara, pues en ese volumen se incluyen también «las anulaciones o citaciones erróneas» por parte de los propios hospitales, bien por bajas de médicos, por averías en equipamiento o por cualquier otra circunstancia que pueda alterar la actividad tal y como estaba prevista.

Es por eso que Serrano habla de «unas 50.000 consultas aprovechables» si hubiera habido margen para rellenar esos huecos vacíos –el dato concreto de 2023 es de 49.701–. Yahí el directivo del SCS hace autocrítica al reconocer que «muchas veces los pacientes no tienen forma de comunicarse con su centro para cambiar o cancelar su cita». Es por eso que «se está trabajando para mejorar esa comunicación. Una idea es que el SMS que ahora se envía a modo de recordatorio de la fecha de la consulta pueda ser bidireccional, es decir que cuando el usuario lo reciba pueda responder si va a acudir o no, una opción que ahora no existe». Y lo mismo si finalmente se confía en el robot Jano (otra de las posibilidades) esa llamada de recuerdo de la consulta señalada. En aquellos casos en los que se reciba la respuesta negativa, habría tiempo para contactar con otra persona en lista de espera.

«Optimizar esos huecos de consultas es una medida clave», apunta Serrano, dentro del plan de choque. Cabe recordar que en la última actualización de los datos (al cierre de marzo), el volumen de pacientes pendientes de una primera consulta con el especialista era de 37.540, menos de las que se quedan en blanco al año por inasistencias. «Está claro que si cubriéramos todos los huecos, daríamos respuesta a las listas de espera», añade el subdirector de Asistencia Sanitaria, que no concreta («porque haría falta un análisis más exhaustivo») en qué servicios puede ser más llamativa la proporción de plantes.

En el caso de las pruebas diagnósticas, la reflexión es idéntica. Solo el año pasado se contabilizaron 37.535 citas perdidas, la mayoría en el área de Radiología, que son las más demandadas, porque el paciente no se presentó. Ya sea por olvido (ocurre cuando la cita se da muy alejada en el tiempo) o porque se acaba recurriendo a otras vías, bien a Urgencias, si la cosa se complica, o incluso a recursos privados. Ymientras, en el último recuento de las listas de espera se contaban 34.718 cántabros a la cola para someterse a una prueba para determinar su diagnóstico.

Solo en el ámbito hospitalario, entre las consultas y las pruebas suponen más de 87.000 las citas perdidas el año pasado. Pero el problema de las inasistencias también se extiende a la red de Atención Primaria. Contando tanto las médicas, como las de enfermería y las extracciones, en 2023 fueron un total de 221.081 citas sin cubrir porque el pacientes no acudió el día que le tocaba. Aunque el número es muy abultado, desde el SCS apuntan que representan «un 3,7% de todas las citas de los centros de salud. En este caso, aunque la inasistencia es alta, la respuesta en la accesibilidad (no cuesta conseguir otra cita) la compensa». Por eso, donde «mayor impacto» tienen esas ausencias es en consultas externas y en pruebas diagnósticas, eslabones de la cadena hacia el quirófano, marcada por un atasco que afectaba en marzo a 18.741 pacientes.