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Tercer verano de la era covid. A unos días del estreno, los hospitales cántabros ya tienen atados sus respectivos planes para responder a la demanda de la época estival, con el habitual ajuste de camas, cirugías y consultas, la merma de la plantilla por vacaciones ... y la casi certeza de que se avecinan unos meses de «bastante movimiento». La alta demanda que arrastran los servicios de Urgencias desde el inicio de la primavera -con un mayo de récord y un junio en el que las cifras no han aflojado- es una de las señales que avanzan lo que está por venir. «Va a ser un verano de mucho trabajo», augura el gerente de Valdecilla, Rafael Tejido, «dentro de un ratio de normalidad que ya se parecerá a los previos a la pandemia», con el tirón turístico de la comunidad como un ingrediente clave, pero sin la presión del covid, a diferencia de los dos veranos anteriores, que estuvieron marcados por la incertidumbre primero y los repuntes de contagios acto seguido.
La segunda ola empezó a crecer tras el verano de 2020 y la quinta, en el año del despliegue de la vacuna (2021), sorprendió sin llegar a julio alimentada por los contactos sociales que siguieron al fin de curso escolar y al arranque de las vacaciones, sobre todo entre la población joven, a la que para entonces no le había llegado aún el turno de su pinchazo. Ahora, en cambio, como se ha comprobado con la séptima onda, «la pandemia ha dejado de interferir en la programación de la actividad de los hospitales», explica Tejido, dado el menor impacto de las infecciones de la variante Ómicron, más liviana, en general, que los linajes que la precedieron, aunque también mucho más contagiosa.
Desde que Cantabria entró en la fase de 'gripalización' los hospitales también adaptaron la gestión interna de los pacientes positivos, aislando en la zona covid (Valdecilla ahora sólo tiene habilitada una planta, más el pabellón 17 de la UCI) únicamente a los que ingresaban por las complicaciones del virus, mientras que los casos detectados en hospitalizados por otras causas -los llamados incidentales- son asumidos dentro de los servicios que les tratan, ya sea Ginecología (partos), Traumatología, Cardiología, etc. Es por eso que, en la actualidad, son incluso más los pacientes positivos distribuidos por plantas ajenas al covid.
«Ahora se han normalizado los circuitos, la organización es completamente diferente», añade el gerente. Y en la UCI también son mayoría los casos incidentales, a quienes se les confirma la infección al hacerles la prueba rutinaria. Así las cosas, Valdecilla afrontará el verano con 120 camas menos y sin un plan especial orientado a la pandemia.
En los meses en los que se concentran las vacaciones del personal, la escasez de sustitutos en determinadas categorías profesionales obliga a las Gerencias a echar el freno en los quirófanos, esta vez incluso más a fondo que en otras ocasiones. Valdecilla tendrá operativos entre 17 y 19 quirófanos diarios (del total de 30 que funcionan durante el invierno, incluidos los de Liencres). «No vamos a poder llegar a los 20 que manteníamos otros años en esta época, en la que siempre se reduce la actividad», admite Tejido. La programación se hace a una semana vista, en función del personal disponible. Sobre todo, del número de anestesistas, que es una de las especialidades con menos posibilidad de recambio. Así que el plan de refuerzo de guardias del Hospital de Laredo, que se cubren durante junio, julio y agosto con profesionales de Valdecilla, será uno de los condicionantes que complicarán el encaje de las cirugías, tal y como había advertido el Sindicato Médico días atrás. Esta solución provisional adoptada desde el Servicio Cántabro de Salud se extiende también a cardiólogos y neumólogos, desplazados al centro pejino para suplir su grave déficit de personal en ambos servicios, aunque en este caso la medida se prolongará seis meses.
Laredo, de hecho, lejos de reducir su actividad habitual con la llegada del verano, lo que hace es 'armarse' para afrontar la época más dura del año, en la que multiplica su población de referencia por la atracción turística. Es por eso que el principal refuerzo, tanto médico como de enfermería, se centra en Urgencias. Además, mantendrá toda su capacidad de hospitalización -es el único centro que no cierra camas-, incluida la domiciliaria, que puede atender a doce pacientes de forma simultánea, aunque el equipo de Mónica Hernández reconoce que tendrán que tirar de «autocobertura», es decir, que los propios profesionales del servicio se organizarán para cubrirse las vacaciones entre ellos.
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En el ámbito quirúrgico, la idea es «mantener los tres quirófanos disponibles normalmente», salvo los días sueltos (seis en julio, seis en agosto y dos en septiembre) que se quedará con dos «por falta de enfermeras». El plan de rescate de las guardias de anestesistas asumidas desde Valdecilla, junto a las incorporaciones de varios residentes tras culminar el MIR -Laredo ha logrado contratar por su cuenta a otro profesional-, ha evitado que el hospital pejino se viera obligado a repetir la medida adoptada el verano pasado de derivar los partos programados a Santander.
El hospital comarcal de Sierrallana (Torrelavega), por su parte, tiene previsto el cierre de 30 de sus 202 camas durante el mes de julio y la segunda quincena de septiembre, pero en el periodo intermedio prescindirá de otras quince más (45 en total). Y el recorte se aplicará también en el hospital de Tres Mares (Reinosa), donde se anularán 12 de las 40 camas existentes durante todo el verano, que «son las habituales en los periodos estivales», precisan desde la Gerencia. También la hospitalización domiciliaria en ambos centros «se ajustará al índice de ocupación: contará con doce camas en Sierrallana y seis en Reinosa».
Como pasa en Valdecilla, la actividad quirúrgica en el hospital de Torrelavega también se verá mermada, con el cierre de dos de sus siete quirófanos en la primera quincena de julio, al que se añadirá un tercero el resto del verano. En cambio, el servicio de Urgencias no sólo se mantendrá con toda la dotación completa, sino que se prevé «el refuerzo con autocobertura en fiestas locales y puentes festivos de julio a septiembre», que es cuando la demanda se incrementa de forma notable. Esta medida es común a todos los hospitales, que esperan «un verano con bastante frecuentación». Y más teniendo en cuenta el punto de partida.
Sólo Valdecilla registra cada día una media de 500 urgencias, entre las que recibe el servicio de adultos y las que llegan al de pediatría. «Claramente han aumentado las urgencias», señala Tejido, «pero también el volumen de consultas, de pruebas diagnósticas y de operaciones indicadas», lo que, a la postre, deriva en más demoras. Y el balance del primer semestre dará cuenta de ello en breve. Sin perder de vista el efecto del plante de los anestesistas tras decidirse la movilidad forzosa a Laredo, que paralizó la actividad quirúrgica extraordinaria que se hacía por las tardes precisamente para aliviar la acumulación de listas de espera.
Hace justo un año, desde las Direcciones hacían virguerías para cuadrar las necesidades de personal que requerían las zonas de hospitalización covid (tanto en las plantas como en la UCI), más el resto de la actividad ordinaria, sumada a la extraordinaria, que entonces se centraba en la vacunación masiva. Hubo que recurrir incluso al refuerzo de profesionales jubilados. Ahora, el momento es otro, aunque el virus sigue ahí, abierto a dar sorpresas con sus mutaciones.
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