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Cuando aún se estén curando las cicatrices del Covid-19, imborrables para quienes han sufrido el zarpazo mortal en sus propias familias, tocará traducir las cifras de la lucha contra este enemigo invisible, que ahora reflejan historias de vencedores y vencidos con nombres y apellidos, en el coste millonario para el sistema sanitario. El impacto económico de la epidemia ahora mismo resulta incalculable, porque ni siquiera hay final a la vista. No obstante, hay datos que se pueden extraer tirando de estadísticas oficiales y calculadora, a sabiendas de que serán sólo una parte de la factura acumulada desde que el 29 de febrero se detectó en Cantabria el primer caso positivo de coronavirus, en una mujer italiana recién llegada de un viaje a Venecia.
A partir de su ingreso en la planta de aislamiento 7D de Valdecilla, el contador empezó a sumar. Pruebas de microbiología, refuerzo de personal, material sanitario para esquivar el contagio, medicación y respiradores para las víctimas del virus de Wuhan, un desconocido causante de graves neumonías y letal en las personas con el sistema inmunitario más frágil. Desde entonces, han sido hospitalizados 903 pacientes, de los cuales 78 han precisado ingreso en las Unidades de Cuidados Intensivos. Si el coste de un día en la UCI, según la orden de precios públicos de Sanidad, ronda los 1.100 euros, en los enfermos de Covid-19 esa cuantía se incrementa aproximadamente un 30%, más los fármacos específicos que requiera cada caso, explican fuentes hospitalarias.
Por redondear, alrededor de 1.400 euros cada 24 horas en el área en el que se libran las batallas más difíciles para sobrevivir al virus. Cogiendo como referencia una media de diez días de estancia en la UCI, que es la que registró Valdecilla en el mes de marzo (aunque en Sierrallana se eleva a 22,8 días), el coronavirus se ha cobrado más de un millón de euros. 14.000 euros por paciente de media. En Estados Unidos, sin financiación pública, el coste del tratamiento de coronavirus puede llegar a los 30.000 dólares para quien no tiene seguro privado. Otro drama añadido. Volviendo a Cantabria, la cuenta engorda aún más cuando se repite la operación con los casos hospitalizados en planta (825), donde la estancia se sitúa en un mínimo de 14 días, el periodo de aislamiento que impone el Covid-19. En esas dos semanas, que en unos casos es más tiempo por las complicaciones derivadas de la infección respiratoria y en otros se reduce al completarse la convalecencia en casa, el coste por paciente asciende a 8.400 euros, contando el día de hospitalización a 600 euros. Otros 7 millones a cuenta del coronavirus, que en mes y medio se ha llevado por delante la vida de 149 personas en Cantabria sin que la medicina haya podido evitarlo.
El mayor peso de la asistencia hospitalaria ha recaído en Valdecilla, aunque a medida que la epidemia fue creciendo también los hospitales comarcales tuvieron que adaptarse a marchas forzadas para responder a una demanda que en la transición entre marzo y abril alcanzó su pico máximo. Laredo ha ingresado desde el inicio de la crisis 132 pacientes, con una estancia media de seis días, más baja que en el resto de centros porque los casos graves se derivaron desde el primer momento a Valdecilla, al no disponer de Cuidados Intensivos. De hecho, en previsión de un escenario más complicado se habilitaron cinco puestos UCI hace un par de semanas, que no han llegado a utilizarse, porque ha coincidido con el descenso de la presión asistencial. El manejo de pacientes leves ha permitido trasladar a los domicilios el resto del aislamiento que requiere la enfermedad, de ahí que presente la estancia más corta. Sierrallana, por su parte, ha registrado 234 ingresos hospitalarios, de una duración media de 7,5 días, de los cuales 19 fueron atendidos en la Unidad de Reanimación y Cuidados Críticos, que también tuvo que duplicar su capacidad habitual para responder a la demanda del Covid-19. Para ello, tuvo que trasladar su actividad quirúrgica a la Clínica Mompía. Y Tres Mares (Reinosa) ha recibido 51 pacientes con coronavirus.
Sirva como ejemplo el despliegue de gastos en marzo de Valdecilla, que maneja un presupuesto anual de 399,7 millones, para acercar el impacto de la crisis sanitaria con datos reales. A mediados de ese mes, se paralizó toda la actividad quirúrgica, consultas y pruebas diagnósticas no urgentes para vaciar el hospital al máximo antes de la oleada de infecciones de Covid-19. Aún así, el gasto creció en tres millones de euros hasta situarse en un total de 34,5 millones. Un aumento derivado tanto de las contrataciones de personal (170 profesionales, la mayoría de enfermería), como del refuerzo de las guardias (atención continuada). No hay que olvidar que la elevada contagiosidad del SARS-CoV-2 obligó a estructurar los equipos profesionales para preservar retenes y poder cubrir las bajas. Sólo en guardias la nómina de marzo creció en 122.000 euros. No obstante, es en el capítulo 2 del presupuesto donde más se nota las consecuencias de la epidemia (pasó de 18,3 a 20,5 millones). Ahí se incluye el gasto de farmacia, con un millón de euros más de compras que en marzo de 2019, aunque no es imputable todo al Covid-19. En total, la factura farmacéutica de Valdecilla el mes pasado fue de 8,3 millones. La diferencia se explica por la adquisición de medicamentos específicos para tratar la infección de coronavirus, pero también por el abastecimiento de fármacos para varios meses a los pacientes que habitualmente acuden a recogerlo de forma ambulatoria a la farmacia hospitalaria, una medida encaminada a evitar las visitas al centro en plena epidemia. Y que se ha complementado después con la dispensación a través de la red de oficinas de farmacia.
También el gasto en laboratorio se disparó a 1,7 millones de euros, 800.000 euros por encima de lo habitual, con el coronavirus como principal responsable. No en vano, el laboratorio de Microbiología de Valdecilla es el que ha concentrado todas las pruebas de diagnóstico de la enfermedad (las famosas PCR): desde el inicio de la epidemia se han realizado más de 14.500. Solo en marzo supuso un desembolso de 480.000 euros en reactivos específicos, una cuantía a la que hay que sumar otras pruebas asociadas. El importe en material sanitario se mantiene estable en las cifras comparativas (2,4 millones en ambos meses), aunque el contenido es lo que se ha ido adaptando a la emergencia sanitaria. Lo que se ha ahorrado al reducirse las cirugías se ha invertido en equipos de protección y material destinado a la atención de Covid-19 (más de 129.500 euros). La única cuantía que desciende es la referida a implantes y prótesis.
Abril, pese al descenso de la epidemia, dejará otra abultada factura, extrapolable al resto de la red sanitaria. Todo ello sin contar las compras directas del SCS y del Gobierno cántabro en material, principalmente mascarillas, buzos, batas. Miguel Ángel Revilla, situó el 5 de abril el gasto extra de esta crisis sanitaria para la región en 450 millones de euros (la mitad del presupuesto anual de Sanidad), un montante que después ni Presidencia ni Economía, de la que partió ese cálculo, han podido justificar a preguntas de este periódico.El viernes, Revilla apuntó que «Cantabria necesitará 400 millones de euros para volver a la situación que tenía antes. Según el presidente regional, el Gobierno ha dejado de ingresar 200 millones en impuestos debido a la crisis sanitaria. «Tendremos que endeudarnos para poder salir de esta situación», reiteró Revilla.
Desde el Servicio Cántabro de Salud tampoco han hecho cuentas. Dicen que es «pronto aún» para desglosar los gastos derivados de la irrupción del coronavirus, porque toda la organización se «ha volcado en la pandemia», que desembocó el estado de alarma y tiene al país confinado hace un mes largo. «Cuando hagamos balance, no solo hablaremos de costes directos sino también del coste de oportunidad que ha supuesto para el desarrollo de la actividad normal de nuestros centros hospitalarios y de Atención Primaria», explica la gerente del SCS, Celia Gómez. Y en Economía responden que aquellos 450 millones «fue una primera previsión, muy en el aire, porque dependerá de lo que dure la crisis».
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