«A la vista de la situación actual y la evolución previsible para las próximas semanas, el consejo considera que la mejor manera de que los accionistas puedan ejercer plenamente sus derechos de manera segura en la próxima junta del 3 de abril es mediante la delegación, el voto y la asistencia remota, es decir, sin presencia física», comunicó ayer el Santander, que pidió, además, a los «empleados de los centros corporativos del Grupo en Madrid que teletrabajen».
La junta estaba prevista para el 3 de abril (viernes), pero en el sector turístico de la ciudad saben que la invasión de las corbatas rojas se prolonga durante toda esa semana. Para hacerse una idea, con datos de una de las anteriores ediciones, por el Seve Ballesteros desfilaron tres vuelos chárter desde Madrid –un Boeing 747con capacidad para 200 personas, un Airbus 320 para 180 pasajeros y un CRJ 200 de 50 plazas– y numerosos vuelos privados. Entre ellos, el Bombardier Global 6000 que utiliza la presidenta, con base en Madrid Barajas, con capacidad para 16 personas. En los últimos años ha habido cenas de directivos en el Club de Golf de Pedreña o en el Real Club Marítimo de Santander, reservas en El Puerto, La Bombi, La Cigaleña o La Posada del Mar. También menús para grandes accionistas servidos por El Cenador de Amós o una gran cena de pie para quinientos empleados del banco llegados desde toda España (seguida de barra libre hasta bien entrada la madrugada) en el Chiqui. A eso hay que sumar los servicios de catering o de desayunos para las reuniones o los gastos individuales en bares y comercios de la ciudad (además, claro, del alojamiento de todos).
2.000 asistentes
2.000 personas acuden, como media, a la Junta General de Accionistas. Se celebra un día (un viernes), pero muchos de los participantes y directivos celebran reuniones de trabajo o de carácter social prácticamente durante toda la semana en la ciudad.
¿Cuánto dinero se dejan? No hay un cálculo concreto, pero la cita es la que reúne a un mayor número de personas en cuanto a turismo de congresos en Santander a lo largo del año. Si se tiene en cuenta que el gasto medio en este tipo de eventos oscila entre los 260 y los 350 euros por persona y día, y que hay estancias ya desde el lunes (aunque sólo el viernes están todos), no es descabellado asegurar que el impacto económico en la ciudad rondará con solvencia los 2,5 millones de euros.
«A la ciudad le haría mucha 'pupa' si se cancelara», decían el lunes desde un hotel. Todos estaban pendientes de la decisión del banco.
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