«La hostelería es una profesión esclava; hay que humanizarla un poco más»

–La hostelería se queja de las dificultades para completar las plantillas y ofrecer un buen servicio. ¿La gente no quiere trabajar detrás de una barra o es que las condiciones no hacen atractiva la profesión?

–El turismo y la hostelería son profesiones esclavas. Por un lado, te tiene que gustar el contacto con la gente y estás sometido a unos horarios que, aunque sí están definidos, en ocasiones te obligan a estar más tiempo. Hay vida después del trabajo, claro que sí. Necesitamos dar más valor a esta profesión. Ahora mismo está denostada.

–¿De qué manera?

–Los cocineros antes estaban considerados casi como los camareros. Surgió un programa como MasterChef y ahora su gremio se ha revalorizado. Lo que no puede ser es que una persona acabe trabajando de camarero porque es su última opción. Hay profesionales como la copa de un pino en esta región. Hay sitios a los que voy personalmente porque hay un determinado camarero o camarera. Hay que intentar que la profesión guste, y para eso tenemos que trabajar nosotros ofreciendo alicientes. Hay que enseñar desde abajo que es una profesión muy chula, pero igual no vale todo el mundo para ella.

–De acuerdo, ¿pero cómo?

–Hay que humanizarla un poco más.

–¿Mejores salarios y condiciones laborales ayudarían?

–Más que las condiciones laborales, que acceda gente a la que realmente le guste. También es importante que tengan opciones para avanzar tanto profesionalmente como económicamente, que puedan escalar e ir subiendo peldaños. Eso es ponerlo en valor.

–Desde fuera de la barra, al menos, no se ve demasiado atractiva, la verdad.

–La gente no quiere tener que trabajar tantas horas, y es normal. Quiere dedicarse a sus familias, pero este es un trabajo que requiere mucho tiempo y mucha dedicación. A lo mejor tenemos que enseñarlo desde el principio. Yo, seré un raro, pero a mí me gusta.