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Lo han visto cientos de veces en el cine. Una bomba, un temporizador y unos tipos que deben decidirse apresuradamente por el cable rojo o el azul. Pues algo así ha sucedido con la Gala de Hostelería de este año. El caso es que, tras ... lo sucedido en los últimos días, en la Asociación se pusieron todos de acuerdo para elegir cable y tratar de evitar que su noche más importante estallara por los aires. Aunque en el ambiente flotaba la tensión de los últimos días, lo lograron. Calma tensa, pero calma al fin y al cabo. Bárbara Gutiérrez (la directora destituida y restituida en el cargo) mantuvo el tipo en su papel y entregó un premio. Javier Bedia (el presidente que despidió a la directora –el botón que puso en marcha el cronómetro de la bomba– y acabó fuera del cargo) no fue. María Ángeles Pérez (la nueva presidenta, con carácter interino) pasó de puntillas por la polémica en su discurso. Y el resto decidió hablar –en público– lo justo de la crisis interna vivida en la entidad. «Nueva etapa» y poco más. Entre otras cosas, para no empañar la noche de los que se llevaban los premios y los honores. Porque eso tampoco hubiera sido justo.
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Roberto Ruiz
«Mi discurso va a ser breve», inició su intervención la nueva presidenta. Para hacerse una idea de su complicado papel en la Gala –lleva solo dos días en el puesto– basta decir que en las invitaciones que circulaban por el acto el que invitaba era su predecesor, Javier Bedia. Es curioso. Las dos últimas galas han contado con dirigentes interinos en el atril. Ahora, apresuradamente, Pérez. Hace un año, con más tiempo, Francisco Agudo, que asumió el cargo tras la dimisión de Ángel Cuevas y que adelantó la fecha de las elecciones de las que salió Bedia, forzado a irse por la Junta Directiva tras el polvorín de la última semana.
Pérez no engañó en lo de la brevedad (que suele pasar, que lo dicen y luego están media hora). «Los últimos acontecimientos, como todos sabéis, han hecho que esté hoy aquí y para mí es un honor poder representar a la Asociación de Hostelería como presidenta». Eso, agradecimientos por la acogida y más agradecimientos a instituciones, colaboradores, patrocinadores y asociados. Sin complicaciones. Sí que hizo un llamamiento «a la unidad», «que nos ha convertido en la Asociación más numerosa de Cantabria y que es la fuerza que nos permitirá afrontar los grandes retos del futuro». Prometió «compromiso, implicación y esfuerzo» y ya.
Trayectoria profesional. Tomás Merendón (La Posada del Mar, Santander), Begoña Blanco (casa Silvio, Santander), Manuel Lamadrid (Devatur, Unquera), Juan Bautista Fernández (La Granja, Cayón) y Sinforiano Puente (Sinfo, Suesa).
Premio Empresario del Año. Guillermo Pelayo (Grupo Hoteles Pelayo, en Isla y Noja, Gran Hotel Liber Spa y Apartamentos Turísticos La Reserva).
Joven Empresario. Ángel Marina (Dr. Jekyll, La Rana Verde, Guateque, Caramelo Sunset Club, New Papanao, Coctelería Bochinche y La Consentida).
Empresa comprometida. La Gallofa& Co.
Insignia de Oro y Brillantes. Chuchi Bedoya (restaurante y hotel Picos de Europa, en Santander, y miembro de la Junta Directiva de la Asociación).
Premio Horeca 2023. Cantabria Labs.
Los demás cerraron filas en torno a eso. Bárbara Gutiérrez repitió a preguntas de este periódico más o menos lo que ya dijo en las últimas horas al periodista Gonzalo Sellers (el cronista de estos días tensos). «Estoy muy agradecida –insistió– tanto a la presidenta como a la Junta Directiva, que, en bloque, ha apoyado y respaldado mi trabajo y mi profesionalidad».
Antes de la gala, entre los expresidentes, por ejemplo, unos optaron por no hablar en público de la polémica. Que es mejor que «esto se pose», «no levantar heridas»... Emérito Astuy sí habló, pero para reforzar ese mensaje. «Es una pena que la gala haya estado precedida de noticias en la prensa por cosas feas, por líos internos que se deberían haber lavado en casa. Toca borrón y cuenta nueva. Nueva etapa. Si acaso, de lo malo, quedarnos con que lo único bueno es que hay mucha unión y una Junta Directiva que está unida y está para lo que tiene que estar».
Y hasta uno que rozó la presidencia del colectivo fue en una línea parecida. Felipe Ortiz –que anunció candidatura para los últimos comicios, pero la retiró al ver que le respondían montando una alternativa con Bedia a la cabeza– aseguró a El Diario que sentía «muchísimo lo ocurrido». «Como manifesté en su momento, lo importante es aportar y sumar en la Asociación y no dividir. No obstante, estoy completamente seguro de que María Ángeles Pérez, que es una gran profesional, sabrá reconducir la situación y tomar las medidas acertadas. Respecto de Bárbara Gutiérrez, aplaudo efusivamente la pronta decisión de haberla reincorporado. Esto dice mucho en su favor y nuevamente tendrá tiempo por delante para seguir demostrando su valía», comentó horas antes del evento (no asistió). Con unas elecciones a la vista, ¿se lo pensará? «A día de hoy, mis esfuerzos y los de mi familia están concentrados en terminar el ejercicio, donde tenemos importantísimos eventos en diciembre. Y para la primavera-verano del año próximo, poner en marcha nuestro hotel de Santander. Dios proveerá».
«La unidad es la fuerza que nos permitirá afrontar los grandes retos del futuro»
«Estoy agradecida a la presidenta y a la Junta, que en bloque ha respaldado mi trabajo»
«Es una pena que la gala venga precedida por líos internos que se deberían haber lavado en casa»
Y sí, más allá de polémicas, hubo una gala. La número cuarenta y conducida –que no vino nada mal su toque de humor– por el ilusionista César Bueno.
Entre los premiados se mezclaron trayectorias ejemplares, de negocios de toda la vida, –que en algún caso se despiden por falta de relevo (un gran problema del sector)– con jóvenes que han irrumpido o con compañías que, desde otros campos, llevan el nombre de la región por el mundo entero.
La sorpresa –porque ni él lo sabía– se la llevó un clásico como Chuchi Bedoya, del Picos de Europa. Insignia para él. Con una larga trayectoria, al igual que Tomás Merendón (Posada del Mar), Begoña Blanco (Casa Silvio), Manuel Lamadrid (Devatur), Juan Bautista Fernández (La Granja) y Sinforiano Puente (Restaurante Sinfo). Historia viva de barras, mesas, menús o turismo que mereció un reconocimiento. Se premió el compromiso de Gallofa & Co, con planes de expansión por otras provincias después de su éxito en Cantabria (lo contó Daniel Bonet al recoger su premio). También la labor de Guillermo Pelayo, creador junto a sus hermanos de un grupo de establecimientos que sigue creciendo y que emocionó a los asistentes con las dedicatorias familiares (a su madre, de 89 años, por ejemplo, y a su mujer, para la que hubo hasta versos). A él le entregó el premio la consejera Eva Guillermina Fernández y al joven empresario del año, Ángel Marina, la alcaldesa de Santander, Gema Igual. Precisamente Marina insistió en la necesidad de atraer a las nuevas generaciones, de encontrar «el relevo».
Y quedaba el último galardón. El Horeca. Ese por el que han pasado famosos, instituciones, organismos... Lo que se buscó este año fue una empresa vinculada a la innovación, a la presencia internacional, al crecimiento... Alguien que representara las sinergias entre la hostelería y otros sectores. La presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, y la de la Asociación de Hostelería, María Ángeles Pérez, entregaron la sirena esculpida en bronce por José Cobo Calderón que simboliza este reconocimiento a Enrique Quintana, de Cantabria Labs –sí, la que anuncia Nadal, entre otros–. Y Quintana entendió el significado del premio. Ellos trabajan, dijo, por la «salud de las personas y por mejorar su calidad de vida». «Eso es tener mucho en común con la hostelería». Habló de cómo la industria puede «retroalimentar» al turismo (congresos, eventos, publicidad...), pero no dejó pasar la oportunidad de hacer una reivindicación. «Para eso tenemos que estar mucho mejor conectados de lo que estamos».
Fue el final de la gala y el principio de la fiesta. «Que falta nos hace después de esta semana», se escuchó decir a alguno.
Que le puso a la Dirección General de Turismo un «segundo apellido», de Hostelería. Que trabajan para «reducir impuestos» y, del mismo modo, para «simplificar trámites burocráticos». Y que van a aumentar las ayudas para modernizar los negocios. Es el mensaje que transmitió Buruaga. Habló de favorecer las declaraciones responsables en las tramitaciones y de un crecimiento de 1,7 millones (hasta un total de casi tres) en el Presupuesto de 2024 para favorecer esa mejora en las empresas. Y también hubo una frase para la Asociación tras su semana 'loca'. «Las situaciones de dificultad sirven para aprender. Os lo digo yo, que algo sé».
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