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El valor del turismo en el norte peninsular cotiza al alza. Una vez olvidadas las restricciones de la pandemia, el cliente busca, sobre todo, escapar de las olas de calor que achicharran el resto del país. Por eso todo el mundo en el sector apostaba ... porque este año marcaría cifras récord de ocupación y de consumo en Cantabria; pero no ha sucedido nada de eso. «Estamos bien, pero lejos de lo que pensábamos que iba a pasar», señala Javier Bedia, presidente de los hosteleros cántabros.
En esencia, han sucedido dos cosas. Primera, la inflación ha vaciado los bolsillos de la gente y ha obligado a la contención del gasto. Las subidas del coste de las hipotecas, del carro de la compra y de la energía dejan a las familias en mínimos y ahora se viaja menos tiempo y más barato. Segunda, una buena forma de ahorro es hospedarse en pisos turísticos. Resulta más económico que los hoteles y además permite cocinar lo que se compra en el supermercado sin pisar un restaurante.
«Pero luego pasa lo que pasa, que todos lo notamos en cifras de ocupación», señala con cierta desesperación Bedia, que además de representante de los hosteleros es también propietario del hotel Bemon Playa, en Somo.
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Según la Asociación de Hostelería, hay en Cantabria más de 10.000 pisos turísticos. «De todos esos sólo el 16% está registrado y son viviendas legales», matiza Bedia, que está trabajando en este problema «que nos está destrozando» y sobre el que buscan una «mayor implicación de las instituciones» para legislar. «Estamos pendientes de una reunión con la Consejería porque necesitamos ponerle coto a esto. No me parece bien que la gente tenga un beneficio con este negocio sin pagar impuestos, sin obligación de cumplir requisitos, en fin», argumenta.
«No es normal que alguien que alquila un piso turístico lo pueda hacer sin cumplir requisitos y sin pagar los impuestos que nos piden a otros»
«En Puente Viesgo no tenemos pisos turísticos y tenemos el 95% de las habitaciones ocupadas. Nuestro cliente viene buscando otro turismo»
«Nos hemos olvidado ya de tener el perfil de familia con hijos porque todas ellas van ya a casas o pisos turísticos. Esto nos está haciendo mucho daño»
«El cliente se ha abonado al menú de 20 o 25 euros y es muy difícil que consigas que pague un buen pescado o una buena carne como sucedía antes»
«La gente está controlando mucho el consumo. Toman menos copas. Y luego hay tantos festivales que impiden que la gente venga a la zona»
Sólo algunas zonas rurales escapan de la moda del piso turístico. En Puente Viesgo, por ejemplo, no existen, o hay muy pocos. «No hemos tenido ese problema y estamos con una ocupación parecida a la del pasado año por estas fechas, es decir, del 90%», detalla Eva Magaldi, directora del Balneario. Tienen la suerte de contar con un cliente fiel que además tiene alto poder adquisitivo. «La previsión para agosto también es buena. Hay reservas y podríamos llegar al 95% de habitaciones contratadas».
Otros municipios, como los más costeros, donde el turismo multiplica la población en temporada estival, sí están sufriendo la fuga de clientes. «De lo que nos podemos olvidar es de las familias con hijos. Eso ya ha desaparecido para nosotros. Todos esos perfiles de familia van a pisos o casas turísticas», afirma Jesús Blanco, presidente de la Asociación de Turismo Rural.
«Lo que hay que hacer es regularlo y hacerlo pronto, porque esto es una competencia desleal de gente que no paga impuestos que está ofreciendo un servicio por el que otros sí pagamos», insiste mientras invita también a las autoridades a intensificar la vigilancia. «Nosotros vamos a proceder a denunciar uno por uno a todos los pisos que encontramos por internet y que no están dados de alta. Es la única manera de defendernos de esta situación tan injusta».
El escenario en la capital cántabra también es preocupante. Salvo pequeñas excepciones y aún en plena Semana Grande, muchos hoteles han tenido habitaciones libres. Algo que nadie esperaba. Sólo hay pequeñas excepciones: «Nosotros estamos bien. No podemos quejarnos, porque estamos teniendo todas las habitaciones llenas», explica Fernando Sebrango, responsable del Hotel Chiqui, uno de los mejor ubicados, frente a la playa de El Sardinero, algo que explica su éxito. «Pero también hemos notado que el consumo en restauración ha descendido sensiblemente».
Lo notan también en otros restaurantes. «El cliente está abonándose al menú de 20 o 25 euros, o a la hamburguesa;pero es mucho más difícil verles gastar 50 euros en un buen pescado o una buena carne», afirma Santiago Flor, dueño del restaurante La Venta de Castañeda y responsable también de hostelería de Cantur. «En el restaurante de Peña Cabarga nos va bien, lo mismo que en Cabárceno;pero se está notando además que el turismo se está desestacionalizando», argumenta. «Es lo que queríamos, en parte, lo que pasa es que tiene la contrapartida de que cuando esperamos que llegue el verano para hacer más caja, esto ya no está sucediendo porque, como digo, está mucho más distribuido durante el año».
El ocio nocturno no escapa a este recorte del consumo. Lo notan los pubs y discotecas de la capital. Gregorio del Amo es propietario del Rocambole, Sümmun y Queen, entre otros. «No hay dinero. Hay mucha contención de gasto. La gente mira muchísimo más lo que come y lo que bebe y por eso estamos preocupados porque esperábamos algo más», explica. Luego hay factores sobrevenidos. Los festivales musicales de verano, que se han multiplicado, suponen también un problema para estos negocios. «Si hay gente que en lugar de tomar 'x' copas toma 'x' menos, y encima tienes fines de semana en que confinas a todo el público joven en un recinto y ves que no llegan a la zona, te encuentras con que el trastorno en la caja es mayúsculo», lamenta incluso después de haber reducido márgenes, dice, «porque el incremento de los costes no se puede trasladar al cliente porque sería inasumible para él».
El panorama no es halagüeño. «Estamos reduciendo márgenes de beneficio de forma a veces peligrosa para la viabilidad de los negocios», argumenta Javier Bedia. «Necesitamos que esto repunte porque si no, va a empezar a tener mala pinta». Y último anuncio del Banco Central Europeo de subida de los tipos de interés al 4,25 no va a ayudar en absoluto.
No ha sido un mal mes, «pero podríamos haber hecho un balance mejor », asegura Eneko Valle, presidente de la Asociación de Campings de Cantabria. El viento sopla de cara en ese modelo turístico:es más barato, más flexible y permite gestionar mejor el dinero invertido. «Pero lo que tenemos es que el 70% de las parcelas se reservan con tiempo, pero luego hay un 30% que se juega en el último momento, en los días antes, que si no hace bueno, no terminan de reservarse, y este mes de julio ha habido varios días grises o lluviosos», lamenta Valle.
Ha sido un mes climatológicamente extraño, muy inestable, con grandes días de sol y calor, y otros de viento fresco, nubes y lluvia. «Nos ha fastidiado un poco a todos, pero bueno, no es notable y confiamos en que el mes de agosto vendrá muy bueno», afirma, pero incluso en este sector se está notando el recorte que el cliente está haciendo del gasto. «Yeso está abriendo una brecha con una nueva problemática».
«Si todo sube un 15% y nosotros sólo repercutimos ese coste en un 7% al cliente, que es lo que he hecho yo, al final es difícil que las cuentas cuadren», detalla el empresario, que asegura que el turista enfocado a la naturaleza, al ocio tranquilo, está «creciendo muchísimo a raíz de la pandemia». Un fenómeno que está generando sobresaturación, sobre todo en el ámbito de las autocaravanas, y que «está trayendo mucho intrusismo de quienes alquilan terrenos particulares para estos vehículos de manera ilegal».
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