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El tiempo inestable no ha provocado la avalancha de cancelaciones que temían los más pesimistas, pero ha frenado la llegada de reservas de última hora con las que contaban los más confiados. El sector hotelero habla de una Semana Santa un poco más floja que ... la de otros años, que se explica por el hecho de que esta vez se celebre en marzo, y no más adelante y con la primavera más asentada.
Los resultados de los sondeos de última hora realizados por la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria coinciden con los que se efectuaron a finales de la semana pasada, que avanzan una ocupación media del 70%, con marcadas diferencias por zonas.
Así, las reservas en Santander para estos tres días centrales se acercan al 75%, algo más alta que la que se espera en el sur de la bahía, con un 70% en Ribamontán al Mar. En el área occidental –Santillana del Mar, Suances, Comillas– está un poco por debajo del 70%. En la comarca oriental oscila entre el 75% de localidades como Isla y el 65% de Laredo. Liébana cuenta con la ocupación más alta, por encima del 90%. La Asociación sigue advirtiendo del efecto de la creciente oferta de pisos turísticos en las pernoctaciones de los hoteles y en sus cuentas de resultados.
La clave
90% de ocupación registrará la comarca de Liébana, que cuenta con los mejores datos
Suma de factores Las fechas, las previsiones meteorológicas y el efecto de los pisos turísticos son obstáculos para aumentar los porcentajes de ocupación de los hoteles
75% es la media de reservas en los hoteles de Santander, que afronta una Semana Santa con una demanda algo menor que otros años
Previsiones Buena parte de la clientela conoce cómo es el tiempo en Cantabria y no se asusta con los pronósticos
«Han pesado las previsiones meteorológicas, que han provocado más cancelaciones de lo habitual: hemos tenido semanas santas mucho peores y hemos trabajado mejor», explica Francisco Agudo, director del Hotel Santemar, en Santander. «Esta Semana Santa cae en marzo, hay más oferta hotelera y hay que tener en cuenta la magnitud de lo que han crecido los pisos turísticos, que eso es algo que está ahí», enumera para buscar un porqué a unas fechas algo más flojas de lo habitual. Su media de ocupación desde el viernes pasado hasta este domingo es del 60%, que crece hasta el 70% hoy, mañana y el sábado.
En el vecino Gran Hotel Victoria están al 90%. «Teníamos un poco de miedo por el tiempo y por lo que dice el telediario, que es a lo que hace caso la gente, pero hemos aguantado», dice Carmen Carral, su responsable de reservas. «Deberían ser un poco más meticulosos con las predicciones, porque nos perjudica mucho: mira que días estamos teniendo».
También en Santander, Le Petit Boutique, un establecimiento más pequeño, está completo. «El tiempo no nos ha influido, estamos llenos al cien por cien», indicaba su propietaria, Pilar Álvarez-Miranda.
«Estamos más flojos de lo esperado y, por supuesto, de lo deseado», admite Emérito Astuy, del Hotel Astuy, en Isla. «Lo que no hemos tenido son reservas de última hora. Creo que las previsiones del tiempo daban bastante peor de lo que está haciendo, pero creo que vamos aprendiendo a vivir con esa cruz de los pronósticos inexactos».
«Todos sabemos que el tiempo en Cantabria es inestable», señala Astuy, algo de lo que también son conscientes los visitantes asiduos de la región: procedentes en su mayor parte del País Vasco, Castilla y León y Madrid, se caracterizan, entre otros aspectos, por su fidelidad. Quien conoce Cantabria sabe, en primer lugar, que su paisaje es verde porque llueve, y también que el tiempo resulta mucho menos predecible: puede obligar a sacar del armario las cazadoras y chubasqueros en pleno agosto o a guardarlos por una sofocante surada en noviembre.
En el Hotel El Ancla, de Laredo, su director, Carmelo Morales, admite que siente «rabia» con los anuncios de mal tiempo en un día «radiante». «Nos tienen locos: si no dijeran nada estaría mucho mejor, porque provoca muchas cancelaciones». Estos días tiene una ocupación del 70%.
La queja es muy parecida a la de los responsables del Hotel Faro de San Vicente. «No estamos muy llenos, al 70%», indican desde su recepción. «Hemos tenido cancelaciones por las previsiones y, en líneas generales, ésta es una Semana Santa más floja que otras. Han influido dos factores: este año llega más temprano y dan malo».
«La ocupación es parecida a la de otros años, del 65%, y tampoco hemos tenido muchas cancelaciones», cuenta Estela Fernández, del Hotel Cuevas en Santillana del Mar, que aún confiaba en que entrasen reservas de última hora. «Hace frío, pero bueno».
«Lunes, martes y miércoles han estado flojillos, pero a partir de ahora estamos al 100%». Isabel Fombellida, del Hotel Infantado, en Ojedo, al lado de Potes, apunta que buena parte de su clientela se acerca a Liébana a disfrutar de la montaña, así que cuando la Semana Santa se celebra en estas fechas debe 'compartirla' con las estaciones de esquí que aún permanecen abiertas. Con muy buen resultado, como se puede comprobar por sus cifras. «En cambio, tenemos paradas en seco las reservas del restaurante. Luego será a lo loco, porque contamos con el lleno».
El turismo rural aguardaba ayer la llegada de reservas de los más remolones. «No ha habido cancelaciones importantes, pero tampoco importantes reservas de última hora, que no han llegado todavía», señalaba Jesús Blanco, presidente de la asociación que aglutina el sector. «La ocupación no es homogénea: la opción del apartamento familiar o de grupo tiene buena ocupación, mejor que la del hotel rural, la casona o la posada. Entre unos y otros estamos al 81%».
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