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En el Hotel Santemar (el más grande de Santander) quedaban ayer ocupadas dos únicas habitaciones de las 350 que tiene, así que «tarde o temprano cerraremos», dice su director, Francisco Agudo. El Chiqui (161 habitaciones) cerró el miércoles por la tarde y recolocó ... a sus dos únicos huéspedes en otro que seguía abierto. En el Hoyuela y el Gran Hotel Sardinero habían mandado el lunes a sus pocos clientes para el Bahía (los tres forman parte del Grupo Sardinero), donde ahora toda la parroquia casi se puede contar con los dedos de las dos manos. El emblemático Real hace ya días que anunció el cierre, lo mismo que el Balneario de Solares, gestionado por la cadena Castilla Termal. Ambos avisaron a su clientela de que cesaba temporalmente en ejercicio de su responsabilidad social. También están a cal y canto los hoteles de la red de Relaix Termal.
Esta es solo una muestra de cómo están los hoteles de la región, donde el 90% (o más) de las camas turísticas disponibles habitualmente ya no lo están. Los contados que permanecen abiertos, además, están dando las últimas bocanadas. Ayer esperaban a que un decreto del Gobierno les forzara a clausurar, una orden que, finalmente, llegó anoche. A partir de ahora, tienen una semana para bajar la persiana. Sólo están excluidos los aparthoteles. Esa norma les pone más fácil abrir los Expedientes de Regulación de Empleo Temporales (ERTE), así que la estaban aguardando «como agua de mayo», expuso el presidente de la Asociación de Hostelería, Ángel Cuevas, «más que preocupado» y consciente de que las empresas se quedan en el aire mientras dure el estado de alarma. Este tiene fecha de caducidad oficial, pero está previsto -extraoficialmente- que se prolongue.
Cuevas distingue entre dos panoramas distintos: de un lado, el de los hoteles pequeños, «que iban a abrir ahora para el puente de San José y ya enlazarían con la Semana Santa» y, de otro, el de los grandes establecimientos de la capital. «A algunos pequeños, incluso, no les ha dado tiempo ni a abrir. En estos, en la mayoría son los propietarios quienes están haciendo toda la gestión de recepción, que no es otra que anular reservas o retrasarlas. Lógicamente, están en mínimos de personal, apenas el dueño y poco más».
Francisco Agudo- Director Hotel Santemar
Ruth Cervilla - Directora Hotel Chiqui
Pedro Molleda - Director Gran Hotel Sardinero
Distinta fotografía ofrecen los de mayor capacidad, abiertos todo el año y que en la actual circunstancia «quieren tener una doble seguridad» a la hora de clausurar, «que es el camino que llevamos. En una semana, el cien por cien lo habrá hecho. Pero los empresarios quieren asegurarse de que no habrá problemas con los ERTE y por eso esperan el decreto».
Cuevas relata que, en Benidorm, «todavía hay hoteles con cientos de personas alojadas. Dado que los empleados no quieren ir a trabajar, se pueden provocar problemas de seguridad en el futuro», algo que la patronal le ha hecho ver a la ministra de Turismo, Reyes Maroto.
No está ocurriendo en este sector de Cantabria nada que no hayan sufrido otros: en la última semana, los hoteleros han tenido que cambiar el paso a marchas aceleradas, enfrentarse a una cascada de anulaciones y hacer replanteamientos técnicos de toda índole. Así lo explica Pedro Molleda, director del Gran Hotel Sardinero: «Cerrar un establecimiento como éste es muy complejo» porque hay maquinaria, «como las calderas o las enfriadoras que no se pueden apagar alegremente, lleva un proceso. En este tiempo habrá que estar pendiente de todo». En las cocinas, al cerrar, se ha hecho lo que se ha podido. «Parte de lo perecedero se pierde y todo lo que se ha podido salvar, se ha congelado o se ha envasado al vacío».
Ruth Cervilla, la directora del Chiqui, ha optado por ser positiva. Su hotel está inmerso en una remodelación desde enero y la obra sigue adelante, de modo que allí quedan las empresas involucradas, «el personal de mantenimiento y el de noche de vigilancia». Y también se sigue con la gestión, «en la venta de habitaciones a futuro por intenet. Es decir, está cerrado el edificio y no hay clientes, pero... Hay que pensar que esto nos da tiempo a realizar mejoras y arreglos».
Algunas de las cadenas tienen en sus páginas web explicaciones sobre la clausura. «Keep calm y quédate en casa», aconsejan en Castilla Termal. En buscadores de hoteles populares, como Booking o Tripadvisor, no hay ni una referencia al coronavirus aunque, si se introduce la fecha de este sábado para reservar una habitación, las búsquedas dicen que el 77% del total está «ocupado» o se ofrecen hostales y otro tipo de hospedajes tras advertir de que sólo hay disponible alrededor del 15% de los negocios.
En Cantabria, actualmente, hay al menos cuatro empresas que se han ofrecido públicamente a prestar cualquier servicio urgente que se requiera. Son el Adelma, en Hoznayo; El Tejo, en Comillas; el Balneario de Puente Viesgo y el Hotel-Escuela Las Carolinas, gestionado por la Asociación de Hostelería.
El dato lo facilita el presidente de la organización empresarial, Ángel Cuevas, quien matiza que desconoce si hay alguna más que estaría dispuesta a dar cobertura a todos aquellos que están obligados a desplazarse por realizar estos días servicios esenciales.
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