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A partir del próximo lunes, los hoteles, agencias de viajes, plataformas digitales y empresas de alquiler de vehículos de Cantabria, y de toda España, estarán obligados, a priori, a registrar 42 datos personales de sus clientes, como por ejemplo la relación de parentesco que ... existe entre ellos. La plataforma encargada de almacenar toda esta información se llama Ses.Hospedajes y lleva disponible para las empresas del sector desde 2022, año en el que lo presentó el Ministerio del Interior, quien explica que este registro es «un instrumento policial de cara a la prevención y lucha contra el terrorismo y el crimen organizado».
El uso obligatorio de esta herramienta entrará en vigor el lunes, 2 de diciembre, fecha en la que acaba el periodo de adaptación que se había dado desde que se aprobó el pasado 2 de enero el real decreto que lo regula. Por tanto, tras esta jornada, se tendrá que remitir a dicha plataforma un amplio listado de información y datos de distinta naturaleza y, de no hacerlo, el régimen sancionador llegará a imponer multas con cuantías de hasta 30.000 euros para los establecimientos que lo incumplan, a excepción de los apartamentos turísticos, quienes están excluidos de esta normativa. El real decreto obliga a los titulares de los alojamientos turísticos, que serán los responsables de su custodia, a crear un registro informático con los datos recopilados durante un plazo de tres años a partir de la finalización del servicio o la prestación contratada.
Para analizar cómo ha caído esta noticia en Cantabria, El Diario Montañés ha contactado con el presidente de la Asociación Empresarial de Hostelería (AEHC), Eduardo Lamadrid, quien critica que este lunes se va a poner en vigor una obligatoriedad que «desconocen» porque todavía «no hay una normativa clara al respecto». Según subraya, «no sabemos concretamente qué datos nos van a hacer recopilar». La confusión entre el colectivo es tal que incluso dudan que «sea posible su aplicación». «Estamos a la espera de lo que pueda suceder», dice Lamadrid.
«No estamos a favor de su implantación; el cliente no tendría que darnos tanta información»
«Todavía no sabemos cómo nos puede afectar. Estamos a la espera de la central»
«Estamos adaptados, pero resignados de su obligatoriedad porque supone un plus de trabajo»
«Si me dices que son 42 datos de registro, todavía tendremos que meter otra recepcionista y todo»
El presidente de los hosteleros también critica la medida por otro aspecto: entiende que «el cliente no tendría que darnos tanta información porque es personal y cuestionable». A su juicio, que tenga que aportar 42 datos es «una barbaridad» y, logísticamente, «se tardaría muchísimo». «Nos metemos más en la vida privada de lo que deberíamos, por lo que no estamos a favor de esta medida», censura. Según afirma Lamadrid, con el sistema actual «ya es suficiente para tener claro el registro de viajeros». «Esta nueva herramienta genera inseguridad porque el Gobierno de España nos pide meteremos en la vida de la gente», lamenta.
El sector hotelero cántabro acoge con la misma incredulidad, aunque con alguna excepción, este nuevo registro de huéspedes. Según apunta el director del Hotel Santemar de Santander, Paco Agudo, «estamos a la espera de la central del grupo». «Todavía no tenemos ni instalado el sistema», insiste Agudo, quien añade que a partir del lunes «sabremos cómo funciona y cómo nos podrá llegar a afectar». En la zona de Liébana, parecido. Desde el Hotel Infantado, en Ojedo, subrayan que desconocen la existencia de Ses.Hospedajes porque «trabajamos con otra plataforma que es la que lleva toda la gestión de registrar a los huéspedes». «Si me dices que son 42 datos de registro todavía tendremos que meter otra recepcionista y todo», ironiza Isabel Fombellida.
Donde están preparados para coger al toro por los cuernos es en el Balneario de Puente Viesgo. Según afirma su directora, Eva Magaldi, «lo tenemos todo controlado y estamos a la espera». «No creo que surja ningún problema», asegura. Eso sí, pese a la confianza que tiene en que no haya ningún inconveniente, admite que la obligatoriedad de uso de esta plataforma supone «un plus de trabajo». «Estamos adaptados a ella, pero también resignados», añade Magaldi.
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