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La nutricionista Laura Pire nos ofrecerá cada semana consejos en materia de nutrición. Sus recomendaciones estarán siempre marcadas por la salud, pero también ... por la idea de que comer bien no está reñido con disfrutar haciéndolo ni con la posibilidad de cometer algunos 'pecados'. Como ella misma recuerda: «¡Funciona!».
Nutricionista clínico licenciada por la Universidad de Navarra, Laura Pire es la creadora del Método Pire de nutrición personalizada que parte de una premisa: «Adelgazar es el efecto secundario de estar sano». Tiene consulta abierta en Gijón y Madrid y ha colaborado como asesora en su materia en numerosas publicaciones. Además, se ocupa de la alimentación de deportistas de elite. Su asesoramiento pasa siempre por «encontrar la forma más sencilla de transmitir a mis pacientes el correcto modo de alimentarse, disfrutando y apreciando cada delicia culinaria que aparece en nuestro camino».
¿Por qué sucede que cuando no soltamos energía tenemos más ganas de picar dulce? La culpa es justo de la falta de ejercicio físico: nos cerraron el gimnasio, nos da aprehensión salir a cruzarnos con media ciudad de paseo y, si no, cualquier otra excusa nos sirve. Nos mantenemos sedentarios y así comienza la búsqueda incansable de esa chuchería escondida por casa, ese chocolate, ese bizcocho o esa bolsa de patatitas que tenemos siempre en la despensa por si viniera alguien de visita y, por supuesto, no esperamos a que llegue. Un día, vale; dos, también, pero picar dulce no puede ser una costumbre para consolarnos porque estamos viviendo esta época tan rara.
Los azúcares actúan en nuestro organismo como un relajante y ansiolítico. El cerebro pide algo bueno como sistema de compensación ante tanta incertidumbre y problemas a nuestro alrededor. Un poco de diversión a través del sentido del gusto.
Solemos pensar que el dulce es un trozo de chocolate o un pastel, pero también lo son unos pistachos o unas patatitas aunque nos parezcan un alimento salado. El alcohol en forma de cerveza o vino blanco también está es este grupo. ¿Os suenan? Esto es importante para los que creen que no comen dulce porque no les interesa y se sienten muy orgullosos de no tener esas apetencias tan 'vulgares'. El comentario suele ser «pues a mí el dulce no me llama. Tengo suerte, yo soy más de 'salao'».
Pues es lo mismo, amigos, todos son azúcares aunque con distinta configuración química.
Necesitamos bajar ese gusanillo con cierta rapidez y sin mucho sufrimiento. Primer truco: hay que soltar la furia física como sea. Cansarnos. Ya sea dando un paseo, limpiando cristales o sacudiendo las alfombras. El caso es canalizar el exceso de energía con cierta urgencia.
A nivel alimenticio también os propongo un truquillo para engañar discretamente a nuestro cerebro aburrido y tenso a la vez: Añade una taza de crema de verduras bien caliente y muy fluida antes de la comida y la cena. Los ingredientes clave son la calabaza y las verduras con base dulce tipo zanahoria, cebolleta, repollo o col china. Con tres o cuatro distintas en la misma receta será suficiente. Verás que cuando lo utilices vas a sentir más autocontrol, más saciedad, y algún pequeño capricho será suficiente para disfrutar. Pruébalo: ¡Funciona!
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