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Cada vez que vuelve a hablarse de la Transición, es inevitable recuperar la memoria de aquellos que la protagonizaron. El cántabro Alfonso Osorio fue uno de ellos. Se cumple un siglo del nacimiento de este santanderino ilustre cuya trayectoria transcurrió paralela al cambio político ... que experimentó el país. Tras la muerte de Franco, fue vicepresidente segundo del Gobierno para Asuntos Económicos y Ministro de la Presidencia. Y en la democracia fue diputado en las Cortes Generales por Madrid y Cantabria; y senador en Cortes Generales de España. Confidente de Adolfo Suárez, fue una de las figuras clave para construir el nuevo régimen.
Por eso, cuando se cumplen cien años de su nacimiento en la capital cántabra, la Asociación Católica de Propagandistas ha aprovechado para rendirle un cálido homenaje. Fue el martes en Madrid, en el salón de actos del Colegio Mayor Universitario de San Pablo.
Participaron su hija María Ángeles Osorio; Alfonso Bullón de Mendoza, presidente de la Asociación Católica de Propagandistas; José Manuel Otero, exministro de la Presidencia y de Educación; Charles Powell, director del Real Instituto Elcano; Ramón Pérez-Maura, periodista; Pablo Sánchez, director del Centro de Documentación, Investigación y Formación de la ACdP, y Manuel Ángel Castañeda, periodista y exdirector de El Diario Montañés.
Fue este último, también presidente del Ateneo de Santander, el encargado de rememorar la vertiente más cántabra de Osorio. Recordó la conexión que desde muy joven tuvo con Ángel Herrera Oria, párroco en la iglesia de Santa Lucía, «a quien consideró su maestro». También evocó su participación esencial en «salvar de la quiebra la Casa de Cantabria en Madrid y su impulso decisivo en la formación de la Asociación Plaza Porticada, junto a Elena García Botín y Pancho Pérez González».
Destacó Castañeda que Osorio fue un amante de Santander, «una ciudad que amó hasta el punto de apoyar todos los proyectos que consideraba importantes para su tierra». Por eso, también llegó a atesorar una nutrida biblioteca sobre Cantabria, «probablemente la mejor que existe en manos privadas y que hoy en día conserva uno de sus hijos». Osorio llegó a decir que la capital cántabra era «su cuna y su palabra» y así la promocionó siempre allá donde fue.
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