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Mi imagen imborrable de la pandemia

Covid -19 ·

Ocho figuras cántabras del mundo de la cultura, la religión, el deporte o la gastronomía eligen la instantánea que resume su año de crisis sanitaria y evocan el miedo, la ansiedad o la esperanza que sintieron en el confinamiento

José Carlos Rojo

Santander

Lunes, 22 de marzo 2021, 07:05

Manuel Gutiérrez Aragón | Cineasta y escritor

«Los aplausos de las ocho»

Varios vecinos aplauden desde sus balcones en la cita de las ocho. Roberto Ruiz

En pleno confinamiento, cuando el aburrimiento convertía las horas en eternidades, «tenía una profunda tristeza. Si hay algo que recuerdo de la pandemia no era miedo, no era impotencia, sino una profunda tristeza, y no sólo por mí, sino por el mundo entero», cuenta el realizador de cine y escritor torrelaveguense Manuel Gutiérrez Aragón.

Manuel Gutiérrez Aragón

«Sólo cuando llegaba la tarde y el reloj marcaba las ocho, salía al balcón y podía ver y escuchar como ese mundo que había permanecido muerto durante todo el día se llenaba de vida, de color y de esperanza». «La imagen de los aplausos en los balcones es, definitivamente, la luz que alumbró la oscuridad que sufrimos en el confinamiento».

Vicky Gastelo | Cantautora

«Las residencias de mayores»

Una mujer se reencuentra con su madre en una residencia de mayores. Roberto Ruiz

«Cuando estaba encerrada en casa y veía en la televisión las imágenes de toda esa gente mayor que estaba en residencias y lo estaba pasando mal, no pude evitar sentir una gran tristeza», confiesa la cantautora Vicky Gastelo.

Vicky Gastelo

«Hay que pensar que son personas que ya han pasado una guerra y varias crisis económicas. Y ahora les toca esto y ni siquiera pudimos ayudarlos de verdad cuando lo estaban pasando peor», lamenta. Esa tristeza le motivó para componer 'Ya volveremos al mar', el tema con el que llegó a recaudar hasta 20.000 euros para adquirir mascarillas, geles y otro material para donarlo a residencias de mayores. «Al menos sirvió para ayudar algo».

Andrés Fernández | Fotógrafo

«El Paseo de Pereda vacío»

El Paseo de Pereda, con una sola persona en las aceras. Alberto Aja

A veces, entre siesta y siesta, porque en casa muchos ratos los pasó leyendo y dormitando, pensó que le hubiera apetecido estar en la calle con sus compañeros fotógrafos de El Diario Montañés, documentando todo lo que estaba pasando. «Seguí todo ese recorrido fotográfico de esos días y hay una imagen, la del Paseo de Pereda vacío, sin tráfico, que me heló el corazón», cuenta uno de los reporteros gráficos más conocidos de la región, ya jubilado.

Andrés fernández

«Hay una foto que recuerdo de una mujer con una gabardina que cruza la carretera al final del paseo, justo antes de llegar a Puertochico. Quienes hemos trabajado en la calle sabemos que aquel vacío es histórico».

Pilar Fatás | Directora Museo Altamira

«Las autopistas sin coches»

Las autopistas vacías son otra imagen imborrable de la pandemia. Daniel Pedriza

Algunas mañanas, en pleno confinamiento, cogía su coche y completaba el trayecto de Santander a Santillana del Mar, donde se encuentra su puesto de trabajo en el Museo de Altamira:«Acudíamos unos cuantos trabajadores para realizar labores de mantenimiento y estamos acostumbrados a ver esa autopista llena de tráfico. Pero en esos días de confinamiento, cuando llegó lo peor de la pandemia, alguna mañana no me encontré con nadie», recuerda. «Esa imagen no se me va a olvidar, como mi calle, General Dávila, sin nada ni nadie».

Pilar Fatás

De cara al futuro es optimista:«Si no lo somos, lo llevaríamos mucho peor. Este año no vamos a llegar a la normalidad, pero estamos más cerca».

Manuel Sánchez | Obispo de Santander

«Los ataúdes que trajo el covid»

Los funerales, de no más de tres personas, en Ciriego. Alberto Aja

Para el obispo de Santander, Manuel Sánchez Monge, el retrato más fiel de lo que sintió en el peor momento de la pandemia, entre marzo y abril de 2020, fue el de «los muchos ataúdes que fueron el símbolo más claro de la muerte». «Pensar en los fallecidos me sobrecoge y luego me entristece pensar en la manera en que tuvieron que morir... sin funerales, con tres personas en los cementerios... sin poder ver a sus seres queridos. Esa soledad por parte de la familia y por parte de la comunidad eclesiástica fue desoladora».

Manuel Sánchez Monge

Son emociones que espera que hayan conducido a la introspección. «Esperemos que esto nos lleve a pensar menos en nosotros mismos y más en los demás y a ser más generosos».

Paco Quirós | Hostelero

«La ambulancia sola por las calles»

La Gran Vía, en Madrid, completamente vacía. DM

El sonido de las ambulancias era el único que rompía el silencio de las calles de Madrid, donde pasó el confinamiento. «Te asomabas a la ventana y sólo se escuchaba eso. Si cierro los ojos y pienso en una sola imagen que me recuerde la pandemia, creo que será la de una sola ambulancia por las calles del centro de Madrid, en la Gran Vía», reflexiona el conocido hostelero cántabro.

Paco Quirós

«En ningún momento estuve bajo de ánimo porque siempre procuro ser optimista y sacar lo mejor de los problemas». Pero incluso para él es complicado ahora ver la luz al final del oscuro túnel que atraviesa la economía. «Necesitamos que esto empiece a funcionar otra vez porque, si no, nos vamos a hundir».

Marta Hazas | Actriz

«La Castellana, en Madrid, desolada»

El paseo de la Castellana, en Madrid, sin nadie por la calle. DM

Calles y más calles vacías, «y la desolación del paseo de la Castellana, en Madrid, me marcó y todavía me acuerdo», cuenta la actriz cántabra. En aquellos días recuerda los sentimientos a flor de piel. «Todo te afectaba mucho más, para bien y para mal».

Marta Hazas

En su caso, se considera afortunada porque pudo seguir trabajando. Pero cuando hace balance no extrae nada positivo de todo lo ocurrido. «No creo que hayamos aprendido nada, lamentablemente. Todo lo contrario, creo que la sociedad se ha polarizado aún más», remarca. «El único mensaje positivo es que hemos hecho examen de conciencia, hemos estado más tiempo con nosotros mismos y tenemos más claro hacia dónde queremos ir».

José Antonio González | Dueño de Nuevo Molino

«Un comedor vacío es muy triste»

Hace unos pocos días, después del último cierre, de hasta cuatro meses, José Antonio González ha reactivado la actividad del restaurante Nuevo Molino, en Puente Arce, para encender de nuevo la cocina ganadora de una estrella Michelín y dos soles Repsol. «Cuando veníamos a limpiar y a hacer mantenimiento, entraba en la cocina y la veía vacía, con ese silencio de tener todas las cámaras frigoríficas apagadas, sin la máquina de hielo funcionando... era una sensación de mucha pena».

José Antonio González

En aquellos tiempos echó mucho de menos a los suyos. «A mis hijos, porque no vivo con ellos, y a mis padres, porque temía por su salud. A ver si todo mejora y podemos volver a la vida de siempre».

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