Los impactos de rayos en aviones casi duplican en un mes a todos los de 2017
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Las descargas eléctricas han provocado retrasos, en algún caso de hasta 20 horas, de cinco vuelos en el aeropuerto Seve Ballesteros durante este añoEntre el 26 de enero y el 11 de febrero de este año cinco vuelos operados por la compañía de bajo coste Ryanair han sufrido retrasos, en algún caso hasta de 20 horas, por culpa del impacto de un rayo en el avión ... cuando se aproximaba o despegaba del aeropuerto Seve Ballesteros. El dato llama aún más la atención cuando se compara con los del año pasado (sólo tres vuelos resultaron afectados por rayos en 2017). En sólo dos semanas casi se han duplicado los casos registrados durante todo 2017. Los cinco vuelos afectados fueron el Santander-Edimburgo del 11 de febrero, el Edimburgo-Santander del 7 de febrero, el Londres-Santander del día 2 de febrero, el Barcelona-Santander del 1 de febrero y el Santander-Londres del 26 de enero, según los datos facilitados por Aena y la Asociación Amigos de Parayas, aunque tildados de «falsos» por Ryanair.
Los expertos no creen que ahora haya muchas más tormentas que en años anteriores, pero sí existen otras razones que explican por qué hay aparatos que atraen más a los rayos y por qué hay aviones que, a pesar de recibir una descarga, consiguen despegar a tiempo o sus retrasos son mínimos, mientras que otras compañías no cumplen con los horarios establecidos. «Así como desde el año 2000 a 2006 sí se notó un importante incremento en el número de rayos que descargaron en esa zona, en los últimos siete años se mantienen las cifras. Es decir no hay ahora más tormentas ni más rayos que el pasado año. Anualmente se contabilizan alrededor de 800 descargas eléctricas en esa zona del aeropuerto y esos números son muy similares todos los años», explica el delegado de Aemet en Cantabria, José Luis Arteche.
Aunque la probabilidad de que nos caiga un rayo es muy pequeña (1 entre 3 millones), lo que sí es muy habitual es que un avión sí sufra una descarga de este tipo, sobre todo cuando están efectuando maniobras de despegue o aterrizaje. Los pilotos y las tripulaciones están más que acostumbrados a que esto suceda y le quitan trascendencia. «Hoy en día todos los aviones están sobradamente preparados para recibir un impacto de un rayo, es algo normal y estamos entrenados para eso», asegura Carlos San José, un piloto que acumula miles de horas de vuelo y que además es el portavoz del Colegio de Pilotos Comerciales. Trabaja para Air Nostrum (filial de Iberia) y ha aterrizado y despegado del aeropuerto de Santander a menudo.
Los aviones, sobre todo sus sistemas electrónicos, se pueden dañar por un rayo, pero el interior y los pasajeros y la tripulación están protegidos por una ‘jaula de Faraday’. «Es como si el aparato fuese una caja metálica protectora de los campos eléctricos estáticos y, en su interior, el campo eléctrico es nulo, por lo que este sistema se utiliza en la protección de descargas eléctricas», detalla el piloto. Cuando cae un rayo, habitualmente tiene un punto de impacto, que suele ser en el morro del avión y otro de salida, que suele estar en la cola. La corriente se propaga sin que eso afecte a la cabina. «A veces se nota un resplandor que recorre el pasillo o incluso un chasquido, pero es inofensivo. Si están dormidos o distraídos, la mayoría de pasajeros habitualmente ni lo notan», comenta el comandante San José.
Esto ocurre casi siempre en las maniobras de aproximación o de despegue. Los aviones que están en pleno vuelo, a 10.000 o 12.000 metros, navegan habitualmente por encima de los rayos. «Si es necesario podemos cambiar la ruta para no atravesar una tormenta complicada, pero en aproximación o despegue no te puedes evadir de una ruta marcada y ahí es donde más daño hacen las descargas eléctricas a los aviones», indica el piloto.
Pero hay aviones que atraen más a los rayos que otro, como parece que le sucede a Ryanair. «Los que están construidos con más porcentaje de materiales compuestos, los que tienen un alto porcentaje de fibra de carbono, es decir, los más modernos, reciben más impactos que los que están construidos con más aluminio, porque se cargan más estáticamente».
Pero sin duda alguna, la principal razón de que un rayo mantenga un aparato en tierra muchas horas es la organización de cada compañía. «Si tu tienes un mecánico experto a pie de avión, pues solucionas el problema mucho más rápido. Por ejemplo, Iberia tiene mantenimiento en Santander y si ocurre algo, en cuanto el avión llega a tierra es revisado sin perder un minuto. Pero si tu técnico está a cientos de kilómetros del aeropuerto, es más complicado solucionar cualquier problema sobre la marcha», destaca San José.
Ryanair, a pesar de ser la compañía que más opera en el Seve Ballesteros, no tiene el aeropuerto de Santander como base y por lo tanto no tiene en la capital cántabra a un técnico que cubra sus necesidades. La empresa irlandesa, con sede en Dublín, tiene su principal centro de operaciones en Londres, en el aeropuerto de Stansted. Por eso, el mecánico de Ryanair que arregló los destrozos del último rayo, el pasado 11 de febrero, llegó a Santander desde la capital inglesa, en un vuelo comercial de la propia compañía y 14 horas después de que los pasajeros del Seve Ballesteros leyesen en los monitores del aeropuerto esas palabras que sientan tan mal: retrasado-delayed.
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