En los últimos ocho años, en Cantabria han abierto once salones de apuestas. ¿Casualidad o negocio de moda? El juego no es nuevo, pero los expertos advierten del peligro de convertir el azar en una forma de ocio, sobre para los jóvenes, y alertan de ... la cercanía de estos locales a los centros educativos, explica Arrate Emaldi, psicóloga de Proyecto Hombre y corresponsable del programa de ludopatía y atención a familia y jóvenes junto al psicólogo Ernesto Esteban. «La tecnología ha facilitado que el juego sea una forma de socialización entre los jóvenes, pero cuando lo venden futbolistas o famosos, el juego responsable no existe». Proyecto Hombre lleva dos décadas trabajando con grupos de ludopatía, pero desde hace «cinco o seis años» ha cambiado el perfil del jugador y ha aumentado un 40% las atenciones: «No es que haya más casos, es que se está dando visibilidad al problema del juego y se busca más ayuda».
-¿Qué está pasando para que jugar se haya vuelto tan peligroso?
-El juego es un aspecto muy importante de la evolución humana, sobre todo en la infancia; y el juego por apuestas, que podría ser lo que antecede a un problema de ludopatía, ha habido siempre y siempre ha estado aceptado a nivel cultural como juegos de cartas, el bingo, la lotería. Sin embargo, las nuevas tecnologías han cambiado la forma de juego. Ya no es algo presencial sino que permiten el anonimato y la privacidad, es decir, ya no tenemos que dar la cara ni entrar a un sitio donde puedan verte y ser catalogado de jugador, con la connotación negativa que tiene. Esto es clave para decir que la ludopatía y las apuestas on line se están multiplicando exponencialmente.
-¿Qué hay de nuevo en las patologías que están viendo, la culpa la tiene sólo internet?
-Por supuesto que no. Mucha gente juega y no todos desarrollan esta adicción, aunque jueguen on line. Los medios tecnológicos han facilitado que el juego sea una forma de socialización entre los jóvenes. Empiezan haciendo apuestas en grupo, como el fútbol, que es donde más dinero se está moviendo con publicidad de personajes famosos y en horarios y entornos que los chavales puedan recibir esa información, y acaba formando parte de su ocio: lo peligroso es cuando acabas jugando en solitario. Eso que tenía reforzamiento positivo, de tener ocio con tu grupo de amigos, se acaba convirtiendo en un problema.
-¿Cuándo la costumbre se convierte en una señal de alarma?
-Cuando una situación de juego interfiere en algún aspecto de tu vida, ya sea en el trabajo o en las relaciones personales; cuando pasas de un euros en quinielas a apostar bastante más y no tienes capacidad de controlarte ni controlar la situación; cuando pasas más tiempo jugando y dejas de hacer las actividades que hacías. La adicción es algo progresivo, y lo que antes eran actividades importantes y placenteras, empiezan a pasar a un segundo plano.
-¿Regular la publicidad del juego resolvería algo?
-Es importante pensar que el público adolescente es el más vulnerable por su falta de madurez, por su necesidad de pertenecer a un grupo, de gustar, de ser atendido o realzar su autoestima. En ese sentido, se debería controlar la imagen de ídolos de masas como jugadores de fútbol promocionando un estilo de vida que no parece nocivo sino que además reporta ciertos beneficios: que se decida que no haya publicidad en la ropa de jugadores, que los equipos no estén relacionados con casas de apuestas y que además se regule el horario ayudaría a que no estuvieran expuestos a tanto peligro.
-¿Y qué hacemos con la paradoja de que las instituciones den licencias para abrir nuevos locales de apuestas y a la vez creen grupos de trabajo para frenar la ludopatía?
-Desde los medios o el propio Gobierno se transmite una idea de juego responsable, pero mientras haya ídolos de masas, caras conocidas en los medios de comunicación, mientras haya casas de apuestas cerca de los centros educativos, mientras esta información llegue directa y claramente a este público joven es imposible que haya juego responsable. Esto no permite el juego responsables sino que nos está incitando, y además, la impresión de que el que no juega parece que no forma parte de esta sociedad. Es importante que entendamos que el juego responsable no existe, y que sacarlo de contexto está teniendo consecuencias muy graves. Por mucho que se regulen las casas de apuestas cerca de los institutos pasará lo mismo que con el alcohol, que consiguen comprarlo e ingerirlo aunque no tengan 18 años.
-¿Por qué la sociedad está mirando tanto al juego, qué cambio social estamos viviendo que antecede a esta dinámica?
-En todos los trastornos de adicción con o sin sustancia tenemos claro que siempre es el síntoma de algo, hay algo enmascarado que hay que resolver.
-¿Y qué es ese algo?
-Mucha problemática de soledad, la mayoría están perdiendo muchas habilidades sociales, capacidad de relación y eso es algo que se tiene que dar y reforzar y es importante que se trabajen las habilidades, no sólo sociales sino en gestión de emociones. Vivimos en una sociedad ligada a valores como exigencia máxima y avanzar rápido,; ahora no hay tiempo para aburrirnos ni para tener contacto con nosotros mismos, no hay tiempo para pensar, así que cuando hay un problema en nuestro estado de ánimo lo tapamos con un trastorno adictivo, ya sea con el juego o con la adicción al trabajo, todo para no estar en contacto con lo que nos está ocurriendo.
-¿Ha cambiado el perfil del nuevo ludópata?
-De los que nos vienen a pedir ayuda, el perfil es 18 a 35 años, con un poder adquisitivo medio alto, con estudios de nivel superior, familia estructurada, trabajo estable y que caen en este problema. No podemos obviar sigue habiendo un perfil social más bajo que sigue teniendo problemáticas de juego, y otras consecuencias derivadas de delincuencia para conseguir ese dinero. Pero algo que hemos observado es que las apuestas deportivas ofrecen la oportunidad de demostrar lo que sé; es decir, si soy bueno en baloncesto o fútbol, lo demuestro con las apuestas.
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