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El médico Rafael Tejido (Reinosa, 1964) se identifica con orgullo como 'valdecillo', aunque su pasión por el hospital en el que ha desarrollado toda su carrera profesional no le impide reconocer sin tapujos los problemas que tiene que afrontar en su vuelta a la Gerencia, ... ocho años después de su etapa como director médico. Arreglar el batacazo de las listas de espera, «aumentando la cirugía de tarde», y solucionar las «exageradas demoras» de Urgencias y la larga cola para resonancia magnética son las prioridades de una agenda a la que le faltan horas al día.
–Ha tenido unos meses para hacer ese chequeo a fondo del hospital, ¿qué diagnóstico hace?
–En general, está bien. Desde el punto de vista de plantilla está muy aceptable, con un recambio generacional importante.Sigue siendo un hospital que trabaja bien y en algunas cosas seguimos siendo excelentes. Se mantiene esa sensación de querer hacer las cosas muy bien, de ser un hospital de referencia, no hemos perdido ese ADN que tiene desde el origen. Aunque tenemos problemas que resolver.
–¿Cuáles son esos problemas?
–Ha habido una política de recursos humanos inadecuada. El ejemplo más claro es lo que ha pasado con la lista de espera. Llevábamos doce años sin una oferta pública de empleo y era necesario estabilizar, pero si sacas las oposiciones de forma masiva y mal planificadas creas tensión entre los profesionales y eso tiene sus consecuencias. Además, el procedimiento de contratación es anacrónico completamente. Hay trabajos en el hospital que requieren un perfil específico y hay que crear categorías nuevas. El segundo problema es que el traslado era mejorable. Se hizo una mudanza, por las prisas políticas, pero no hubo una reflexión sobre qué hospital de futuro queríamos. Son los dos fallos que veo.
–¿Qué mejoras se podían haber hecho aprovechando ese traslado?
–Por ejemplo, el servicio de Urgencias se ha quedado pequeño y con una estructura inadecuada. La Urgencia pediátrica debiera haber estado en otro sitio. Ya en 2010 paramos la obra porque no estábamos de acuerdo con la ubicación. Y cambiamos el proyecto. Pero al final se acabó colocando ahí, se perdió una oportunidad.Se cortó esa parte de expansión que podía haber tenido el servicio de Urgencias de adultos. También nos faltan camas en las Unidades de Cuidados Intermedios. Faltó una reflexión de qué tipo de hospitalización queríamos.Si apuestas por ambulatorizar más, eso requiere hospitales de día más amplios, mejorar las salas de consultas y la hospitalización domiciliaria.
–A esto se refería en su presentación cuando dijo: «Valdecilla es un gran hospital, pero no es razonable que tengamos algunos problemas».
–Estos son los problemas estructurales más importantes. Creo que tenemos que hablar seriamente de hacia dónde queremos que vaya Valdecilla en innovación, desarrollo tecnológico y política de recursos humanos. Luego hay problemas coyunturales, como las listas de espera, las demoras en Urgencias y en pruebas diagnósticas, especialmente en resonancia, que tenemos que resolver.
–¿Qué se puede hacer en Urgencias para evitar las colas, la queja principal entre los pacientes?
–En realidad son tres urgencias.La obstétrica y ginecológica ha mejorado espectacularmente, con la apertura de la Unidad de Alta Resolución Obstétrica (Uarho) se dio un paso adelante y funciona francamente bien. La pediátrica tiene un equipo extraordinario, muy motivado. La gente tiene una enorme satisfacción de cómo se les atiende. Tenemos que mejorar el aparcamiento, eso sí. Y la urgencia de adultos es la que tiene más claroscuros. No han aumentado las urgencias en los últimos diez años (atendemos en torno a 170.000 al año), pero sí ha aumentado la complejidad. A los pacientes graves, que precisan intervención rápida, les atendemos fenomenal. Ha mejorado mucho el programa de formación y de excelencia que han hecho los adjuntos de Urgencias. El fallo claro es la atención y las demoras a las enfermedades menos graves. Es inaceptable que espere el paciente cuatro y seis horas. Son demoras exageradas. Eso lo podemos mejorar, si no hay la estructura adecuada, habrá que cambiar el modelo organizativo. No hay otra.
–¿Y en qué consistiría ese cambio?
–En establecer circuitos distintos, por ejemplo, para los pacientes de Traumatología. De otro lado, si hay mucho flujo necesitas el triaje (clasificación), pero igual si no lo hay se puede atender directamente al paciente.
–Frente a su etapa anterior en la Gerencia, ha habido un cambio que se llama Smart Hospital (Ferrovial-SIEC). ¿Qué opina de su gestión de los servicios?
–Buena. Cuando salimos de la Gerencia, en 2011, parecía que el hospital sólo se podía acabar con una colaboración público-privada. Eso es mentira. Probablemente fue la mejor fórmula, pero no la única. Después volvió a cambiar el Gobierno y parecía que nos habíamos cargado el hospital público con aquel contrato. Mentira también. La colaboración público-privada es fundamental para el hospital en general, nos da mucha potencialidad y soluciones. De hecho, la buscamos. Ferrovial está haciendo un buen servicio. La relación, operativamente, es muy cordial. Estamos coartados porque se ha judicializado mucho nuestra relación, y eso nos complica.
–Ahora que ha llegado la buena sintonía, ¿se va a traducir en algún proyecto conjunto?
–Hemos retomado problemas que había, que estaban parados y que son importantes para el hospital, como la solución del supercluster (cerebro informático). Estamos intentando mejorar la relación del día a día, pero nos están saliendo ahora todos los juicios. Vamos a empezar a pensar en proyectos conjuntos, pero es una relación que, de momento, tenemos que mejorarla y potenciarla.
–¿Qué consecuencias están teniendo esas sentencias?
–Lo de judicializar cuando podemos llegar al diálogo es negativo. Nos hemos perjudicado ambos. Estamos perdiendo las sentencias.Casi tengo ganas de que salgan todas para empezar de cero. No podemos dialogar mientras haya sentencias pendientes. Tenemos que convivir y ayudarnos.
–Ha cogido las riendas del hospital con las listas de espera disparadas.
–Sí, el resultado es malo. Y además la gente lo percibe y nos ha hecho más reclamaciones, no lo podemos negar. Y aunque no me considero responsable, lo tengo que asumir. Aunque no todas las noticias son malas: Hemos operado más de urgencia y hemos intervenido más con robótica. La gente tiene que saber que la cirugía de alta sensibilidad (oncología, cardiovascular…) la hacemos inmediatamente. El aumento responde a un problema coyuntural, no tienen ninguna responsabilidad los profesionales, lo ha hecho mal la Administración. Se ha hecho una OPE necesaria, pero mal planificada, que ha creado mucha tensión en el sistema y por eso se ha operado menos.
–¿Cuánto va a costar recuperar el nivel anterior a esta subida?
–Es un indicador que damos dos veces al año y que a veces espectacularmente lo bajamos, de enero a junio; se miente mucho. El planteamiento es bajar la lista, que ningún enfermo espere más de doce meses, y que al final de la legislatura nadie espere más de seis meses, y esos objetivos los voy a cumplir. Pero no puede ser que se discuta la lista de espera en el Parlamento, debe hacerse en el hospital. Cuando la discuten los jefes de servicio hablan de pacientes, cuando se discute en el Parlamento se habla de indicador, y a veces podemos mejorar los indicadores en contra del ciudadano. Si coges la media del año, Valdecilla tiene una lista de espera de entre 5.500 y 6.000, por debajo de esas cifras lo que se diga no es verdad.
–¿Cómo se va a atajar el problema?
–Vamos a aumentar las cirugías por la tarde. Tenemos una ocupación de los quirófanos del 70%, que es altísima, y tenemos un índice de suspensión bajísimo. Nos va a costar atajarlo. ¿Cómo? Mejorando algunas indicaciones y operando más de tarde.
–Según las declaraciones de la gerente del SCS, Celia Gómez, la solución está en «la voluntad de los profesionales». ¿No se opera más porque los médicos no quieren?
–No, lo que pasa es que nos ha cambiado la realidad, y cuando tensas mucho para mejorar la eficiencia del sistema, hay gente que te dice que no quiere hacer jornadas extraordinarias, que no quiere ganar más dinero, sino disfrutar de su vida. Yes cierto que tenemos cada vez más presión; cada vez vivimos más, operamos a gente más mayor, con patología más compleja, esto nos supera a todos. Ahora mismo nos cuesta convencer a los profesionales, pero no es porque no quieran, es porque no pueden.
–¿Qué se les va a ofrecer ahora?
–He hablado con los jefes de servicio para ver de qué manera podemos rentabilizar los quirófanos. Cada servicio es distinto, igual unos prefieren prolongar y tener un día libre, otros pedirán jornadas especiales porque no tienen plantilla suficiente si no es remunerado... si tensas el clima laboral, vamos mal. Los profesionales de Valdecilla son muy eficientes, lo único que les podemos pedir (sin perder de vista que no podemos contratar) es qué cambios podemos hacer para mejorar las cifras. Son ellos los que nos lo tienen que decir. Vamos a intentar aumentar la actividad en verano y sacar más partido a la tarde. La lista de espera la mejoran los profesionales, son ellos los que nos tienen que decir las fórmulas. Siempre han estado por la labor. Lo podemos solucionar bien, no es un momento tan grave. Confío plenamente en ellos.
–¿Ha notado que haya desmotivación? ¿Es compatible con ese compromiso del que habla?
–El otro día hicimos una jornada sobre robótica y vi entusiasmo, gente hipermotivada.Esa no es la realidad de todo el hospital, porque tenemos a la gente muy tensa. Los radiólogos, por ejemplo, no pueden más. Pero creo que en el hospital la gente sigue muy comprometida, no he percibido mucha desmotivación.
–¿Qué fortalezas tiene Valdecilla?
–Las tiene Cantabria, y Valdecilla es uno de los pivotes. Tienes un hospital de altísimo nivel, en el que hacemos cosas extraordinarias. Somos referente en Europa en cirugía robótica, en enfermedades neurológicas, en tumores urológicos. Y centro de referencia nacional en muchos más procesos, como trasplantes. El hospital ha marcado una estrategia con el Idival y el Hospital Virtual que nos ha dado más excelencia. Yluego tenemos una universidad potente. Si nos juntamos, Valdecilla es un centro de inversión, de tecnología, de innovación tremendo. Es un Silicon Valley muy difícil de encontrar en otro sitio y eso hay que aprovecharlo.
–Y de remate, ¿va a ser usted el gerente que inaugure el primer centro de terapia de protones en un hospital público en España?
–Tenemos bastantes posibilidades de que ocurra, aunque no será antes de dos o tres años. Necesitamos colaboración público-privada para desarrollar la protonterapia. La empresa se ha fijado en Valdecilla porque tenemos un gran servicio de radioterapia, con la mejor tecnología de España; tenemos espacio para acogerlo y hay mucha voluntad política. El consejero de Sanidad ya se ha reunido con la empresa.
–¿Son los protones el empujón necesario para volver a la primera línea de la sanidad española?
–Sí, es uno de los proyectos potentes, seríamos pioneros.
–Tal vez por todo lo que falta por saber de este proyecto, hay quien no se cree que esto pueda llegar.
–Yo creo que hay muchas posibilidades, pero no hay certeza, porque tiene muchos novios. Nos pasa lo mismo con la Unidad de Terapia Celular. Por eso, es sorprendente que estemos en la carrera y que a veces la ganemos, como ocurrió con la cirugía robótica.
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