¿Por qué se incendian los coches en marcha?

Los incendios en coches, al igual que en las viviendas, se deben a múltiples motivos, pero los dos más comunes y que aglutinan el 70% de los casos, son el mal estado de las tuberías por las que circula el combustible, que acaban con poros por donde se escapa la gasolina o el diésel y provocan el fuego, y por fallo eléctrico. En los coches de última generación se tiende a meter muchos componentes en el vano del motor (alojamiento que hay en el capó), que cada vez es más reducido, lo que provoca mayor calentamiento y fricción. «Cuando hacemos la hibridación del coche generamos una sobrecarga eléctrica en un espacio ya de por sí reducido. Por lo que si no hay una correcta ventilación, la batería puede provocar un incendio tras alcanzar mucha temperatura», señala Omar Castillo, gerente de Motricium en Cantabria.

El otro motivo, el de inyección por mal mantenimiento, tiene una explicación más sencilla: cuesta dinero. No mucho, unos 30 euros, pero si se pueden ahorrar... Ahora bien, la revisión del coche no es completa. Se tiende a pagar el cambio de filtro y de aceite, que aproximadamente viene a costar unos 205 euros con IVA, pero la revisión queda incompleta. «Es media hora más de trabajo, la mano de obra, porque no lleva cambio de piezas a menos que sea necesario. Y es la única solución para evitar que el coche se incendie, tener un buen mantenimiento del vehículo», explica Castillo.

Los materiales con los que están fabricados los interiores de los vehículos, como plástico o cuero, hacen que en tan solo cinco minutos, el coche se convierta en una bola de fuego. ¿Qué debo hacer si me pasa? Siempre que se pueda, parar en el arcén; subir las ventanas; apagar el motor y quitar la llave de contacto; salir del vehículo y cerrar la puerta. Cuanto menos oxígeno tenga el fuego, menos fuerza cogerá. Se trata de cortar el alimento a las llamas.

Lo ideal sería tener un extintor en el maletero y vaciarlo dentro del capó, sin necesidad de abrirlo del todo, con cinco centímetros bastaría. Y claro, con cuidado de no quemarse las manos. A partir de ahí, solo quedaría esperar.

Lo primero que hacen los bomberos cuando reciben un aviso de este tipo es identificar el tipo de vehículo, si es eléctrico –cuya llama es azul y más compleja de apagar– o de combustible. De este modo, cuando llegan al lugar del suceso ya saben cómo actuar: con agua y espuma en caso de que sea diésel o gasolina o con una manta ignífuga, especial para este tipo de incendios, que envuelve completamente el vehículo. «Con los coches eléctricos, nos asegurarnos de que no haya agua cerca. El agua y la electricidad son enemigos acérrimos. Y comprobamos que el coche no tenga magnesio, material que se emplea en los automóviles de última generación, pero que reacciona violentamente con el agua. Después, extendemos la lona y envolvemos completamente el vehículo para ahogar el incendio. Queda sin aire y va apagándose solo. Una vez retirada la manta, vertemos un poco de agua encima para refrigerar y poder guardarla», explica Fernando Castanedo, jefe del parque de bomberos del 112.

«A veces cuando llegamos al lugar del suceso nos encontramos las cuatro puertas del coche abiertas y eso lo único que hace es facilitar la evolución del incendio por el aporte de oxígeno. Tiene que estar lo más cerrado posible», señala Castanedo.