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Los 5.321 kilómetros cuadrados de Cantabria suponen poco más del uno por ciento de todo el territorio nacional (1,05%). Un dato que sirve ... para contextualizar la envergadura de otra cifra: más del 20% de la superficie quemada en toda España en 2024 por incendios forestales corresponde a Cantabria, según datos de la Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca y Alimentación del Gobierno regional. Es decir, una quinta parte de todo lo que el fuego arrasó el año pasado en el país. De media, la superficie cántabra de todo lo quemado en España es del 14% en los últimos seis años. La batalla contra el fuego y los incendiarios hace tiempo que se convirtió en una prioridad para las administraciones, que ponen sus esfuerzos en la prevención y en perseguir a aquellos que deciden dar cerillazo a los montes. Por que sí, a estas alturas, las instituciones ya apuntan a que el 99% –para dejar el beneficio de la duda– «son provocados», más allá de un puñado de casos contados con los dedos de una mano en los que el fuego arde por la caída de un rayo en la naturaleza u otras causas desconocidas.
Más datos. A lo largo de 2024, Cantabria sufrió 522 incendios forestales, 252 menos que el año anterior, con 9.767 hectáreas arrasadas (el año anterior fueron 11.689) en los montes, este último dato –el de las hectáreas– todavía provisional, ya que a posteriori se revisa el terreno quemado a través de satélites e imágenes aéreas. Pero con los números en la mano sí se pueden sacar varias conclusiones. Como que los 522 fuegos del año pasado son la cifra más baja de incendios forestales registrada en Cantabria desde 2016, cuando hubo 253, según datos de la Consejería de Desarrollo Rural. Muy lejos del pico de los últimos ejercicios con los 958 incendios y más de 12.300 hectáreas calcinadas en 2022 y los 864 fuegos y 16.169 hectáreas de 2021.
60 personas
han sido condenadas desde 2004 en la regióncomo autoras de incendios
99 por ciento
de los incendiosregistrados en Cantabria son provocados, según el Gobierno
2016 es el año
hasta el que hay que retroceder para encontrarmenos incendios que en 2024
A lo largo de los años las diferencias son evidentes en el número de focos, superficies o incluso las comarcas (aunque en la zona oriental y los valles pasiegos los fuegos son viejos conocidos), pero detrás de estas cifras también hay patrones repetidos. La temporada álgida de los incendiarios siempre coincide con el inicio de la primavera incluso antes, sobre todo entre febrero y abril, marcada por los habituales episodios de viento sur en Cantabria, que junto con la subida de temperaturas y el descenso de la humedad relativa forman el cóctel perfecto para que el fuego, incluso con varios focos desatados al tiempo, se propague en cuestión de minutos por los montes.
La Administración tiene los ojos puestos en cada rincón e intenta pillar in fraganti a los incendiarios, una tarea que se torna difícil y que pocas veces se salda con detenidos. Pero la forma en la que estos delincuentes actúan está cada vez más estudiada. Un informe difundido por el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil de Cantabria apunta a que el modus operandi más habitual es el de prender una llama directa sobre el combustible a través de un dispositivo de retardo (mecha) y esperar a que este haga el trabajo. La siguiente imagen es de sobra conocida: montes con grandes columnas de fuego y operativos del Gobierno regional y Guardia Civil trabajando a destajo en los montes.
Los incendiarios y la noche son grandes amigos para evitar ser vistos, lo que dificulta aún más pillarlos con las manos en la masa. Apenas unos pocos de ellos acaban localizados, investigados y sancionados por la Justicia. Entre 2022 y 2024, la Guardia Civil identificó a 50 personas como presuntos autores de incendios forestales. De todos, solo 9 acabaron condenados por los hechos. Con una mirada más amplia, el panorama es similar, ya que el problema viene de largo. Entre 2004 y 2022, la Justicia condenó en Cantabria a 51 personas por quemar los montes, según los datos del Instituto Cántabro de Estadística (Icane) y del ministerio de Justicia e Interior. Con la suma de ambas cifras el resultado son apenas 60 incendiarios condenados en las dos últimas décadas. De ahí también, la insistencia en la petición de colaboración ciudadana para dar con ellos.
No todos los municipios de Cantabria tienen problemas con los incendios. De hecho, muchos no registraron ningún fuego en 2024, pero en el otro extremo están los pocos que concentran la gran mayoría de incendios. En concreto, el 30% de los fuegos se concentraron en Cabuérniga (52 incendios), Selaya (38), Vega de Pas (37) y Rionansa (32). Y si se agregan a la lista San Roque de Riomiera, Soba, Luena y Argoños, estos municipios en su conjunto sufrieron más de la mitad de los focos desatados en Cantabria a lo largo de 2024.
Con esta coyuntura, el Gobierno de Cantabria, a través de la Consejería de Desarrollo Rural, puso en marcha el Plan Anual de Incendios Forestales de Cantabria para 2025 con una inversión de 8,4 millones de euros que pretende «reducir al mínimo» los daños ecológicos, económicos y sociales de los incendios. En el horizonte, el objetivo de conseguir reducir en este 2025 el porcentaje de incendios forestales que quedan en conato –en una superficie inferior a una hectárea– por encima de la media de los últimos años, que alcanza el 27,6%. Y es que la mayor parte de incendios en Cantabria no suele superar las 25 hectáreas, aunque en los últimos años sí se han contabilizado tres grandes fuegos, de más de 500 hectáreas, que afectaron a una superficie de más de 2.000, todos ellos entre 2018 y 2022. Y entre 2004 y 2022, ardieron en Cantabria 150.763 hectáreas de monte, que sumadas a las últimas cifras disponibles hasta el año pasado dan un total de más de 170.000 hectáreas arrasadas por el fuego en la última década.
En plena época de incendios forestales con la primavera a punto de brotar, Cantabria ha estrenado año con 221 incendios forestales provocados en dos meses, entre enero (77) y febrero (144), y más de 2.590 hectáreas arrasadas por el fuego, según los datos provisionales que maneja la Consejería de Desarrollo Rural del Gobierno de Cantabria. Este miércoles, la región amaneció con un incendio en la collada de Carmona, en Cabuérniga, y registró hasta ocho fuegos, todos de pequeño tamaño, a lo largo de la jornada. Así, el Gobierno regional activó el nivel 2 del operativo contra incendios forestales e hizo un llamamiento a vigilar las restricciones por la llegada del viento sur. Al cierre de esta edición, la región tenía dos fuegos activos, ambos controlados, en los Pozos de Noja (Miera) y Bostronizo (Arenas de Iguña).
Cabe recordar que el Gobierno regional, a través del Plan Estratégico de Prevención y Lucha contra Incendios Forestales de Cantabria 2023-2027, señala las épocas de especial peligro por incendios en dos franjas: entre el 1 de febrero y el 30 de abril para todas las comarcas y del 1 de agosto y el 15 de octubre para las de Liébana, Campoo y Los Valles, sin descartar que estos periodos puedan alargarse, acortarse o aparecer otras según el año.
Además, dentro de las medidas del plan de prevención trazado, el Ejecutivo regional recuerda que cabe la posibilidad de solicitar autorizaciones preceptivas para utilizar cualquier tipo de fuego necesario, tanto en suelo urbano como terrenos rústicos, y así evitar estos fuegos provocados y habitualmente relacionados con los trabajos de los ganaderos para evitar zonas de matorral y la regeneración del pasto en los montes.
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