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Paseo de Colón de Barcelona en los años veinte, con la estatua del marqués en primer término. DM
La incómoda memoria colonial de Barcelona

La incómoda memoria colonial de Barcelona

En el proceso de retirada de la estatua del marqués de Comillas se ignoraron opiniones autorizadas como las de Paul Preston o Julian Bonder

Luis Sazatornil ruiz

Santander

Domingo, 15 de abril 2018, 09:57

En 1884 se inauguraba en un extremo del paseo de Colón en Barcelona el monumento a Antonio López, costeado por los «admiradores del genio, talento, virtudes y hechos extraordinarios del ilustre patricio». La plaza, que también cambió su nombre por el del indiano ... de origen cántabro, ha albergado durante casi 135 años el monumento al marqués de Comillas, entre relieves alegóricos sobre sus empresas, metáforas del progreso y los escudos de Barcelona, Santander, Cuba y Filipinas. Entre esos «admiradores», que integraban la comisión ejecutiva que gestionó y financió el monumento, se encuentran hasta veinticuatro notables de Barcelona, presididos por el mismísimo Manuel Girona, socio del marqués en varias empresas, alcalde de Barcelona y comisario regio de la Exposición Universal de 1888. Todo el proceso y sus actores se encuentran ampliamente documentados, con el proyecto de Venancio Vallmitjana para la estatua en bronce (sustituida tras la guerra civil por una en piedra de Frederic Marès) y el pedestal de José O. Mestres, arquitecto de la catedral de Barcelona y del Liceo y protegido de los marqueses, para quienes diseñará, entre otras obras, su nueva casa en el muelle de Santander (actual sede central del Banco de Santander).

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