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Cantabria es un buen lugar para vivir si se pertenece a la clase media o media alta. Los vecinos de la comunidad gozan de una muy buena calidad sanitaria, educativa, medioambiental y laboral -aunque los sueldos continúan siendo más bajos que la media nacional-. ... Tanto es así que el llamado Índice de Progreso Social de la Comisión Europea coloca a la región bastante por encima de la media del continente en todos estos valores, y en el séptimo puesto de un ranking nacional que lideran los vecinos del País Vasco y La Rioja.
La cara oscura de esta clasificación -que ha elaborado con datos de este año la institución futuro Think Tank Independiente- es que relega a la región a la cola nacional en capacidad de cubrir las necesidades básicas de la población más vulnerable. El estudio se refiere a la dificultad que tienen muchas familias para hacer la compra en el supermercado, para recibir atención sanitaria esencial o para acceder a una vivienda digna.
Los expertos lo recalcan una y otra vez: las sucesivas crisis, especialmente la financiera de 2008 y la derivada de la pandemia, no han hecho más que acentuar el abismo que separa cada vez más a ricos de pobres. «El capitalismo más feroz está provocando que en Europa y el mundo la polarización entre riqueza y pobreza sea cada vez mayor. A este paso el mundo acabará convertido en un 'apartheid' a escala planetaria», advierte Pedro Reques, catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Cantabria (UC).
Pedro Reques
Catedrático de Geografía Humana
Cuando se desciende al detalle a partir de esa foto general, se obtienen realidades como la cántabra, donde convive una situación vital privilegiada para los valores de los que gozan las sociedades más avanzadas -los que tienen que ver con la libertad, la inclusión social y la educación superior-; pero donde también el pasado año la ONG Cáritas destinó más de 400.000 euros a cubrir las necesidades esenciales de más de 4.000 personas.
Son realidades que se han hecho más patentes en episodios recientes, como cuando tras la pandemia y con los problemas económicos que trajeron las restricciones fueron muchas las familias que acudieron en masa a pedir ayuda al banco de alimentos.
«Es algo que está ahí, que parece que no existe pero que sí está ahí», cuenta Rodrigo Pérez, coordinador de Cáritas, que por otro lado destaca que la región «no se encuentra entre las que peores condiciones presentan a nivel nacional en estos servicios. No al menos según nuestros informes con la experiencia de lo que trabajamos en el día a día», matiza para rebatir lo que plantea el informe de la Comisión, donde se analiza el desarrollo social y la calidad de vida de cualquier región europea yendo más allá del Producto Interior Bruto (PIB).
Rodrigo Pérez
Cáritas
El informe de Thnik Tank Independiente separa los medidores en tres segmentos. Un primero llamado de necesidades básicas, en el que entra la capacidad de llevar alimentos a la mesa todos los días, o la posibilidad de recibir una asistencia sanitaria digna... el acceso al agua y a un entorno saneado, a la vivienda o a la seguridad ciudadana. Es en este apartado donde Cantabria suspende, liderando la cola nacional sólo por detrás de Andalucía o Canarias.
«Es cierto que hay elementos aquí como el acceso a la vivienda que pueden empeorar mucho el resultado de este medidor», opina el coordinador de Cáritas. «Nos encontramos cada vez más familias que tienen mucha dificultad para acceder a una vivienda porque los precios se están disparando». Además, las familias con recursos mínimos están siendo más castigadas por la inflación, que ha mermado la calidad de la dieta. «Nosotros ayudamos con tarjetas monedero y otras alternativas para que hagan gasto en esto. Y es que los alimentos menos saludables son también los más baratos, por norma general», opina Rodrigo Pérez.
El panorama cambia cuando se habla del segundo punto, el que valora la educación básica, la información y las comunicaciones, la salud o la calidad medioambiental del entorno. Ahí Cantabria manda. Está en el segundo puesto del ranking nacional, sólo por detrás de País Vasco, y muy por encima de la media europea. Pero donde la victoria regional resulta incontestable es en el último de los medidores, el que catalogan como 'Oportunidades', y que destaca la confianza y la gobernanza, la libertad y la capacidad de elección, la sociedad inclusiva y la educación superior. La región gana esta partida y además por goleada; porque el segundo puesto, con mucha menos puntuación, le corresponde al País Vasco.
«La nuestra es la primera región española en 'creación de condiciones para que todos los individuos alcancen su máximo potencial'; cosa diferente es que algunos lo desarrollen fuera del solar montañés», destaca Reques sobre la oportunidad perdida por una región con una cantera inigualable de talento profesional que se pierde por la fuga de cerebros. Aunque con ello no pretende restar valor a la posición regional la tabla: «En Cantabria siempre ha pesado y ha importado más el bienestar social que el económico. Es algo que me parece correcto y que no sucede en todas las regiones», insiste el experto para reafirmar que esta región tiene cuentas pendientes pero es un buen lugar para vivir.
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