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Jara Martínez, en la sede de la Demarcación de Cantabria del Colegio de Caminos, Canales y Puertos. Roberto Ruiz
«La ingeniería, sin duda, está en el centro de la adaptación al cambio climático»
Jara Martínez, decana del Colegio de Ingenieros de Caminos

«La ingeniería, sin duda, está en el centro de la adaptación al cambio climático»

Las administraciones han de entender que «hay que invertir en buena ingeniería desde fases iniciales», defiende Jara Martínez, recién nombrada al frente de la Demarcación de Cantabria del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos

Mada Martínez

Santander

Lunes, 5 de agosto 2024, 07:28

La adolescencia de Jara Martínez (Santander, 1979) coincidió con un «increíble» despegue de las infraestructuras en España. La construcción de viaductos, túneles y rutas ferroviarias aparecía con frecuencia en los periódicos, en la televisión. «Fuimos testigos de primera mano del desarrollo del tren de alta velocidad y de un montón de infraestructuras y obras públicas. Éramos muy conscientes de su importancia, de cómo transformaban nuestro país y nos acercaban a Europa. Creo que eso me motivó a unirme a este colectivo, me pareció una forma muy bonita de aportar a la sociedad», dice la nueva decana de la Demarcación en Cantabria del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, dispuesta a reivindicar la importancia de la «buena ingeniería», muchas veces invisible, pero siempre necesaria para asuntos tan cotidianos como abrir un grifo y que salga agua potable.

Formada en la Universidad de Cantabria, doctora en Ciencias y Tecnologías para la Gestión de la Costa y con más de dos décadas a sus espaldas de experiencia en ingeniería y en la gestión de las cosas –buena parte en el IHCantabria–, Martínez y su equipo han sido elegidos como portavoces de la ingeniería de Caminos en Cantabria y ahora tienen dos años por delante para desplegar su programa. Quieren alimentar nuevas vocaciones; señalar y corregir los socavones que comprometen la calidad de los proyectos –«tenemos que garantizar que las ofertas técnicas cumplen unos mínimos y, para eso, la oferta económica tiene que ser adecuada»–, y trasladar a la sociedad una imagen completa del ingeniero, más allá del casco de obra. El presente, dice Martínez, la primera mujer al frente de la Demarcación cántabra, es suyo. «Estamos en muchos frentes».

–¿Qué medidas quiere que marquen su mandato?

–La palabra que quiero destacar es la comunicación. Tenemos que comunicar más a distintos niveles: con la Administración pública, que es nuestro interlocutor preferente, ya que la mayoría de nosotros trabajamos en o para ella; con la sociedad y, además, enfocarnos en los jóvenes. Así como yo pertenezco a una generación que vivió todo ese boom del desarrollo de infraestructuras, llevamos unos años con una pequeña crisis de vocaciones. Parece que la situación está mejorando, pero hay que hacer más comunicación hacia la sociedad y los jóvenes para promover vocaciones.

–Tras el bajón por la crisis de 2008, parece que se estabilizan las solicitudes en la Escuela de Caminos de la Universidad de Cantabria.

–Hay que tirar de los jóvenes y ahí tenemos un aliado indiscutible que es la Escuela. José Luis Moura, que fue su director y es una persona muy activa, pertenece a la Junta rectora. Con la Escuela debemos hacer más por llegar a los jóvenes, chicos y chicas, porque aún hay un desequilibrio de género en las vocaciones.

–Acercarse a la sociedad a través de la divulgación es una máxima para usted y su equipo.

–Más que divulgación científica, hablaría de poner en valor la profesión. Tenemos que divulgar el valor añadido que aportamos a la sociedad. Hay generaciones que han sido muy conscientes de lo que es vivir en un país con carencia de infraestructuras, muy conscientes de la importancia de la ingeniería civil y la obra pública. Ahora, las generaciones nuevas han nacido en un país dotado de muy buenas infraestructuras y, muchas veces, las dan por sentadas; no se ve que detrás de un gesto tan cotidiano como abrir un grifo hay un gran alarde técnico. Hay que ponerlo en valor, darse cuenta de la inversión que supone y del papel de la buena ingeniería.

–Quizá, todavía, la imagen del ingeniero sigue fuerte y únicamente ligada a la construcción.

–Y antes de la construcción hay una fase de planificación estratégica y de diseño donde los ingenieros somos el colectivo fundamental. Y posteriormente, también hay una serie de actividades de mantenimiento y de adaptación de las infraestructuras a las nuevas realidades, como el cambio climático, donde los ingenieros somos los principales actores. Y el objetivo es siempre que sean las mejores y se utilicen para ello los mínimos recursos.

–Menciona el cambio climático. ¿Qué dice aquí la ingeniería?

–La ingeniería, sin duda, está en el centro de la adaptación al cambio climático. Hay una cita de James P. Bruce que dice: «Si el cambio climático es el tiburón, entonces el agua son los dientes». Y en términos de agua, los ingenieros de caminos somos la profesión competente; lo somos para todo lo que sea gestión, y no solo en términos de abastecimiento, sino también en relación a las amenazas que supone el agua: un ascenso del nivel del mar imparable por efecto del calentamiento global, por lo que las infraestructuras costeras y los ecosistemas van a verse amenazados. Para esa adaptación al cambio climático en las costas y cuencas de los ríos, la ingeniería civil es fundamental.

–¿Qué propuestas quieren trasladar a la Administración en materia de transporte ferroviario?

–En ese retrato que he hecho sobre una España con infraestructuras modernas, quizá en Cantabria tenemos la asignatura pendiente de la infraestructura ferroviaria; tenemos de muy alta calidad en otros ámbitos, pero en términos ferroviarios es necesario mejorar la conexión, tanto de este a oeste, con Europa; como hacia el sur, hacia la Meseta. El trabajo que hay que hacer es técnico, lo tienen que hacer los ingenieros, los compañeros, y desde la Junta lo que podemos hacer es garantizar que desarrollen su labor en las condiciones adecuadas y apoyarles en la defensa de la profesión.

Y es cierto que, después de la cisis de 2008, el sector de la construcción se está recuperando, pero el colectivo de los ingenieros de caminos se ha quedado tocado. Tenemos la percepción de que, en términos de honorarios, muchas veces se está jugando a la baja y eso puede llegar a comprometer la calidad de la infraestructura final: si subastamos al mejor postor el trabajo intelectual que supone todo el diseño y planificación del ingeniero, al final perdemos todos, va a suponer más costes en la construcción, más imprevistos. Tenemos que hacer un esfuerzo para hacer entender a las administraciones que hay que invertir en buena ingeniería desde las fases iniciales, con estudios de alternativas o proyectos básicos, para tener las infraestructuras que merecemos. Invertir antes en ingeniería significa menos costes a posteriori.

Las frases

  • Calidad de los proyectos «Si se subasta al mejor postor el trabajo intelectual de la ingeniería, vamos a perder todos»

  • Visibilizar la ingeniería «Detrás de un gesto tan cotidiano como abrir un grifo hay un gran alarde técnico»

–Túneles, autopistas, aeropuertos... grandes obras a las que a veces les negamos la creatividad.

–Tenemos que ser extremadamente creativos, pero sucede que cuando hacemos bien nuestro trabajo invisibilizamos conscientemente la infraestructura; se oculta a la vista. Eso no quiere decir que no sea compleja, rica y que requiera muchísima creatividad en su diseño y conceptualización. Es un trabajo nada sistemático, cada proyecto es único y debe serlo. Creo que la formación es lo que distingue a los ingenieros españoles de otros profesionales: es completísima y por eso exportamos tanta ingeniería.

–¿Cantabria es una comunidad donde los ingenieros e ingenieras pueden desarrollarse profesionalmente?

–En Cantabria se puede trabajar. Tenemos una Escuela con una tradición larga, somos productores de ingenieros. Quizá Cantabria no ha podido absorberlos todos, pero sí es una región donde se trabaja muy bien, también hacia el resto del mundo. Este cambio de paradigma –el teletrabajo– va a permitir que más ingenieros trabajen desde Cantabria en proyectos en todo el mundo.

–Ejemplo de ello puede ser el Instituto de Hidráulica (IH Cantabria), que tan bien conoce.

–El instituto es un modelo que muestra cómo desde Cantabria se puede hacer ingeniería de muy alto nivel en términos de innovación para todo el mundo. Pero la ingeniería no solo se da a nivel académico o científico, sino que en Cantabria también tenemos ingenierías consultoras, que trabajan para todo el mundo. Hay muchas y muy destacables.

–La inteligencia artificial (IA) es ahora mismo un asunto omnipresente. ¿De qué modo es esta tecnología disruptiva para la ingeniería de Caminos?

–Los ingenieros nos caracterizamos por utilizar todas las herramientas disponibles para llevar a cabo nuestro trabajo lo mejor posible. Siempre lo hemos hecho y la IA es una nueva herramienta con la que tenemos que contar, explotarla al máximo, como hemos hecho antes.

–Cite un par de obras que sean ejemplo de buena ingeniería en Cantabria y que sea preciso conocer.

–Voy a empezar con algo que quizá pueda sorprender: hablamos mucho de infraestructuras de hormigón, de acero, pero cada vez los ingenieros y, sobre todo, los de costas como yo, hablamos más de medidas basadas en la naturaleza. Y querría destacar en Cantabria las playas como infraestructuras de protección frente al oleaje. La bahía de Santander no sería tal sin El Puntal, que es un elemento natural que ofrece protección a todo el entorno, y que realmente es el dique del puerto de Santander. Los ingenieros también trabajamos a ese nivel, entendiendo cómo trabaja la naturaleza. Utilizamos soluciones, cada vez más, basadas en la naturaleza para hacer ingeniería.

Y voy a seguir con la autovía que nos conecta con la meseta. Es un gran hito. Quienes fuimos niños en las décadas de 1980 y 1990, recordamos lo que era atravesar el centro urbano de Torrelavega para llegar a Aguilar de Campoo. Esos viaductos, esos túneles que se han construido para llevar a cabo esa gran obra me parece que son muy destacables.

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