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El ingeniero que ansía ser presidente
Perfil | Pablo Zuloaga

El ingeniero que ansía ser presidente

«El PSOE es un Ferrari, solo necesita un buen piloto». Con esa frase se presentó al Congreso de 2017 en el que desalojó a Eva Díaz Tezanos. Una herida aún sin cerrar

Domingo, 9 de febrero 2025, 07:41

Corría el año 1997 y un adolescente Pablo Zuloaga dedicaba su tiempo libre al voluntariado social con las Operarias Misioneras de Cazoña. Poco se podía imaginar aquel santanderino de 16 años que algún día sería alcalde de Bezana, que destronaría a toda una dinastía socialista provocando una profunda escisión en el PSOE, que llegaría a vicepresidente del Gobierno de Cantabria y que, ya al final, se enfrentaría por el poder con el amigo con el que dio sus primeros pasos en política. Todo eso en los siguientes 30 años.

Casado y padre de tres hijos (Pablo, Valentina y Carmen), Zuloaga coqueteó un breve tiempo con la empresa privada antes de arrojarse, definitivamente, a los brazos de la política y la vida pública. Ingeniero técnico de Obras Públicas por la UC –al igual que su mujer, Beatriz–, su curriculum arranca con un año como adjunto al jefe de obras en Ascán y con varias entradas y salidas en la promotora vizcaína Urman Norte. Fue en aquellos años cuando estrenaba su carné de militante del PSOE en las Juventudes del partido, llegando incluso a ser secretario general de ellas en Santa Cruz de Bezana desde 2003. Allí coincidió desde el primer momento con Pedro Casares. Eran años de empaparse de socialismo recorriendo agrupaciones locales y fiestas de pueblos. El exalcalde de Val de San Vicente y exsenador Miguel Ángel González Vega todavía recuerda cuando les llevaba a ambos en su propio coche a la romería de San Pedro en Tresviso, entre otras. «Ya entonces tenía muchas aspiraciones políticas. Estaba muy metido en el partido», destaca. De hecho, se puede ver a un joven Zuloaga en los carteles de la campaña que Lola Gorostiaga puso en marcha en el verano de 2004 para informar de su gestión tras su primer año como vicepresidenta del Gobierno de Cantabria.

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El estreno de Zuloaga en un cargo designado por el partido fue, precisamente, como jefe de gabinete del regidor de Val de San Vicente. Allí estuvo durante casi cinco años entre 2010 y 2015. Primero, con González Vega –que ahora apoya la candidatura de Casares– y, después, con Roberto Escobedo, que le sigue fiel en su intento por sumar su tercer mandato al frente del PSOE.

Amante del surf y fan de las películas de Star Wars y de Tarantino, Zuloaga perdió la inocencia política en Unquera en 2007. Su amigo Pedro Casares, aupado por Gorostiaga, entonces secretaria general del PSOE y vicepresidenta del Gobierno, se postuló como líder de las Juventudes Socialistas. Pero sufrió una dura derrota ante Antonio Bezanilla. «Se nos quedó cara de teletubbies», reconoció él mismo en aquellas fechas. Pero a pesar de la derrota de la candidatura por la que había trabajado, no quedaba mucho tiempo para que Pablo se sentara en la mesa con los mayores.

Las claves

Inicios

Fue alcalde de Bezana sin ganar las elecciones con un pacto a la portuguesa

Gobierno

Su vicepresidencia estuvo condicionada por la gestión de la pandemia

Aspiraciones

Intentó ir a Madrid como senador, pero era incompatible con ser diputado

Fue en 2012 cuando Eva Díaz Tezanos le invitó a ser miembro de su Ejecutiva regional, sin saber, claro, que en menos de cinco años él la despojaría de su silla.

Pero el gran salto político de Zuloaga llega en las elecciones de 2015. A pesar del batacazo del PP en Bezana, el nuevo candidato socialista no consigue sumar más concejales a los cuatro que el PSOE ya tenía en el Ayuntamiento. Pierde las elecciones, pero el PP está débil y Pablo decide pedir ayuda a la Ejecutiva de Eva Díaz Tezanos. Fue Ramón Ruiz, a la postre consejero de Educación purgado por el propio Zuloaga solo dos años después, el que consigue tras duras negociaciones un 'pacto a la portuguesa' para que el joven concejal gobierne con la ayuda de PRC, ADVI y Ganemos-IU.

En ese escenario, irrumpe en la política nacional la figura de Pedro Sánchez, clave para explicar el fulgurante ascenso de Zuloaga. Los sanchistas, liderados por Casares, se enfrentaron en 2017 a Eva Díaz Tezanos, a quien la neutralidad en un momento de guerra abierta en el partido le pasó factura. «El PSOE es un Ferrari, solo necesita un buen piloto», fue la frase con la que Zuloaga se presentó como candidato. En aquel momento, el partido tenía en Cantabria 2.800 militantes. Hoy supera por poco los 2.700. Aquellas declaraciones causaron mucha sorpresa entre sus compañeros de la dirección regional. «Lleva muchos años en la Ejecutiva y nunca mostró su descontento o reticencias por la gestión del partido. Aprobaba todo sin mostrar desacuerdo», explicaban.

Tras romper un pacto con los 'tezanistas' para presentar una candidatura conjunta, Zuloaga gana y decide purgar al PSOE histórico, incluso con cambios traumáticos en el Gobierno en plena legislatura que obligan a intervenir a Miguel Ángel Revilla para asegurar la estabilidad del Ejecutivo. Una depuración que le ha perseguido en sus dos mandatos y que ahora juega en su contra en su pugna con Casares.

Después de aquello llegaron los mejores años para Zuloaga. Cambió Bezana por la Delegación del Gobierno para tener más visibilidad mediática, y apostó fuerte por lanzar su imagen en redes sociales con vídeos en los que aparecía surfeando, comiendo sobaos, tomándose un helado o bailando.

Su etapa como vicepresidente del Ejecutivo regional estuvo marcada por la gestión del covid, que condicionó todas las políticas que podía tener en la cabeza para poner en marcha. Al final, la caída del PRC le dejó sin aliado para repetir una segunda legislatura e intentó ir a Madrid como senador, pero era incompatible con su escaño de diputado. Ahora aspira a un tercer mandato contra aquel chaval con el que llegó a Juventudes y con el que defendió el sanchismo en Cantabria cuando nadie más lo hacía.

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