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Su 'modus operandi' es el siguiente. Llegan al establecimiento y se dirigen al empleado que encuentran en primer lugar. Le preguntan si el registro del control horario se realiza de manera electrónica o manual y, en el segundo caso, solicitan el formulario de papel en ... el que se recogen las horas de entrada y de salida de todos los trabajadores. Lo revisan detenidamente. Y solicitan el contrato del personal para asegurarse que las horas coinciden en ambos documentos. «No lo teníamos aquí, así que quedamos en enviárselo por correo a la dirección que nos indicó», explica un hostelero de Peña Herbosa (Santander) que prefiere mantener su anonimato. El encuentro se produjo hace un par de semanas y, de momento, no saben más del asunto. Enviaron el papeleo solicitado y ahora es Inspección de Trabajo quien debe actuar. «Es una faena porque nuestros horarios son flexibles. Si un día hay mucho trabajo, te tienes que quedar. Las horas se pagan o se cuadran después».
Los hosteleros de la zona tienen la mosca detrás de la oreja. Aunque las inspecciones se han realizado, de momento, en pocos establecimientos, saben que tarde o temprano les tocará a todos. «Parece que lo hacen para volvernos locos. Esto no es una oficina, no hay una hora de entrada y otra de salida», comenta uno de ellos, que prefiere no desvelar su nombre «por si les da por venir a verme». «Si creo que un día va a haber mucho trabajo, le digo a un par de empleados que vengan unas horas antes. Eso después se paga. Funcionábamos bien sin esta medida, que solo nos hace perder el tiempo haciendo cálculos todo el día para anotar las horas. Pero bueno, es una ley y hay que cumplirla».
Al gerente de la de Asociación de Comerciantes del Casco Viejo de Santander, Agustín Ordejón, ya le han informado de este tipo de visitas algunos socios de la entidad. Especialmente, los relacionados con el sector de la hostelería. «Sí se están moviendo, pero de momento no sancionan. La mayoría están informando sobre cómo se debe realizar el control horario y advirtiendo de que es ilegal no hacerlo». Ordejón no tiene constancia de que se haya multado a nadie. «Ahora están avisando, pero igual vuelven al cabo de unas semanas y, si ven que hay algo que no les cuadra, ya multan. Pero de entrada, no».
Aunque bares y restaurantes pertenecen al sector más vigilado por los inspectores de trabajo, el presidente de la Asociación de Hostelería, Ángel Cuevas, asegura que ninguno de sus socios le ha comunicado que se haya realizado este tipo de visita en sus locales. «Ninguno nos ha dicho nada, aunque hay muchos que todavía no dominan el tema y que nos hacen muchas consultas». Desde su entidad, están organizando charlas en varios puntos de la región para aclarar las dudas. «La hostelería es un sector con horarios muy flexibles y algunos están preocupados por no saber cómo organizar el asunto del control horario. Mientras no se superen el máximo de horas extra permitidas por ley en un año (80) y se paguen, no hay ningún tipo de problema. Si un día un trabajador tiene que trabajar horas de más por la circunstancia que sea, es tan sencillo como cuadrarlo, devolver las horas o pagarlas».
Agustín Ordejón | Comerciantes Casco Viejo
Ángel Cuevas | Asociación de Hostelería
El secretario general de Coercan, Gonzalo Cayón, tiene la impresión de que estas inspecciones, por el momento, solo se están realizando en el sector de la hostelería y no han dado el salto a los comercios. «Quizá se realizan por un motivo concreto, como alguna denuncia de un antiguo trabajador por incumplimiento de horario». Considera que, si los inspectores de trabajo han puesto el punto de mira en la restauración, puede deberse a que es el sector donde se percibe mayor «descontrol de horas». «No todos, claro».
Las inspecciones comenzaron a mediados de mayo, aunque no siguen un patrón concreto. Aunque varios bares y restaurantes del centro de Santander han recibido las pertinentes visitas, de momento son minoría y no han recibido ninguna sanción. Pero todos los de alrededor están alerta. «Me parece una pasada lo que están haciendo. Bastantes cosas tienen los pequeños comerciantes para sumarles esto», se lamenta la presidenta de Mujeres Empresarias, Eva Fernández. Afirma que no es fácil llevarlo al día y dedicar, cada jornada, un rato a cuadrar horas y minutos. «Si quieren sancionar, al final van a encontrar la manera de hacerlo. Cada vez están poniendo más trámites burocráticos que solo sirven para complicarnos las cosas». Aunque reconoce que ninguna de sus socias ha sido inspeccionada, «no dudo que pronto empezarán a dar sustos».
Eva Fernández | Mujeres Empresarias
Gonzalo Cayón | Coercán
El pequeño comercio trabaja en confianza. Si un empleado tiene que salir a hacer un recado o llega una hora tarde al puesto porque tiene cita con el médico «no pasa nada en absoluto». El presidente de la Asociación de Pequeños y Medianos Empresarios, Comerciantes y Autónomos de Cantabria, Miguel Rincón, lo explica así. «Me parece que lo que hacen es generar más conflictividad laboral en el sector minorista». El control horario provoca problemas «por diferencias de cinco minutos». Según el autónomo torrelaveguense, esta medida tiene afán recaudatorio y, aunque se ponga en marcha, los inspectores encontrarán errores «y llegarán las sanciones». En su peluquería se trabajan 38,5 horas a la semana, lo que marca el convenio. «A veces te vas antes porque tienes un compromiso y otras veces te quedas media hora más porque se acerca la hora de cerrar y quedan dos señoras a medio peinar». Rincón lo tiene muy claro: «Quien quiera falsearlo, lo hará igualmente. Estamos aterrorizados porque no tardarán en llegar a todos los comercios».
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